De la Benedetta, para Ely

Va pasando el tiempo y a uno le van quedando promesas en el tintero digital. Pero, como le decía a Ely, hija de mi prima tercera y prima cuarta de mi hija (por el lado de los Vaieretti) esto de escribir en genealógico se ha tornado errático y extremadamente dependiente del estado de ánimo, más que de la información.
Ely me recuerda que en algún momento prometí escribir un post sobre la Nona Benedetta.  Así que, nobleza obliga, aquí va este intento de honrar la palabra.
Para los Vaieretti, la Nona Benedetta es el equivalente al soprannome Buneva o al dan da lan le mort del can del lado Giuliano de la familia, las orejas raras de los Boullón o el gesto adusto de los Pereira.

Así como un día nos dimos cuenta de que, para determinar si entre Giulianos eramos parientes, lo que había que hacer era preguntar si alguna vez el presunto pariente Giuliano había escuchado la palabra Buneva u oído cantar aquella filastrocca, del lado Vaieretti comprobé que había que mencionar a Benedetta, cual santo y seña, para que el otro te reconociera como pariente.

La Benedetta representa un hito genealógico comparable a los urbanísticos. Así como uno se referencia en el centro de la Ciudad de Buenos Aires diciendo, a cuántas cuadras del Obelisco vivís... en el caso de los Vaieretti tenés que decir, a cuántos parientes de la Benedetta estás ubicado en el árbol...

En mi caso, la Benedetta fue, además, una gran sorpresa. Mi mamá siempre hablaba de la Nona Benedetta llamándola Tía Benedetta y, a su hermana, la Meneguina. Deducción lógica: como ellas no eran hermanas de mi abuela Maria Vaieretti (de eso estábamos, yo y mi madre, bien seguras), la Benedetta y la Meneguina debían ser hermanas de mi bisabuelo Gerónimo. Tema resuelto, no?
No.

Con el tiempo y con el aporte de esos familiares que pasan por la vida de uno cual estrellas fugaces que iluminan el firmamento para luego desaparecer, pudimos descubrir que la Nona - Tía Benedetta y su hermana, la Meneguina, no eran hermanas de mi bisabuelo Gerónimo, sino sus sobrinas. Este descubrimiento generó una gran conmoción microfamiliar, habida cuenta de que la Benedetta, en el registro mental actual de mi madre, era mayor que mi bisabuelo Gerónimo.
Fue entonces también que descubrimos que mi bisabuelo Gerónimo había tenido un hermano más de 10 años mayor que él: Luigi.  Luigi es el padre de nuestra Benedetta, la más pequeña de los tres hijos que Luigi tuvo con la abuelita Tavelli: Félix, el mayor; la Meneguina (Domenica) en el medio, y Benita (la Benedetta), la menor.
A partir de ese descubrimiento tuvimos que ponernos a reordenar nuestra constelación familiar. Pero eso no cambió en nada la entidad de la Benedetta, que, en el recuerdo de los Vaieretti de mi edad, o mayores, sigue grabada a fuego como la Nonabesadora empedernida de los niños pequeños en la familia, según descripción de los Vaieretti que tenemos hoy viviendo en el Sur de nuestro país... Este relato (la propia Benedetta en verdad) continúa manteniendo unida la familia.

Al decir de mi madre (que, para más dato, era ahijada de bautismo de la Benedetta) ella era como una madraza, al mejor estilo gran gallina, que extendía sus alas y daba cobijo a todos los polluelos a su alrededor... La Benedetta es sinónimo de familia unita, pero en un sentido más que activo y comprometido con la causa de la unidad... Con el tiempo, toda una manzana en Montes de Oca pasó a estar ocupada por los Vaieretti (la cuadra de los Vaieretti), que vivían uno al lado de otro, con sus esposas e hijos, bajo la protección de la Benedetta que, con gran alegría y excelente disposición de ánimo lograba concentrar a la familia conviviendo en armonía y paz.

Tiempo antes, cuando su hermano Félix fallece y deja viuda a mi bisabuela Domenica Palmero, mi bisabuelo Gerónimo casa con ella. Así, Gerónimo, además de ser tío de la Benedetta, se transforma en su cuñado, tiempito después de que la Meneguina se casara con el Micheloni que dio lugar a la familia de Mendoza... Con el tiempo, esta rama de la familia volvió a unirse gracias al matrimonio de Anita Micheloni, hija de la Meneguina, con su primo Fidel Luis Vaieretti, hijo de Fidel Vaieretti y de la Benedetta.
Hay que considerar que para mi abuela Maria Vaieretti, que perdió a su mamá Dominga de muy pequeña, la Benedetta era la figura de madre más cercana que tenía.
Mirando el árbol, la historia de los Vaieretti es una historia sembrada de pérdidas pese a las cuales, la unidad familiar logró mantenerse. En gran parte, la Nona Benedetta fue artífice de ese milagro.
Aprovecho este post para recordar que aún no hemos logrado identificar el parentesco que unía a la Benedetta con su esposo Fidel Vaieretti. Pese a que algunos familiares señalan que el apellido de Fidel era Vairetti (sin la e del triptongo), sus hijos fueron anotados Vaieretti y en la placa del Cementerio en Montes de Oca también figura escrito de este modo. Me encantaría dar en algún momento con alguna pista que me permitiera descubrir quiénes eran los padres de Fidel.
De la rama del matrimonio Fidel - Benedetta descienden los hijos, nietos, bis y subsiguientes... de los matrimonios entre: Felix Chufa Vaieretti y Regina Bello, Domingo 'Mingo' Vaieretti y Lucía Lucioli, Juan Vaieretti e Ilda Santi. De la hija de Fidel y Benedetta, María Felisa Vaieretti, nacida el 16 de octubre de 1900, nada sabemos y nada sabíamos hasta el momento en que la encontramos en Family Search. Y, por último, Antonia Vaieretti, casada con Felix Vaieretti, su primo (hijo del matrimonio entre Felix Vaieretti padre y el primer matrimonio de mi bisabuela Dominga Palmero). De este matrimonio no hay descendencia puesto que su hijita Nives Dominga Liberata (que tendría hoy la edad de mi madre), falleció de pequeña, al tiempo de tomar su primera comunión, por causa de una afección cardíaca.
Para terminar este post con Nives, pero de otro modo, diré que de muy pequeña aprendí a incluir a Nives en las oraciones de antes de irnos a dormir. Y no estando muy segura de cómo era esto del parentesco con nuestra familia, recuerdo haberle rezado como si se tratara de una especie de Angel de la Guarda, pero de tipo personal - familiar. Quizá estaba más en lo cierto antes, de lo que estoy en lo cierto ahora.
Mi recuerdo de la Benedetta: tendría yo unos tres, no más de cuatro años, cuando, en una de los viajes a Montes de Oca, fuimos de visita a lo de la Nona Benedetta... Todos sentados en la galería de la casa, charlando. Yo, paralizada, observando, cientos, miles de cascarudos, enormes y marrones, en el piso, en las paredes... volando en derredor de las lámparas... Es el día de hoy que no les perdono a estos Kraken monteoquensis no haberme permitido concentrarme en la figura de la Benedetta. Y es el día de hoy que estos bichos siguen aterrorizando niños, incluida a mi hija. La diferencia: yo soporté estoicamente la experiencia: sin llorar, sin protestar... Mi hija no me hubiera permitido estar en el lugar más de 3 nanosegundos.