Los lugares y la gente

Cuando uno logra perdonarle a los lugares ser reales, puede darles la oportunidad de que muestren lo que tienen de especiales.
Eso sucedió con el pueblo de mis abuelos.
Por años, el Pueblo fue el lugar de las historias pasadas: la casa con la huerta y los frutales; la Iglesia vieja y las veladas; la familia grande y las visitas; los bailes y las fiestas.
Por esos años, visitar el Pueblo era un ejercicio para la desilusión: la casa con la huerta que ya no era; los abuelos que ya no estaban. La Iglesia nueva. La familia chica, con cada vez menos visitas. Sin bailes y sin fiestas.
No ha sido hasta hace poco que logramos dejar de ver las ausencias y apreciar lo que el Pueblo es hoy, a más de 50 años del paso de los abuelos por sus calles: el lugar tranquilo para las caminatas; las casas abiertas. Los apellidos que continúan en caras nuevas pero familiares. El lugar donde tenemos un lugar que nos pertenece, aunque no tengamos un trozo de tierra en el que asentarnos.
Todo eso gracias a la familia... Gracias a la perdurabilidad de los lazos en el tiempo. A la mesa larga que se arma cada vez que llegamos.
Gracias a los sobrinos y a los sobrinos nietos que vienen para reencontrarse con la tía - tía abuela, para abrazarla y regocijarse con su todavía presencia. Y gracias a las charlas largas también, sentados todos en la vereda; al entusiasmo compartido mirando juntos el árbol genealógico que nos explica y nos continúa. A la oportunidad de que se junten los hijos de los hijos a jugar y a reconocerse de la misma sangre.
Esa es la familia que vinimos a visitar en estas Navidades.

Qué cosa, no? Que hayamos aprendido a aceptar el lugar tal cual es hoy y no nos haya pasado lo mismo con las personas.

Villa Edith: el jardín y el huerto

Villa Edith era la casa adonde fueron a vivir mi abuelo Juan Giuliano y mi abuela María Vaieretti al tiempo de casados, ya fallecido mi bisabuelo Bautista, nacido el primer hijo, Ildo y antes de que naciera mi mamá.
La propiedad con su cuarto de manzana, la compraron al Jefe de Correo, de apellido Sánchez, cuya hija, oh casualidad se llamaba Edith. La casa había sido construida en 1924, según se observaba debajo del nombre, en la cornisa.
Tenía un cerco de alambre tejido en el que se entrelazaban rosas, lirios y crisantemos.
La puerta de calle abría a un camino de ladrillos, bordeado por rosales enramados para formar dibujos. Por el camino se llegaba a una escalinata, que a los lados lucía sendos maceteros en los que crecían charoles. El abuelo Juan se sentaba en uno de estos maceteros (el saliendo, a la derecha) a fumar su cigarillo, mirar el cielo y a enseñarle a mi mamá el nombre de las estrellas.

A cierta distancia, dos palmeras altas daban dátiles y sombra. Todo enmarcado por dos hileras de casuarinas, que se extendían hasta pasar la casa.

La simetría perfecta.

A la derecha, entre la casa y las casuarinas, varios canteros. Uno, con una rosa roja que se encaramaba en una estructura con forma de abanico, para dar sombra a azucenas y agapantos.

Más allá, alcanzando la ventana del dormitorio de la Marconetto, un beso de angel abría infinidad de flores de perfume. Luego, otro cantero, con una especie de ligustro de tres copas, en donde jugaba mayormente mi mamá.

A partir de allí empezaba el dominio de la huerta... aunque sobre el tejido continuaban luciendo las rosas. Aquí, las bandera española que se extendían hasta el fondo del terreno, con flores que la Nona María podaba para que todo mundo tuviera qué llevar al Cementerio en el Día de los Muertos.

En paralelo, dos hileras con las vides: uva chinche, moscatel y negra. Al costado, desde la galería trasera de la casa, con hamaca, y entre las vides y una glorieta con uva de trepar, venían los frutales: mandarinas, naranjos, pomelos, granada y un hermoso peral al fondo, que dejaba espacio para que se desparramaran, al sol, las frutillas.

Luego, detrás de un tejido que cortaba a lo ancho parte del terreno -para evitar el paso de las aves de corral- dos damascos dulces y una higuera. Este era el límite trasero del feudo, con un cañaveral para uso de la huerta, que separaba Villa Edith de los vecinos: la casa de Pedro Jordán.

El tejido para separar las aves continuaba, interrumpido por una pequeña puerta y un camino alineado con la glorieta. Del otro lado de este camino, paraisos, y al lado, la jaula para engorde, las casitas para los pollitos y la marlera.

Del otro lado de la glorieta, el patio, con camino a la letrina, detrás de la cual daba fruto un guindero y, recostadas sobre el tejido del corral, tunas. Girando, el cobertizo, junto al garaje, con un camino que cerraba, de nuevo al frente, con una tranquera.

Del otro lado del garaje, en lo que terminaría siendo el lote que mi madre regaló a su sobrina en ocasión de su boda para que construyera su primera casa, se extendía la quinta chica, con papas, camotes, todo tipo de verdura de hoja, apios y puerros (que Juan ponía a blanquear en un arenero ad hoc ubicado detrás del cobertizo), cebollas, ajo, melón, sandía y al fondo fondo, la esparraguera.

Hasta la esparraguera llegaba el tejido del fondo, que continuaba, girando, para separar la huerta de la casa de Guillermo y Celia Jordan.

Hoy, Villa Edith sigue en pie, pero impertinente e inescrupulosamente achaletada desde ya hace más de una treintena de años. Desnaturalizada diría yo; como arrebatada de su gracia original. Pero al menos sigue en pie, notándose que se esfuerza por dejar adivinar, detrás de tanta teja, ladrillo vista y aditamento extraño, su verdadera esencia.

Peor suerte corrieron el jardín y el huerto, que ya no existen. Desaparecidos junto con las palmeras, las casuarinas, los canteros y los maceteros con sus charoles, todo para dar paso a viviendas para la familia y terrenos ocupados con chatarra, desarmaderos y galpones.

Y el viejo tejido y los rosales... reemplazados pobremente por un cerco bajito sin casi propósito, que hoy ya parece viejo.

Resistió lo que pudo la esparraguera, empecinada en continuar dando frutos privada de cuidados.

Ha llorado mi madre diciendo: todo el trabajo del Nono se ha perdido. Lo que sembró, hizo brotar y cuidó para que creciera, nadie lo ha valorado y ha desaparecido. Incluso los castaños y los nogales que plantó en la Chacra, cuando acompañó a su hijo, ya viudo de María, de regreso a la Chacra. Quedan sí, de su mano tan especial, un hijo de un nogal plantado en Varela, y una higuera que resiste el paso del tiempo. Pero esto es casi nada.

Yo no quisiera que lo que dice mi madre fuera cierto.

Acá estoy, a cargo mío, el velar por lo que resta de sus trabajos. Aunque sólo sean sus recuerdos.

Un intento de saludo en dos idiomas para questo Natale

Para las Navidades, cuando mis primos Giuliano eran pequeños, mis papás se tomaban el Micro y se iban a festejar la Navidad a Montes de Oca, con sus sobrinos, que en algún caso eran ahijados también.
Era lógico. Mi tío había enviudado recientemente y la familia vivía aún en la Chacra. Al principio, estas Fiestas se festejaron con la presencia de mi abuela María. Luego, con mi abuelo Juan ya viudo. Al tiempo, sólo con mi tío y primos.

Yo todavía no había nacido.

Mis papás no eran ricos. Al contrario. Por esos años mis padres estaban peleando el descenso, como se dice por estos pagos. Pero eran creativos, relativamente jóvenes y tenían fuerza, amor y esperanza. Entonces lograban suplir las carencias económicas, con habilidad y entusiasmo.

Eran artimañosos, como decía mi papá.

Así que los regalos que llevaban, mayormente eran regalos handmade, esos que hoy son casi un lujo, pero para aquellos años no tenían el marketing que tienen hoy (mis papás siempre estuvieron mínimo 20 años adelantados para su época). Mi mamá preparaba vestidos para las niñas, trajecitos para los varones. Y cuando llegaba, hasta los colchones que tenían que llevar a los internados mi madre les preparaba a los sobrinos.
Mi papá hacía los juguetes, al estilo Papá Noel. Y cuando dió para comprarlos hechos, como aquél metegol de mesa, que era boom del momento, se las arregló para construir una valija de madera en donde transportarlo.

En uno de esos viajes, hasta un árbol navideño se preparó mi papá, con pesebre y todo.

Ya han pasado muchos años de esto. Todos hemos armado muchos arbolitos, algunos nuevamente con los parientes. Otros en casa. Arbolitos más bonitos, quizá, que el que hizo mi padre para aquéllas Fiestas, pero llenos del mismo amor con que él pudo armarlo.

Recordando las Navidades pasadas es que quisiera hacerles llegar a todos este saludo, rescatando la importancia de la familia y del amor que uno le pone a las cosas que hace.

Esta Navidad va a ser diferente.
Esta Navidad vamos a tener un Arbol muy especial.
Un árbol que es nuevo, pero muy viejo a la vez.
Uno compartido por todos nosotros, hecho con el amor de nuestros antepasados.
Uno que crece con nosotros.
Uno que continuará, con Dios quiere (como decimos en el campo), luego de nosotros.
Llenos de estrellas especiales; los retoños de nuestras familias.
FELICIDADES!

Questo Natale sarà diverso.
Questo Natale avremo un albero molto speciale.
Un albero che è nuovo, ma anche molto vecchio.
Un albero condiviso da tutti noi, fatto con l'amore dei nostri antenati.
Un albero che cresce con noi.
Uno che continuerà, a Dio piacendo, dopo di noi.
Pieno di stelle speciali, ai bambini nelle nostre famiglie.

COMPLIMENTI!

No me voy a poner a brindar desde ahora por este Arbol, pero, la verdad, motivos no nos faltan.

Saludos muy especiales para todos los amigos italianos, a los que quisiera les llegara nuestros cariño, pese a las dificultades que tengo para comunicarme en el idioma. Caro Saluti e Buon Natale per tutti le amici e parenti italiani!

Le radici de la Tellina vallis: Teglio, cuna de los Marchetti


Leemos: "Nomen omen, dicevano i latini, cioè nel nome vi è il destino, ed insieme la radice di ciò che è da esso designato. Se così è, radice e destino della Valtellina risiedono al sommo di quello splendido colle del versante retico, fra Sondrio e Tirano, dove, in uno scenario straordinariamente gentile ed ameno, siede Teglio, quasi guardando alla valle da signorile altezza..."
Tellina Vallis es la primera denominación que se conoce haya tenido la Valtellina, y que aparece formulada por el escritor latino y obispo de Pavía, Ennodio, que vivió entre los siglos V y VI. En su relato sobre la vida de San Antonio de Lérins, habla del viaje de éste a través del valle y de su residencia en el centro principal del valle, Teglio (Tillio, la antigua), de la cual aquél parece haber tomado su nombre.
De allí provienen los Marchetti en nuestro árbol. Domenica, esposa de Luigi Vaieretti y madre de mi bisabuelo Gerónimo; hija de Andrea Marchetti, oriundo de Teglio.
Nuevamente, poco sabemos de la vida de Domenica en Italia, excepto aquéllo que narramos en post anterior, a lo que sólo podemos agregar que habría nacido en 1834 y que varias fuentes señalan el hecho que Domenica vino a Argentina con sus hijos, Gerónimo y Luis, y que habría fallecido en Montes de Oca. Lamentablemente, aún no hemos podido dar con los documentos que acrediten esto. Muchos libros de la comuna de Montes de Oca se habrían perdido en oportunidad de una mudanza, a lo cual debemos sumar que, de haber fallecido en Montes de Oca, Domenica habría sido llevada a descansar en el antiguo cementerio del Pueblo, el cual habría sido mudado a su emplazamiento actual bastante antes de que mi abuelo Juan Giuliano mandara a construir el Panteón de la Familia (circa 1936).
Pero con alegría encuentro que los Marchetti en Teglio son aún muchos, y que hay referencia histórica a otros que ya han transitado por la vida, uno de los cuales lleva el nombre de mi chozno: Andrea Marchetti. En el mismo sitio leemos que este Andrea fue uno de los valientes soldados que combatió con heroismo en la Primera Guerra Mundial, entre otros Marchetti y otros soldados a los que Teglio continúa rindiendo homenaje.
Esperemos que este post nos permita contactar Marchettis de Teglio y descendientes que estén buscando las mismas raíces familiares.

Los Giuliano que vinieron de Cavour


Sí, también tenemos Giuliano procedentes de Cavour que, luego de un tiempo en Colonia Caracciolo, como vecinos de mi bisabuelo Bautista y su familia, terminaron instalándose en Corral de Bustos y siendo identificados como corresponde: ahora, para nosotros, son los Giuliano de Corral de Bustos.
Estos Giuliano descienden del Sebastiano Giuliano que nos presenta Tito, como descendiente del Alfredo Giuliano en su rama:
"Allá en la lejana Italia; en Cavour, localidad cercana a Turín, en la región de Piamonte, entre los Alpes, el Ticino y los Apeninos; nace, el 25 de mayo de 1872, Alfredo, el hijo mayor del matrimonio formado por Magdalena Cogno y Sebastián Giuliano. Allá tambien vienen al mundo Caterine y Giovanni. Esta familia así formada emprende la aventura del Nuevo Mundo el 6 de octubre de 1883, parten con pasaporte que no especifica país de destino, simplemente América. La familia se instala por poco tiempo en la zona de Totoras, para trasladarse luego a la Estancia "Las Chilcas". En la década del noventa se arraigan definitivamente en Colonia Progreso. A la familia Italiana se suman dos hijos argentinos: Bautista y Miguel. En 1890 Alfredo se separa de su padre, trabajando campos por su cuenta y con 18 años se casa con Magdalena Conti de cuyo matrimonio nacen ocho hijos..."

Siempre se supo que los Giuliano de Corral de Bustos eran parientes, y hasta se tenía relativamente en claro el cómo: Marieta Giuliano, una hija de Alfredo (el primer hijo de mi bisabuelo Bautista), casó con un tal Juan Giuliano de Corral de Bustos(apodado por mi madre "el buen mozo"). Se decía que ambos eran primos.
Una simple mirada al árbol nos muestra que primos hermanos no eran. Eran primos segundos. Juan "el buen mozo" era hijo de Alfredo, que a su vez era hijo de Sebastiano, hijo de Chiaffredo, mi tatarabuelo y hermano de mi bisabuelo Bautista.

Yo sé que, para el que no es parte de la familia, este relato de cómo terminan entrelazándose las ramas de nuestro árbol puede sonar confuso... anque tedioso.
Permítanme compensar entonces con la imagen que embellece este post, un hermoso paisaje del Cavour de ayer (ayer en sentido estricto), que es gentileza de nuestro amigo Marco Marconetto.
En otro post, comparamos a Marco con un faro para los Marconetto que andan perdidos en la ricerca de Marconetto por el mundo.
Ahora decimos que nos hace el honor de ser como una especie de corresponsal en Italia. Gracias a él, podemos disfrutar de este panorama que él mismo califica como espectacular: Cavour con doce grados bajo cero.

Por último, también queremos recordar que el párrafo citado corresponde a un libro escrito por Alfredo "Tito" Giuliano, hijo de Juan "el Buen Mozo", párrafo que nos llegó por primera vez a través de Alcides Giuliano, otro de los hijos de Juan "el buen mozo". A ellos, también, nuestro agradecimiento.

Mi abuela Vaieretti y su Maestro Solá: de cara al centenario

A mi abuela María Vaieretti no le pasó lo que a su hermana Leticia. Es el día de hoy que se la recuerda con gran admiración y cariño.
Los que he conocido que la conocieron a ella destacan su gran generosidad y sentido del humor. Siempre solícita. Siempre dispuesta.
Pero mi abuela María tenía una ventaja mayor: era muy perseverante. Muestra de su carácter es que se las arregló para llegar a tener dos hijos, Ildo y Nelly, contradiciendo al doctor que le había recomendado ni siquiera pensar en el primero.
Sin madre que le enseñara, María había aprendido a manejar la casa a la perfección. Bordaba, cosía y le gustaba hacer todo tipo de manualidades. Algo de esto se lo había enseñado su padre, Gerónimo. Dar las primeras puntadas y cocinar polenta taragna. Pero el resto lo aprendió sola: desde dedicarse a ser ayudante de su maestro de escuela, como alumna avanzada del último grado que era hasta ordeñar exitosamente una vaca o mantener conversaciones en catalán con la abuelita Colomé.

María leía mucho y sabía contar historias muy bien: con el tiempo se constituyó en algo así como la memoria viva de la familia y de las familias allegadas: respecto de todos tenía un recuerdo, algo para destacar. Gran parte de lo que venimos compartiendo en este espacio -las canciones, los nombres, los parentescos, los lugares, los dichos y refranes- lo sabemos porque María se encargó de valorarlo y de transmitirlo de un modo tal, que esa memoria logró superar la barrera del tiempo.

Es gracias a los relatos de María, que hoy sale del olvido una figura grande: la del Maestro Solá, Director y único maestro de la Escuela Fiscal N° 264 de Montes de Oca, desde el año 1910. Cuando este apóstol de la enseñanza entra en la vida Montes de Oca, mi abuela María contaba con 6 años. María llega a su cuarto grado ("que para la época era como un séptimo" agrega mi mamá) y pasa a ayudar al Maestro con los alumnos más pequeños. Casi un centenar de niños en la escuela era como demasiado para un sólo Maestro.
El maestro Jesús Villareal, que en los cuarenta ocupó ese cargo de Director (ya en la época en que era mi madre la que concurría a ese escuela) tuvo palabras de reconocimiento para con ese gran hombre.
"Fue este maestro de verdad quien, en 10 años de actuación, logró con su capacidad y trabajo, prestigiar la escuela. De su labor y dedicación, como así de su abnegación y sacrificios, hay recuerdos gratos y no son pocos los padres de familia de hoy, que en este pueblo pueden decir de su obra con más conocimientos que el que escribe; a travéz de lo que he podido recoger de boca de los propios beneficiados en este y otro pueblo, sólo puedo decir que fué maestro de verdad y serlo en aquellos tiempos, era ser héroe y mártir. Como maestro me hago un deber en rendirle desde estas columnas, mi modesto homenaje anticipándome al que quizá algún día le rindan quienes deben hacerlo."

No sabemos si este homenaje del que habla Villareal en el Periódico La juventud de mayo de 1943, llegó a efectivizarse. Sí podemos decir que no hemos encontrado ninguna referencia a su persona y a su actuación, en ninguno de los pocos sitios en internet en los que se cuenta algo sobre la historia de Montes de Oca y su gente.
En su caso, hacemos propias las palabras del Maestro Villareal para que valga este recuerdo que tenemos del paso del Maestro Solá, como modesto homenaje al aproximarse el centenario de su designación como Director y Maestro en la Escuela Fiscal de este querido pueblo.

No todo es el Mazzolin di fiore

Este post va a ser como uno de un grupo de autoayuda. Va estar dedicado a aquéllos que sientan o hayan sentido o le hayan hecho sentir alguna vez no tener nada particularmente importante que ofrecer o compartir con otros. Va a ser un post para revalorizar lo que sabemos, lo que sentimos y lo que somos. Todo eso que nos hace ser nosotros mismos. Genuina e irrefutablemente, nosotros mismos.
Durante años escuché cantar con gran entusiasmo el Mazzolin di Fiore, cual si fuera un himno definitorio de la piamontesidad. El que conocía el Mazzolin era un buen descendiente de piamonteses. El que no, casi un paria.
Hasta donde yo sé, nuestros ancestros, respecto de los que nadie duda de su origen Piamontés, no cantaban el Mazzolin di Fiore. Lamento.
Cantaban otras cosas. Que yo las he aprendido de chica, en mala fonética quizá, pero que me han acompañado en la crianza, casi como me acompañaron el abecedario y los Diez Mandamientos. O más.
Por ejemplo, el benemérito Dan da lan. Parece ser que ésta es la canción para niños, distintiva de los Giuliano detto Buneva. Esto lo hemos concluido a partir del abrazo que se han dado mi mamá y Alberto Giuliano de Arequito, en enero de este año, cuando cantaban los dos, casi llorando:
"Dan da lan
le morte del can
el can bucin
dal nom Joanin
Joanin cutel
taia la pel
la pel del liuf
fa curucucuuuu"

Para ellos, que se conocían por primera vez, esta canción fue prueba de parentesco, más que si les hubieran presentado un expediente lleno de partidas de nacimiento y defunción. En sus dos familias Giuliano, todos los niños se durmieron o se contentaron así. Con este Dan da lan.
Si alguien ha aprendido esta canción o la escuchó cantar alguna vez, no lo dude: es un Giuliano Buneva. Y si alguien desciende de piamonteses pero nunca escuchó cantar en su familia el Mazzolin di Fiore, no se preocupe: usted no ha perdido la esencia, ni sus padres han sido unos desamorados, ni sus abuelos piamonteses, truchos. Seguramente tiene Usted algún tesoro que rescatar de la memoria, más valioso por genuino.
La memoria familiar no se aprende. No se compra. No se suple. No se baja de internet ni se lee en los libros. La memoria familiar la recibimos como herencia de nuestros padres, de nuestros tíos, de nuestros abuelos. A los que amamos y respetamos; delante de los cuales nos sentamos, con reconocimiento y reverencia, porque son ellos los portadores del saber familiar.
Como nos sentamos delante de Elba, en Arequito, mientras nos decía: "Yo soy Giuliano, hija de Giuliano, nieta de Giuliano...".
Qué orgullo me da tener a esta Gran Señora en nuestra familia Giuliano.

PD: Si alguien domina el piamontés, corrija por favor, que está escrito como hemos podido... según la aprendiéramos cantando.

De Casa Bugoni


Ya que andamos por Venecia es buena ocasión para recordar que hubo una vez un pintor veneciano, llamado Tommaso Cassani/Cassoni Bugoni, Tommaso de Casa Bugoni o Tommaso Bugnoni, (c. 1690-1767), que dipingeva degnamente in Venezia sua patria durante la mitad del siglo XVIII (Guida per la città di Venezia: all' amico delle belle arti, Giannantonio Moschini - 1815).
Hemos encontrado respecto de este autor algunos comentarios muy puntuales sobre su vida y obra, como aquél que señala: "artista che lo storico Anton Maria Zanetti (1771) ricordava come autore del soffitto del medesimo Oratorio", refiriédose esta cita a la obra realizada por el Bugoni en la Iglesia de San Filippo Neri: María Assunta in cielo tra gli angelli che spargono rose .
También es recordado como autor de una Sacra Famiglia en San Simeone Piccolo; de L'Eterno, de Quattro Evangelisti y de Quattro Virtu Teologali en San Teodoro (Scuola Grande); de un Cristo Resucitado en la Iglesia del Santo Sepulcro; de la cupola dell' Altare dell Sacramento en la Iglesia Maria Mater Domini; de un Cristo en la Iglesia de San Gervasio y Protasio; de una tavoletta con molti Santi en la Iglesia de San Antonio, de una tavola con l'Eterno Padre, Santa Catterina e San Domenico en la Iglesia de Sant' Eufemia alla Giudecca y de una Ultima Cena en una Iglesia de la Comuna de Casier.
Sabemos también que fue escenógrafo, bajo el pseudónimo de Cassiogono Tambusi realizando trabajos para diversas obras (de Galuppi, de Vivaldi...). Y también que se dedicó a la ilustración de libros como la Istoria delle piante che nascono ne lidi' intorno a Venezia (1735) obra de Gian Girolomo Zannichelli, en el que reproduce más de 300 especies de la región.
El hallazgo de este Bugoni nos ha gratificado, por la belleza de su obra, al tiempo que nos ha dado la posibilidad de rastrear los orígenes de nuestro apellido en la región de Venecia.
La imagen que acompaña a este relato la hemos tomado del sitio de Jorge Macchi que, en 2005, fue elegido para el envío oficial e invitado a participar con su obra, en la Bienal de Venecia.

Il lato Vezzato della nostra famiglia


Siempre pidiendo disculpas por nuestras incursiones en italiano, queremos con este título presentar al lado Vezzato de la familia, apellido que se vincula con la nuestra por el lado de los Bugoni.
La mayor de las hijas de mi abuelo, Blanca, casó ya en Argentina con un Vezzato, de nombre Arcangel. Hoy por hoy no tenemos mucha información respecto de los orígenes de estos Vezzato en particular, pero, por lo que hemos leído, la llegada de estos italianos a Argentina, procedentes de la región de Friuli-Venezia Giulia se produjo tardíamente, al menos si se la compara con la de nuestros Giuliano (presentes en Argentina desde 1880) y aún con la de los Bugoni (1924).
Gran parte de los Vezzato que encontramos aparecen concentrados o tienen raíces en la comuna de Villota di Chions, en la Provincia de Pordenone, unos 90 kilómetros al noroeste de Trieste.
De entre éstos, nos hemos encontrado en internet con Vicente Vezzato, premiado en 2002 por el EFASCE (Ente Friuliano Assitenza Sociale Culturale Emigranti),
Coordinamento America Latina, por su "fidelidad al trabajo y al progreso económico". En la nota, mencionan que el premio fue entregado al Señor Padre de Vicente, Don Giuseppe Vezzato. En dicha nota se hace referencia también a la participación de ambos en la empresa constructora de renombre.
Con estos datos a la vista, casi no dudamos en afirmar de que se trata de los Vezzato emparentados a nuestra familia, respecto de los cuales, y en especial de Pepe, hermano de Arcangel, su señora Rina y su hijo Vicencino, mi padre y mi madre han guardado siempre tan buen recuerdo.
A ellos y a sus desciendentes, nuestro saludo.-

La imagen que acompaña este post corresponde al logo de la Provincia de Pordenone, que hemos tomado del sitio oficial de la Provincia.-

El clan Vaieretti desde il cuore delle Alpi


La rama Vaieretti de nuestro árbol familiar es una rama muy frondosa y algo complicada para la reconstrucción. Hasta dónde hemos llegado a ricercar tiene su origen en el matrimonio entre Luigi Vaieretti y Domenica Marchetti.
Luigi y Domenica tuvieron varios hijos: uno de ellos, Stefano Gerolamo, es de quien procedo.
Gracias a todas las anécdotas familiares (aquélla de la polenta taragna, la del urs en la montaña y otras) y gracias también a la ayuda de Giacomo Ganza, logramos saber que el luogo di nascita de Gerónimo fue la pequeña localidad de Carolo, Ponte in Valtellina, Provincia de Sondrio (Lombardía) el 7 de agosto de 1866.
Gerónimo tuvo otros hermanos. El proceso de reencuentro con estos hermanos de Gerónimo ha sido todo un gran capítulo del trabajo genealógico que encaramos, porque mi madre sabía de un montón de parientes Vaieretti, en Montes de Oca y diseminados por Santa Fé, pero no recordaba los nombres de los ancestros comunes.
Con el tiempo, y mucho correo, fuimos dando con representantes de varias de las subramas, entre los que hoy quisiera mencionar a Luis María, a Fernando y a María Elena, sin cuyas respuestas no hubiéramos podido reconstruir la cadena de parentescos.
Hoy sabemos que Luigi y Domencia tuvieron, además de Gerónimo, a Luigi, probablemente uno de los hijos mayores. También sabemos que otro de los hijos de este matrimonio fue Juan y que también hubo dos hermanos más: León y Abundio.
Hasta donde sabemos, ninguno de estos dos últimos hermanos tuvo descendencia.
También hemos recordado, gracias a este proceso de reconstrucción colectiva de la historia, que Luigi habría estudiado para sacerdote pero que, en determinado momento abandonó ese camino y decidió casarse con María Tavella (Tavelli), dando origen así a la rama de Félix Vaieretti (primero de los esposos de mi bisabuela Palmero, que luego casaría en segundas nupcias con el tío de su primer marido, mi bisabuelo Gerónimo), Dominga "la meneghina" Vaieretti (casada con Miguel Micheloni que, al tiempo, se radicarían en Mendoza) y Benedetta Vaieretti que, casada con un Fidel Vairetti (sin la e para el triptongo), darían lugar a una rama que aún hoy está presente en Montes de Oca.
Del lado de Juan Vaieretti, tenemos una gran descendencia, con al menos trece hijos producto de al menos dos matrimonios (con una Tedeschi y con una Rubiano), rama de la cual descienden la subramas de Bouquet, la hoy por hoy radicada en el Sur de nuestro país, gran parte de los que están en Rosario e, incluso, los Vaieretti de Mendoza.
Contamos con casi cincuenta Vaierettis en nuestro árbol (algo menos que la cantidad de Giulianos), sin contar a los descendientes de mujeres Vaieretti que llevan otro apellido por causa de matrimonio.
Los Vaieretti hoy son un gran grupo (en número y calidad), caracterizado por su modo afable, su sentido del humor y su espíritu de comunidad familiar, que ha sabido conservar pese al transcurso del tiempo.
Sin embargo, resta aún ubicar gran cantidad de descendientes de esta rama; de entre los que rescato a la mayoría de los Micheloni.
Pero el trabajo de unirlos en este árbol ya está hecho y confiamos en que este espacio sirva para reencontrarnos con ellos.

La imagen que acompaña este post la hemos tomado del sitio oficial de la comuna de Ponte in Valtellina, a la que hemos recurrido y seguiremos recurriendo, sin dudas, para intentar avanzar un poquito más en nuestra ricerca (lo cual significa retroceder un poquito más, en el tiempo). A ellos y a todas las comunas en Italia que nos han ayudado y nos ayudan, siempre con buena onda y gran atención: Grazie mille!

Apellidos Valdenses


Hoy queremos compartir con ustedes que nos hemos encontrado con un blog pariente: el de Apellidos Valdenses.
Esto nos ha puesto muy contentos, casi tanto como descubrir nuevos parientes de carne y hueso. Al fin y al cabo, los que compartimos algo que nos apasiona, de algún modo terminamos emparentados.
Otro día me gustaría hablar sobre los apellidos valdenses y de cómo terminé encontrándome con el tema a partir de la búsqueda de nuestros apellidos en Piemonte.
Sitios como este nos hacen pensar: qué bueno, no estamos solos.

Arqueología al rescate de los Bugoni


Parte de lo que sabemos respecto de la familia en Val Tidone, los bautizos y los padrinos que hemos mencionado en nuestro post anterior, se lo debemos a la ayuda de otro Buen Samaritano que salió a nuestro rescate a través de internet: el Signor Antonino Montanari, quien, además de formar parte de la Associazione Archeologica Pandora, ha encontrado tiempo para orientarnos en el acceso a estos datos.
La Associazione Archeologica Pandora se compone de voluntarios que trabajan en colaboración con la Soprintendenza Archeologica dell'Emilia Romagna, para contribuir al recupero del pasado. Tiene por objetivos individualizar, proteger y valorizar el patrimonio cultural, arqueológico e histórico del territorio de Val Tidone y del Valle del Arda.
A Pandora, siempre bajo la dirección de la Soprintendenza Archeologica dell'Emilia Romagna, se debe la realización de una excavación que dió lugar al descubrimiento de un emplazamiento pre protostórico (II y I AC) y de una Iglesia medieval ubicada en la localidad Piana di San Martino; de un sector de una villa romana en Arcello, de una parte de una antigua estrutura habitada en Trevozzo y de una tumba romana en Ganaghello, entre otros.
Pandora también ha colaborado en los estudios realizados en el área que ocupa el actual cementerio de Pianello, donde han salido a la luz restos de un asentamiento romano datable entre el siglo I y el siglo II AC, así como de una necrópolis medieval.
A Pandora también le debemos una de las pocas buenas referencias que hay en la web respecto de Pianello y de su dintorni.
El haber tomado contacto con su sitio nos ha permitido conocer un poco mejor el lugar de procedencia de nuestros antepasados Bugoni.
A ellos, nuestro agradecimiento y nuestras felicitaciones por el trabajo que realizan.

Hablando de Padrinos: los padrinos del Tidone


Una Bugoni de Entre Ríos me dijo una vez, que los Bugoni de Pianello eran oriundos, originalmente, de Nibbiano. No lo sé. Puede ser.
Mi abuelo Virginio Bugoni fue bautizado en 1898 en la Parroquia de Casanova Val Tidone, una frazione de Pianello.
Sus padres: Bugoni Joseph, filius quondam Aloyni et quondam Bruzzi Paulae et ex Costa Adele, filia qd Petri e Bazzari Aloysiae (Giuseppe Bugoni, hijo de Aloinio y de Paola Bruzzi, y de Adele Costa, hija de Pietro Costa y de Aloisia Bazzari).
Fueron padrinos de su bautizo Giuseppe Varesi hijo de Giovanni, de esa misma Parroquia, y María Delfitto, hija de Giacomo, de la Parroquia de Rocca Pulzana, otra frazione de Pianello.
Dos años despues, Paola Rosa Bugoni, hermana de mi abuelo, también es bautizada en Casanova,teniendo como padrinos a Ernesto Delfitto, hijo de Giuseppe, también de Casanova, y a una tal Liduina, cuyo apellido no ha quedado registrado, hija de Giovanni de la Parroquia de Trevozzo. Casualmente, Trevozzo es una frazione de Nibbiano.

En ambos bautizos, el Párroco fue el Padre Antonio Nobellini.

Por su parte, mi abuela Maria Pierina Fertilani, nacida en 1903, hija de Felice Fertilani y de Anna Badavelli, también nació en Casanova. Mi abuelo y mi abuela se casarían en 1921 pero ya no en Casanova, sino en Ca' Pradaglia, otra frazione de Pianello Val Tidone.

Hemos encontrado registro de que viene habiendo Bugoni en Pianello Val Tidone al menos desde 1794 (Teresa Bugoni, casada con un Braghieri) y en Santa María del Monte, Nibbiano, desde 1795 (Gaetano Bugoni, casado con Rosa Perina de Pianello Val Tidone).

Respecto de los Costa, no hemos encontrado registro en Pianello. Los registros más antiguos sobre Costa que hallamos en Piacenza corresponden a 1731 (Spettine, Bettola), 1754 (Parrocchia di Pradello, Bettola), 1765 (Vigolo di San Bernardino, Bettola), 1787 (Montechiaro di Rivergaro), 1790 (Ponte dell' Olio), 1792 (Vigolzone), 1819 (Padri di Bettola),1820 (Borgo di Bettola), 1829 (Gropparello), 1839 (Parrocchia di Missano, Bettola).

Bazzari encontramos en Pianello a partir de 1819 (un tal Luigi Bazzari casado con una Bisi de Borgonovo ValTidone), pero hemos hallado una Bazzari oriunda de Gragnano Trebbiense, otra comuna de Piacenza, nacida alrededor de 1796 (Fortunata Bazzari, casada con un Patelli) y 1822 (Montecanino). Más hacia atrás, los Bazzari que encontramos son nacidos en Milano, 1777 (Guardamiglio).

Los registros más antiguos que encontramos en Piacenza respecto de los Bruzzi pertenecen a 1710 (Parrocchia d' Olmo, Bettola),1720 (Cogno San Bassano, Borgo di Bettola), 1745 (Montacuto, Mont'Acuto),1757 (Borgo di Bettola), 1790 (Gropparello), 1808 (Ponte Dell'Olio).

Por su parte, encontramos en Tidone Varesi desde 1771.

De Fertilani y de Badavelli no hemos dado con registros, como tampoco respecto de Delfitto.
La historia de Dinis y su buen gobierno nos conduce, casi obligadamente, a mencionar a dos de los gobernantes que, hoy por hoy, tenemos en funciones y que forman parte de nuestra familia. Se trata de nuestro primo Mário Rodrigues, actual Presidente de Freguesía da Boa Vista, Leiría y el recientemente electo Leandro Dietschi, Jefe comunal de Montes de Oca.
El caso de este último es muy especial para mí, puesto que, a más de Jefe Comunal, el mencionado viene desempeñándose desde hace casi seis años como Compadre, tras haber concursado exitosamente para ocupar el cargo de Padrino de nuestra hija.
Esto del concurso queremos dejarlo bien en claro, dado que nos han llegado comentarios sugiriendo que en la elección del Compadre como Compadre hubo arreglo por tratarse de un familiar. Incluso, algunos han llegado a decir que el puesto de Padrino no era un puesto strictu sensu sino algo así como un título hereditario. Nada más alejado de la realidad.
Debemos reconocer sí, aquello que hay de cierto detrás de estas afirmaciones. Es cierto que la Madre del Compadre es Madrina de Bautismo de quien suscribe, así como lo es que la susodicha es Ahijada de Bautismo de la Madre, también de quien suscribe.
Suponemos que es esto lo que puede haber dado lugar a tales elucubraciones respecto del carácter hereditario o no del Título de Compadre o Comadre en nuestra familia.
Para descartar de plano toda duda diremos que nadie puede poner en tela de juicio el carácer electivo del puesto en la medida que, quien suscribe, no ha terminado ocupando ningún cargo como Madrina respecto de ningún miembro de la familia en esta rama, aunque debemos señalar que dicha responsabilidad hubiera sido asumida con gusto, cualquiera hubiera sido la naturaleza del cargo.

Con esto creemos haber despejado toda duda.

Por lo demás, esperamos que luego de este post, que viene a continuación del dedicado al Rey Dinis, los mencionados no se sientan obligados a emular la grandeza ni los supuestos logros del fu; quede claro que se trataba de otra época y que, en todo caso, transcurridos casi mil años. todo se ve un poco mejor. Como dice el refrán: ya vendrá el que bueno me hará.

A ambos, nuestro cariño y nuestras felicitaciones, porque a más de buenos parientes ambos son, sin duda, excelentes gobernantes.

Cuenta la historia


Cuenta la historia que hubo un Rey, de nombre Dinis, “que fue el mejor rey y el más amigo de la justicia y no hubo soberano más digno desde el reinado de Alfonso I hasta su tiempo”, de inteligencia tan precoz, que fue nombrado embajador a los 6 años.
A la edad de 17, Dinis ya estaba en el trono y al tiempo se casó con Isabel, mujer que luego sería reconocida como una de las Santas más esclarecidas. Juntos lograron vencer al sublevado Príncipe Alfonso, hermano del Rey, tras lo cual, afianzado en el trono, éste pudo dedicarse a hacer lo que más quería: recorrer su Reino, llevando avance y progreso a todos los Pueblos bajo su mando, en especial en lo concerniente al desarrollo de la agricultura, actividad que, hasta su momento, no había florecido en el Reino.
Tal fue la Revolución social que impulsó este Rey, que la historia lo recuerda como ‘Padre de la Patria, Rey Labrador’, seguramente también por el empeño y el ahínco que puso en darle bienestar a su Pueblo y frenar las ambiciones de quiénes pretendían hacer valer sus privilegios sobre la riqueza de la tierra.
Cumplida su misión y llevado el reino a una prosperidad casi fabulosa, este Rey mandó erigir su residencia real sobre una eminencia en medio del fértil valle, no lejos del Río Lis. Construyó su Palacio tomando partes de antiguas ruinas cuyo valor apreciaba y lo rodeó de pinares que él mismo mandó plantar sobre las dunas.
Al hablar de este Soberano, nacido el 9 de octubre de 1261, sexto Rey de Portugal, hijo de Alfonso III y nieto de Don Alfonso X el Sabio Rey de Castilla y León, el pueblo continúa diciendo de él O Rey Don Diniz, que fiz quanta quiz.
Y así parece ser.
Las ruinas del que fuera su Castillo, son aún motivo de orgullo para los actuales pobladores de Leiría, de donde vienen los antepasados de mi esposo.

Una de contextualización

Mi Tío Ildo era seis años mayor que mi mamá. Había nacido en el veinticuatro, igual que mi padre.
De joven, Ildo tuvo una participación destacada en la comunidad monteoquense. De hecho, llegó a ser Presidente de la Juventud Acción Católica local. Estamos hablando del primer quinquenio de los cuarenta, cuando ser miembro de la Acción Católica no era un dato menor.
Escribía mi Tío por esa época, bajo el título "Un batacazo":
"Es un sábado por la tarde. Todo el pueblito está tranquilo, después de haber terminado una semana más de trabajo; en una esquina hay varios muchachos hablando del partido que se realiza el domingo. En ese momento pasan por el lugar Alfredo y Juan, que van a la reunión semanal de la A. C. y en el grupo no faltó quién les dijo: curitas y frailones y muchas otras cositas; sin embargo ellos los saludaron sonriendo y siguieron su camino. En el grupo llamó la atención la conducta de esos dos muchachos... no se pararon a perder el tiempo... Después de que pasaron, uno del grupo dijo: -para qué se reunirán todas las semanas? ¿Para qué irán a Misa? ¿Para qué estarán siempre metidos allí? Y otro dijo: -Yo los voy a esperar cuando salgan y les pregunto así despues nos hacemos el plato. Terminó la reunión... El que había estado en la esquina se encontró con Alfredo y Juan, los saludó, cambiaron algunas palabras y entró en tema de religión para averiguar lo que se había propuesto... -¿Che, Alfredo, para que se reúnen todas las semanas? Mirá... te lo voy a explicar en pocas palabras ya que vos nunca lo has entendido, ni te lo han enseñado tus amigos porque tampoco lo saben... Vamos a esas reuniones para aprender la doctrina que Cristo enseñó en la tierra y que muchos hombres no quisieron entenderla porque tenían que dejar sus vicios. Y vuelve a preguntar: -¿Decime, por qué van a Misa y están siempre allí? Porque un Ministro del Señor, el Sacerdote, representa el sacrificio de Dios en el Calvario donde murió en la Cruz para salvar al mundo, y porque es el día en que debemos rendir homenaje a nuestro Creador, para rogar por nosotros y por aquellos que dicen que no tienen tiempo. Estamos también con el Párroco para hacer entender a mucha gente que no sabe nada de religión y son cristianos porque sus padres los han bautizado. -Alfredo, si es así, yo también voy a ir a Misa y de hoy en adelante quiero ser un soldado más en las filas de la A. C. ¡Qué gran alegría tuvo Alfredo al salvar un alma más!"

Esto lo escribía mi Tío Ildo allá por 1943, en el periódico La Juventud de Montes de Oca, cuando tenía 19 años.
Para cuando comencé a tener registro de que tenía tío y primos en Montes de Oca (lo que a decir verdad me sucedió tempranamente, debido a la actitud pro familia constantemente impulsada por mi madre), mio Tío Ildo ya se acercaba a los cincuenta.
Lo recuerdo como un hombre serio pero afectuoso, con esa forma de manifestar el cariño que han logrado aprender, con el tiempo, las personas que siguen queriendo ser serias pero necesitan, en algún momento o por alguna razón, darse un respiro.
Fue conmigo un buen tío. Y si bien algunas personas lo recuerdan como un hombre severo, a mí no me ha quedado esa impresión. Cuando visitábamos la chacra (mientras que él vivió en la Chacra), hasta me improvisó una hamaca con un asiento de tractor y me permitió jugar con los chiches que mis primos mayores ya no utilizaban.
Recuerdo también que en alguna oportunidad envió encomienda a casa con bondiolas, cuando todavía en Montes de Oca había gente que las preparaba y en Varela no se conseguían.
Nunca volví a probar bondiola como esa.

Ese es el Tío Ildo que recuerdo. El que nos acercaba en la Mercedita al Cementerio para llevarles flores a los abuelos que no conocí y nos iba a buscar a Tortugas, cuando el micro nos dejaba a mí y a mi mamá al costado de la ruta. El que le decía a mi mamá que había que dejar circular a los chicos más libremente para que se inmunizaran. El que ya viviendo en el Pueblo, me prestaba alguna bicicleta de las que tenía en el taller, para que diera unas vueltas con Graciela Bello por Montes de Oca y un día me llevó a casa de una Señora que vendía bijouteri, para que me eligiera un anillo. Que todavía tengo.
No compartí mucho tiempo con mi Tío y no tuve la suerte de poder preguntarle cosas que hoy, se me ocurre, le preguntaría (que son muchas).
Me consuela saber que esto que me pasa, no me debe estar pasando sólo a mí.

La movida de Arequito: el orgullo de ser Giuliano


En esto de reconstruir la historia familiar y sostener los lazos que nos unen a lo largo del tiempo, la rama de Arequito de nuestra familia Giuliano ha desempeñado un papel muy importante. Por eso, no podíamos dejar pasar más tiempo sin mencionar en este blog, tanto el esmero con el que Don Bertero encaró la ricerca sobre los antepasados comunes, como el entusiasmo y dedicación que Don Alberto Giuliano puso a la hora de lograr reunir, físicamente, a todos los descendientes de los primeros Giuliano que llegaron procedentes de la región de Cuneo, para instalarse en la Provincia de Santa Fé.

Esmero, entusiasmo y dedicación combinados con trabajo voluntario, son verdaderas aves raras en los cielos cotidianos. Sobre todo, cuando se sostienen en el tiempo: los de Arequito vienen convocando casi todos los años a estas reuniones, desde hace aproximadamente cinco años.

Si no hubiera sido por esta gente, es probable que nunca hubiéramos recuperado el vínculo que unió, por ejemplo, a mi abuelo Juan Giuliano, con aquéllos que los Giuliano de Montes de Oca recordaban y reconocían como "los parientes Giuliano de Arequito", hasta ese momento.
Si tuviera que responder qué me conmovió más en oportunidad de visitar Arequito para la reunión realizada en octubre de este año, diría que fue el comentario que me hizo mi mamá camino al Club donde se realizaba la reunión: "Mirá, me acuerdo de haber pasado por esta calle con mi papá, arriba del Ford A, viniendo de visita... Pero yo era muy chica..."

Con el tiempo, esos lazos se fueron diluyendo. Ya para la época de mi abuelo Juan creo que nadie tenía muy claro de qué modo eramos parientes con los parientes de Arequito. El vínculo estaba muy arriba, a la altura de los bisabuelos. Sin embargo, las visitas entre ramas seguían siendo asiduas, porque el cariño no necesitaba de documentación que lo respaldara.

Pasada esta generación y llegadas las otras, aquéllos que se conocieron y se apreciaron, olvidaron dejar un explicativo, con recordatorio de sostener ese lazo.

Hasta que alguien decidió hacer algo, para no dejar que el lazo se perdiera. Este es el mayor logro de los Giuliano de Arequito: el haber rescatado la memoria de la familia que fue, para permitir que siga siendo. Una gran movida que, en más de un modo, ha representado un sacudón para este lado de la familia.

Il mondo dei vinti o El mundo visto desde la perspectiva de los que se quedaron


Debo agradecer al lado Giavelli de la familia el haber tomado contacto con el Proyecto Aristeo, una iniciativa de la Fundación Nuto Revelli, auspiciada por el Gobierno de la región del Piemonte y el de la Provincia de Cuneo.
El Proyecto Aristeo se propone realizar una investigación sociológica para producir una serie de documentales, utilizando como punto de partida, el trabajo original que Nuto Revelli llevó a cabo sobre el mundo de los agricultores en la Provincia de Cuneo. Damos con el Proyecto Aristeo a través de la búsqueda de Giavelli en Cuneo; es así como llegamos a Giovanna Giavelli, contadina, nacida en Ferriere (clase 1886), integrando el elenco de entrevistados por Nuto Revelli:
"M'agradava viure ailamont. L'aire era bòna, l'aiga era bòna. L'aiga era nòstre vin. Avian tot aquò que butat ensem se sòna libertat. Era coma aver las alas. Aicì a l'espidal me sento en pau coma en preson. La nuech quora sumiu, sumiu ailamont. Ma maison, ma premiera maison, es na maison tota niera, mas totun m'agradava. Ailamont l'aigla vòla. (da un'entrevista a Giovanna Giavelli, nascua a Ferrieras (Val d'Estura) classa 1886 - N. Revelli "Il mondo dei vinti")

Tomamos este párrafo de una entrevista realizada en los setenta, según aparece publicada en el sitio Logos Library. En otro sitio encontramos a Giovanna contando cómo, tras la muerte de su madre, viaja a Francia (circa 1893), con su padre y hermanos, y allí se ganan la vida haciendo bailar a marmotas a la que había adiestrado Giovanna con sólo siete años:
"Mia madre è morta quando avevo sette anni. Da allora ho cominciato a far ballare la marmotta. All’autunno mio padre andava a scavare sottoterra, tirava fuori le marmotte, tre o quattro, e le mettevamo in una cassetta. Ero io la maestra delle marmotte, con un bastoncino le addestravo, le facevo ballare e fischiare. Ogni marmotta aveva il suo nome. Le marmotte a colpi di bastonet ballavano, se le toccavo più forte fischiavano. Facevo presto ad ammaestrare le marmotte, con l’autunno avanzato le marmotte erano già andotrinà. Allora andavamo in Francia a chiedere la carità. Mio padre si metteva a spalle la cassetta delle marmotte, tre o quattro giorni a piedi scendevamo fino a Nizza. Arrivati a Nizza o a Cannes mio padre si cercava un lavoro, e noi bambini andavamo in giro chiedere l’elemosina, lavoravamo con la marmotta. La marmotta ballava mentre io cantavo una canzone in francese composta da me"
La verdad, estoy impresionada. Qué maravilla el trabajo de Revelli! Y cómo lamento que no haya quedado en Italia algún Giuliano para que Nuto lo entrevistara.
No lo sabemos, pero es probable que esta Giovanna esté emparentada con los Giavelli en nuestro árbol.
Sí sabemos que esta familia, como otras en la región, padecieron épocas de muchas privaciones. Hacia 1950, los Giavelli reaparecen entre los apellidos vinculados históricamente al pastoreo transumante (anque al contrabando). Año a año llevaban sus ovejas de Francia a Italia. Nos enteramos así de la existencia de Angelin Giavelli que, en octubre de este año, recibió un reconocimiento como último representante de estos pastores del Valle de Stura que hacían la transumanza verso la Crau.
Estos pastores dejaron su marca en las piedras, marcas que hoy adornan el camino que, en su momento, recorrieron. Y hoy, gracias a este sitio dedicado a la transumanza, adornan nuestro blog.

La Tía Leticia


Aquí va un intento de resarcimiento histórico a la figura de una mujer que no tuvo nunca un buen reconocimiento por parte de nuestra familia. Quizá sea que, como en todo grupo, alguien tiene que a ocupar el lugar de chivo expiatorio familiar y, en el caso, el lugar terminó ocupándolo Leticia.

En algún sentido yo diría que aún lo ocupa.

Leticia fue la hija menor del mi bisabuelo Gerónimo Vaieretti. A decir verdad, era la menor de todos los hijos que tuvo su mamá, Dominga Palmero, que de su primer matrimonio con Felix Vaieretti tuvo a Teresa, a Héctor y a Félix (hijo), y de su matrimonio con Gerónimo tuvo a mi abuela María y a Leticia (la primera a la izquierda, en la foto que vemos. La última es mi abuela María. En el medio, la Tía Antonia, a la que, de seguro, dedicaremos otro post).
María y Leticia perdieron a su mamá muy pequeñas. Pensemos: mi abuela María nació en 1904. Dominga en 1908 ya había fallecido y en circunstancias muy tristes, porque estaba esperando un hijo más.
El caso es que Leticia prácticamente no conoció a su madre. Tenía once meses. Y aunque mi abuelo Gerónimo era un padre de esos que aún hoy cuesta encontrar, en los hechos, el lugar de la madre estaba vacío.
Esa orfandad temprana, combinada con una naturaleza bondadosa y medios hermanos mayores de, seguramente, muy difícil gestión , no favoreció a Leticia, como tampoco la favoreció Dios con un buen matrimonio ni con la fortuna de tener hijos.
En todo caso, hasta que mi abuela vivió, se encargó de cuidar bien de su hermana menor. Pero, nuevamente, Leticia tuvo la suerte de sobrevivir a mi abuela, quedando sola y sin que nadie la protegiera, salvo algunos vecinos de Las Parejas (a donde había ido vivir al casarse). Tal el caso de los Giusti.

Es el día de hoy que los pocos descendientes que la recuerdan lo hacen trayendo a cuento los aspectos que consideran menos agradables de su personalidad: su preocupación constante por hacer sentir bien al otro (que irremediablemente terminaba provocando rechazo), su intención de mostrarse siempre útil y solícita (con lo que nadie quedaba enteramente satisfecho), su sensibilidad y facilidad para el llanto, su particular y constante atención al orden y a la limpieza. A punto tal que, cuando me veo con paño o escoba en mano, yo, que no la conocí personalmente, pienso: "propiamente la Tía Leticia".

Vaya esto en memoria de alguien que, a estas alturas, ya debe haberse ganado el derecho de ser recordado con más cariño y menos sorna.

La conexión Gornik

Como una cosa lleva a la otra pensé: ya que mencionamos a Kegahl, podríamos decir un par de cosas más sobre él, que no será mucho, pero al menos es algo.
Allá por los cincuenta, el Estudio de Henry Kegahl era uno de los dos estudios fotográficos - artísticos más importantes de Buenos Aires. El otro era el de la Señora Annemarie Heinrich, fallecida en 2005.
Por alguna razón, el trabajo de la Heinrich se mantuvo más presente en la memoria colectiva, que el de Kegahl. Quizá sea porque él falleció antes; quizá porque no hizo fortuna: hasta donde sé, Kegahl murió pobre, pero con el mérito de haberle brindado a muchos, fotografía a crédito y aún gratis, y un plato de comida caliente y un lugar donde dormir, si así también lo necesitaban.

Ya grande tuve oportunidad de visitar el que fuera su estudio, ubicado sobre Avenida de Mayo, de este lado de la 9 de Julio. Para entonces, funcionaba en el lugar una casa de ropa sport marca OGGI, atendida por la que fuera su Señora, Olga Masa, y el hijo de ambos. Pese a la amabilidad y el cariño con el que me atendió la Señora Masa, recordando otros tiempos, de entrada sentí como que era inadecuado no encontrarme con Kegahl y su estudio fotográfico, en funcionamiento. Tanto me habían hablado de él y de ese estudio... y ya no estaban.

Sé -siempre por mi papá- que antes de dedicarse a las artes, Kegahl se desempeñó como corresponsal de guerra, durante el conflicto del Chaco paraguayo. Allá por los treinta.
Viendo su foto, uno se pregunta qué hacía ese hombre en medio de una guerra.

El caso es que Kegahl, además de corresponsal bélico y fotógrafo de artistas, era medio hermano, por parte de madre, de un pintor de renombre, que hoy pocos recuerdan: Erik Gornik.

Para la época en que mis papás frecuentaban el estudio de Kegahl, en el cincuentra y cuatro, Gornik estuvo un tiempo en Buenos Aires, visitando a su hermano. Cuando Gornik venía a Argentina, lo hacía mayormente para dirigirse al Sur, pintar nuestros paisajes, pescar e instruir a otros en el arte de la pesca con mosca. En el Sur se lo recuerda más por esto último, que por sus pinturas.

Hasta donde he podido averiguar, Gornik había nacido en Austria. Kegahl, no sé.

Es increible, pero la única conexión entre estos dos personajes la he encontrado en el sitio www.masoportunidades.com.ar: alguien exhibe para la venta, un ejemplar de Poliritmos de Ternuras y de Sangre, de Tito Martella, que ha dado la casualidad, tiene pinturas de Gornik y composición fotográfica de Kegahl.

No serán parientes nuestros, pero les estaba pasando lo mismo que a mi bisabuela Marconetto y a sus hermanos: Kegahl y Gornik corrían peligro de que nadie los recordara, al menos no como hermanos que fueron.

Sobre los detto Buneva (segunda parte)

Estoy en deuda con los Buneva, en un sentido genealógico y en uno más específico: contarles un poco respecto del por qué de su detto.
Este sopranome acompaña a los Giuliano desde sus días en Saluzzo, allá por el 1700. No sabemos exactamente cuál Giuliano fue el primero en agregar a su apellido esta distinción. Lo que sí sabemos es que en la consegna del sale de 1721 aparece en Via di Pagno, Saluzzo, un Tommaso Giuliano detto Boneva fu Chiaffredo.
Sabemos que estos agregados a los apellidos tenían por propósito distinguir a familias con el mismo apellido que no se reconocía como parientes... Pero: ¿por qué detto buneva?
La historia cuenta que un forastero pasó por los pagos de estos Giuliano y pidió agua para beber. En lugar de esto, los Giuliano le convidaron vino. El forastero, luego de aceptar el convite y bebido el vino, se fue muy satisfecho, comentando a todos que en casa de estos Giuliano se tomaba una muy buena agua (bun eva)... Así las cosas, nuestros Giuliano pasaron a diferenciarse de otros Giuliano ajenos a la familia, por compartir el vino.
La anécdota se refuerza con el dato que, promediando el siglo XVIII, encontramos Giulianos trabajando en la zona de Vigne (coltivato a viti e posto in collina) de Saluzzo.

Quizá los Giuliano venían encargándose de viñas desde mucho antes y esos Giuliano lo que hicieron fue encontrar un buen modo de promocionar su producto. O no. Quizá convidaron vino, simplemente, porque les gustaba compartir lo bueno de lo que disponían.

Hoy día encontramos esto de los sopranome funcionando casi a la perfección en Montes de Oca. Si bien el detto buneva casi se pierde con mi bisabuelo, fue gracioso enterarme de que viven en el Pueblo Giuliano que siguen siendo llamados "Giuliano Nero" para distinguirlos de nuestros Giuliano.
Los Giuliano Nero son Giuliano, pero no Giuliano detto Buneva.

Ella, la artista


Mi abuela Vaieretti tenía gran sentido del humor y un espíritu siempre en alto. Le gustaba cantar, disfrazarse y actuar. Era como una gran comediante, pero reservada al ámbito de la familia y de los amigos.
Pese a sus orígenes italianos del norte, tenía un buen look español que sabía explotar inteligentemente, pintados los labios de rojo oscuro y recogiendo el cabello en largas trenzas entrelazadas.
Será por esto que mi mamá salió artista. Igual que mi abuela, siempre se disfrazaba; de pequeña no había festejo del Pueblo que no tuviera su participación, ya como angelito, ya cantando en el coro o actuando en las veladas de la Iglesia.
No había película de Hollywood que ella se perdiera (en ese momento Montes de Oca contaba con sala cinematográfica) y no había atuendo que usara Rita Hayworth que no inspirara la realización, por propia mano, de algún modelito para las ocasiones del Pueblo.
Era natural que este proceso desembocara en múltiples participaciones para aspirar a reinados, como era natural que las mismas terminaran favoreciéndola con gran reconocimiento. Mi madre era y aún es, una mujer bella, con gran personalidad y buenas dotes artísticas.
Lógicamente, estas características debían ir acompañadas, en la época, por un espíritu transgresor, o al menos, de avanzada. Si no fue la primera, debe haber estado entre las diez primeras mujeres en usar traje de baño de dos piezas en Argentina, situación por cierto agravada al ser lucido en un Pueblo que, al día de hoy, ronda los tres mil habitantes.
El tránsito de Nelly damita joven en la Compañía de Bernardo de Bustinza (respecto del cual aprovechamos la ocasión para recordarlo y homenajearlo, sin perjuicio de comprometernos a dedicarle otro post en este espacio) a Vedette del Maipo representó -a más de un fenómeno cuasi meteórico y un gran motivo de orgullo para su padre y madre- un suceso conmocionante desde lo local.
Mientras escribo esto pienso cómo los sueños de las personas determinan, de un modo u otro, el devenir de los acontecimientos. Gracias a su sueño, mi madre termina conociendo al que sería mi padre, también nacido en Santa Fé (Villa Cañás). Pero termina conociéndolo en el estudio fotográfico Kegahl-Masa, donde mi papá concurría a sacarse fotos como modelo publicitario de Palmolive y para las fotonovelas 'Idilio', entre otras participaciones.
Desde esa perspectiva, toda la conmoción local y todas sus ulteriores derivaciones, cumplieron un propósito y, ciertamente, redudaron en mi beneficio: la existencia.

Como parientes: el caso de Giacomo Ganza


Tengo un primo que siempre nos dice: "los aprecio, no porque sean parientes, sino como personas".
He hecho esfuerzos, pero nunca he podido llegar a entender a fondo esta frase.
Debe ser porque mi cabeza y mi corazón funcionan a la inversa: hay personas a las que las quiero como si fueran parientes. Porque las siento parientes, aunque no lo sean. Porque me encantaría que lo fueran. Porque pienso que tendrían que ocupar el lugar especial de compartir lazos tan fuertes, como los de sangre. Tal cuando uno dice "es un hermano para mí".
Como Giacomo, que apareció en mi vida cual pequeño ángel de internet, arrojando luz allí donde yo necesitaba ver.
Que, con un correo electrónico, me devolvió ese retrato de Gerónimo Vaieretti que había estado en la familia y ya no está. Que con sus mensajes me devolvió una parte de mi historia, casi sin conocerme.
Estaría honrada si Giacomo fuera parte de mi familia.
Pero a mi familia la quiero, por ser familia. Es el lugar especial que le corresponde a cada uno en el mundo. Los lazos de sangre no se pueden menospreciar ni ignorar porque, al hacerlo, nos estamos menospreciando e ignorando a nosotros mismos.
Somos parte de una familia y nos definimos a partir de ella y de cómo nos relacionamos con ella. Por lo menos, así lo veo yo, como decía Guillermo Nimo.

La imagen que ven corresponde a Villa di Tirano, dónde vive Giacomo.

Los que llegaron a una tierra de promisión, de paz y de trabajo


Mientras sostenemos con cuidado un ejemplar de Juventud, periódico local de la Comuna de Montes de Oca fundado a comienzos de los treinta, pensamos: qué mejor modo de presentar a los primeros colonos, fundadores de este Pueblo, que compartir con ustedes una de las "Semblanzas", incluida en la edición correspondiente al 20 de junio de 1943:
"...Cuando nos quejamos de la soledad y de la falta absoluta de diversiones; de la languidez en que transcurren los días grises y opacos del invierno, debemos hacer un análisis retrospectivo y tener una recordación admirativa para los esforzados primeros colonos, que con más corazón que equipaje vinieron a esta tierra de promisión, donde levantaron sus hogares, bendiciendo la tierra hospitalaria que los acojería benévola y fecunda.
Aquí abrieron los surcos fecundos, en cuyas profundidades germinaron las semillas que luego se transformarían en el dorado pan de sus hijos.
Trabajaron incesantemente de sol a sol en la oquedad profunda y el silencio augusto de los campos y plasmaron en el crisol de las razas, una nueva y pujante, para cimentar una nación grande y poderosa.
De esta raza hecha a las privaciones y en olvido absoluto de la molicie y las diversiones nacieron los primeros pobladores de Montes de Oca.
En franca lucha con la naturaleza, los medios hostiles, las enfermedades, salieron airosos y como los guerreros de las antiguas cruzadas, lanza en ristre, ellos empuñaban cada día con renovados bríos el arado para surcar las entrañas de las tierras que se mostraba reacia en sus primeras claudicaciones."

La imagen que adorna este espacio es la digitalización de la tapa del periódico, en la que se observa un linoleum de Carlos L. Ferro.

Nuestro percorso cuneese


Muchos años antes de conocernos, ya veníamos cruzando caminos con mi marido. El más obvio: debo haber pasado cientos de veces por la puerta de su casa camino a la Facultad.
Por su parte, él debe haber transitado a dos cuadras de mi casa, varias veces, de visita a sus tíos de Florencio Varela.
Pero hay más: su 25 por ciento italiano, procedente de Cuneo, puede haber saludado perfectamente, más de una vez, da un valle al'altra a mi 37,5 por ciento cuneese (sobre mi cien por ciento italiano).
En efecto, mientras mis Giuliano, mis Marconetto, mis Castagno y presumiblemente, mis Palmero para las primeras décadas del siglo XIX circulaban todos por la zona de Barge, sus Giavelli vivían en la localidad de Ferriere, en la Comuna de Argentera.
Mientras Barge está situada en el Valle Infernotto, justo en el punto de encuentro entre los torrentes Chiappera e Infernotto (que originan el Ghiandone), Ferriere, rodeada de pinos y alerces, está en Val Stura.
Me pregunto: ¿nuestros antepasados se habrán conocido? ¿Puede que seamos un poco parientes?

Danza con Osos


Anoche me dormí pensando cómo puede ser que, cien años después, de la vida de una persona sólo quede, como resumen, tres o cuatro anécdotas. Como si se tratara de una mancha rebelde, que, con el tiempo, se ha ido desvaneciendo, excepto en algunos puntos que se resisten a ser borrados.
Gerónimo Vaieretti llega hasta nosotros de la mano de un oso. Esta es quizá la anécdota más fuerte de su vida en Italia, la más parecida a los cuentos que uno le relata a los niños antes de irse a dormir. Quizá es así como la historia sobrevivió.
El caso es que Gerónimo se encontró una vez cara a cara con un urs. El encuentro fue difícil, porque se produjo mientras el transitaba por un sendero en la montaña: de un lado la ladera y del otro, el precipicio. El oso lo encaró, enojado y Gerónimo logró ahuyentarlo con un fuego que armó gracias a lo que llevaba para encender el cigarro.
Esta es una de las pistas que, años después, tendríamos para ubicar el lugar de procedencia de Gerónimo en Lombardía, junto a aquélla otra de la polenta taragna y un par de detalles menores más, sobre los que quizás volvamos en otro momento.
Con el dato de los osos en vista, comenzamos a navegar en internet buscando dónde, hacia fin del siglo XIX, era habitual que los osos transitaran y se toparan con la gente por esos pagos.
Para entonces, no teníamos idea de la fecha en que Gerónimo había llegado a Argentina. Sólo sabíamos su fecha aproximada de nacimiento y que, para 1906, ya estaba casado con Domenica Palmero viuda de Vaieretti.
Es así cómo, allá por el 2000, yo me topé con los osos de los Alpes, descubriendo, con tristeza, que ya no había más osos: el último había sido muerto cerca de Valdisotto, a unos 50 kilómetros de la que, luego, descubriríamos era la comuna de origen de Gerónimo: Ponte in Valtellina.
No es que con este dato hayamos dado con Ponte, pero nos estábamos acercando un poquito más. Luego, la intervención divina nos permitió descubrir el dato.
Hoy, volviendo a la historia, con alegría leemos que se están realizando avistamientos de osos: el urs ha regresado a los Alpes.
Pensamos que habrá oportunidad, entonces, para que otros puedan narrarle a sus hijos, y sus hijos a sus hijos, que una vez alguien en la familia se topó con un oso y logró vivir para contar la historia. Y así ser recordados.

El Caballero Bugoni Costa


Mi abuelo Bugoni era todo un personaje, en el sentido más literario que pueda darse al término. Alto, delgado, de buen porte y buen vivir, aún en sus años mayores era todo un caballero.
A diferencia del mío, su mentón estaba siempre apuntando al horizonte, como nos indican en yoga, cuando adoptamos la pose del guerrero: un cierto dejo de altanería, leve, pero marcado.
Quizá sea por eso que la primera vez que me topé con la imagen de un húsar, pensé en mi abuelo.
Las pocas veces que Virginio Alberto Mario  Bugoni Costa hablaba de sus orígenes, lo hacía refiriéndose a las raíces lombardas de los Bugoni y a la preponderancia del apellido Costa, del lado de su familia materna.
Adelina Costa, mi bisabuela, fue hija de Pietro Costa y de Aloisia Bazzari.
No sabemos mucho más de ellos.
Sí sabemos ahora el porqué de estas afirmaciones de mi abuelo. Al parecer, los Costa fueron una de las familias más renombradas de Piacenza, entre los siglos XVII y XVIII.
De origen genovés, los Costa eran expertos comerciantes textiles y banqueros. Prueba de su relevancia es que antes de 1688, la familia poseía el conocido actualmente como Palazzo Costa, ubicado en Via Roma Número 80, en Piacenza.
El palacio, una de las casas más lujosas Piacenza en el siglo XVIII, fue encargado por el Conde Giuseppe Costa y fue construido uniendo partes de un complejo que en su momento habría integrado el castillo medieval de Unciola.
En el siglo XIII este complejo tenía la función de dar cobijo a los peregrinos que viajaban por el camino de Bolonia o de Módena, en su tránsito a Roma o para visitar los lugares santos. Ese castillo, dedicado a San Giacomo y a San Felipe, siglos después sería propiedad de Guastavillani, de los Osos, de los Volta y de los Costa.

Giuseppe Costa y su esposa la Condesa Anna Bianchi de Costa (hija del Conde Angelo Bianchi) son recordados aún hoy como grandes mecenas musicológicos que, entre otros, habrían auspiciado a artistas como Paganini.

Con la muerte del Conde Pier Giacomo Costa, hijo de Giuseppe y de Anna, el Palacio Costa pasó a Pedro Ceresa, hijo adoptivo de Giacomo.

Pensamos: no habremos avanzado mucho en nuestra ricerca genealógica, pero realmente estamos aprendiendo algo de historia italiana y, sin lugar a dudas, a leer el idioma.

Algo más sobre el apellido Bugoni


En Calcinate (Carcinato, Calcinato de Brescia), en la Provincia de Bergamo, Lombardía, encontramos un castello (castra) "...circondato da mura, da torri e da un fosso, e comprendente una cappella dedicata a S.Maria e ai SS.Vittore e Gregorio...". En 973 este Castillo fue objeto de una venta realizada por Bugone y su esposa Adelchinda, "...per il prezzo di quaranta lire d'oro e d'argento... " (Storia di Bergamo e dei Bergamaschi de Bortolo Belotti, pag. 245)

Quién era este Bugone?

Hace unos años encontré en internet un sitio dedicado a apellidos italianos, su significado y origen. Como era de esperarse, Bugoni no figuraba en la lista de los favorecidos con una explicación. En su momento envié un correo al sitio, preguntando, sin demasiada esperanza, si alguien tenía noticia o conocimiento respecto del origen del apellido Bugoni.
Al tiempo, el apellido apareció en la lista.
"Attualmente circoscritto al piacentino, zona di Nibbiano e Pianello Val Tidone (PC), dovrebbe derivare dal nome medioevale Bugo (Bugo filius quondam Arioaldi de loco Belusco anno 962) e Bugone di cui abbiamo un esempio nel Codice Diplomatico della Lombardia Medioevale nell'anno 1030 a Bergamo: "...Primo campo dicitur Mururano; coeret ei a mane Vualpertii, a meridie Bugoni et Algisi germanis, et est campo ipso per iustam mensuram perticas iugiales sex et tabulas quattuor"

También al tiempo caímos en la cuenta de que ese Bugo filius quondam Arioaldi, era la misma persona que aparecía en la Storia di Bergamo de Bertolo Belotti y la misma persona que era mencionada en Memorie della citta e Chiesa istoriche Bergamo por Giuseppe Ronchetti, dónde el autor refiere a aquélla venta, diciendto "...questa vendita vien fatta da Bugone figlio de Arialdo de la terra de Belusco, e de Adelchinda sua moglie figliuola di Sigifredo, trovandosi presenti il Conte di Bergamo Adalberto Zio della sudetta, ed Audaldo, e Rodolfo, figli dello stesso Conte…"(p. 68).
Adelchinda (Alchinda) nobildonna longobarda, era hija de Sigifredo (Sigeso) II y Baratina y sobrina de Adalberto Atto de Canossa, hijo de Sigifredo de Lucca.
A Adalberto se le atribuye haber construido la red de fortificaciones sobre las colinas emilianas al tiempo que procuraba fortalecer su poder a través de alianzas familiares con los señores locales.
Arioald o Aroaldo de Belusco, el padre de Bugone, resulta ser el personaje más antiguo de esta familia de Belusco: potente signor y feudatario de Bellusco, longobardo, vasallo del Emperador, aparentemente prefería pasar la mayor parte del año en Bergamo ... También sabemos que, además de Bugone, este Arioald tenía otro hijo, de nombre Olderico, que terminó siendo Obispo de Bergamo en 954. Olderico tenía gran influencia sobre Adelaida de Borgogna, esposa del Emperador y estuvo presente en la coronación de Otton II (en la imagen).
De Bugone no sabemos mucho más: mientras su hermano fue Obispo, residió en Bergamo. A la muerte de Olderico Bugone regresa a Bellusco, donde muere.
Esta es una historia de familia de la que nos enteramos, tratando de descubrir algo más sobre la historia de la propia.

La Marconetto


La de los Marconetto ha sido una rama difícil de investigar en nuestro árbol. No es que Marconetto sea un apellido difícil (como los de las ramas Vaieretti o Bugoni), o demasiado común (como el de los Giuliano). O imposible (como el de la abuela Fertilani, que si no tuviéramos la partida de nacimiento, creeríamos que está equivocado).
Pero el avance ha sido lento.
Para comenzar, ha sido el apellido de una mujer: en los árboles genealógicos las mujeres tienden a perder su identidad y con ella, el víncula con la familia de origen. Es como si fueran absorbidas por la familia del esposo.
Si comparamos la situación de la Marconetto (esta Señora que vemos en la foto, sentada, rodeada de sus hijos y de sus nietos) con la de de mi tatarabuela Caterina (de la que sólo teníamos la "B" de su apellido de soltera y que con el tiempo terminamos descubriendo que era Bosio) o con la de la primera esposa de mi bisabuelo Bautista Giuliano (de la cual aún no tenemos certeza del nombre), ciertamente ella ha corrido con ventaja. Sabíamos su nombre (María), cómo le decían (Marigna) su apellido de soltera (Marconetto) y, por si fuera poco, que era vedova de un Marchisio. Hasta teníamos su fecha de nacimiento (conforme está registrado en el Panteón de Montes de Oca).
En poco tiempo descubrimos su lugar de nacimiento (Barge) y el nombre del padre y de la madre. Nada mal para empezar, no?
Sin embargo, tuvieron que transcurrir más de diez años de ricerca y casi ochenta años de vida familiar para que resurgieran del olvido genealógico los hermanos que habría tenido esta Marconetto: Giuseppe y Domenico, también hijos de Chiaffredo Marconetto y Anna Castagno de Barge.

Como en otras ocasiones, vuelvo a estar agradecida con estos ayudadores que han salido a nuestro rescate a lo largo del tiempo. En el caso, Marco Marconetto, que si bien parece no ser pariente directo, es como un faro para los Marconetto y Marconetti que navegamos desorientados buscando nuestras raíces en Barge.
Es él el que ha permitido que María Marconetto recuperara sus hermanos y que nosotros supiéramos algo más de su vida.
Otro día les cuento algo de estos Marconetto y su historia en Argentina.

Los Giuliano detto Buneva, massari de Saluzzo


Según parece, los Giuliano de Saluzzo venían siendo massaros desde, al menos, comienzos del siglo XVII.
Así surge de la consegna del sale en las que encontramos al primero de los Gio Battista Giuliano del que tenemos noticia, hijo de Chiaffredo, viviendo con su familia en la Cascina Parpaglia (1721).
Transcurren los años y las generaciones. La descendencia de estos Giuliano detto Boneva aparecen en distintas propiedades: en 1742, Tomasso Giuliano, hijo de Gio Battista, en San Antonio, del Signor Sibilla; otra rama de Giuliano detto Boneva en Casa Aliberti.
En 1755, Sebastiano Giuliano, hijo de Tommaso, en Casa Annalis; en 1761, otra rama de los Giuliano detto Boneva en Casa Pignatta.
En 1762, el mismo Sebastiano Giuliano en Casa Merlino y otra rama en Casa Propano.
En 1766 Sebastiano y su familia aparecen en Casa en San Antonio. En 1767, en la zona de vigne otra rama, en Casa Solaro y otra rama en Casa Sibilla.
Hacia 1770, Michelle Giuliano en la Casa del Capitolato di Torino detta La Fornace, propiedad del Seminario. Otros, en Casa de Gioanni Rosso y otros aún en Propano.
Llegamos al 1789, donde encontramos a Michel Antonio Giuliano, hijo de Sebastiano, y a sus hermanos (entre los cuales está nuestro ancestro, Chiaffredo, aquél que fallece en Barge en 1838) como massaros en lo del Señor Conde de Benevello.
Ser massaro era todo un trabajo en aquéllos días.
Leemos: "Il massaro è la figura più importante della masseria. Poteva essere affittuario, quindi pagare un canone d’affitto al proprietario, oppure solo responsabile della conduzione della masseria per conto del padrone; in entrambi i casi, il massaro è la figura attorno alla quale è polarizzata tutta la vita organizzativa, produttiva e sociale. Era lui ad assegnare i compiti e impartire gli ordini, sempre lui che, secondo regole e tempi stabiliti e come forma di remunerazione, distribuiva parte di ciò che la masseria aveva prodotto ai capifamiglia residenti. A queste distribuzioni regolari si aggiungevano quelle eccezionali delle festività quali Natale, Pasqua, quando si dava anche un po’ di carne di agnello, e la festa del santo patrono. Dal suo carattere, dalla sua capacità di condividere e capire la durezza della fatica, dal tono con cui impartiva gli ordini, dal modo in cui stabiliva i rapporti con gli altri,dipendevano una vita tollerabile o sentirsi gli ultimi della terra".

Hay en este sitio una descripción interesante de las condiciones de vida de los trabajadores forastieri en estas masserías, en el que se relatan jornadas de trabajo muy extensas, combinadas con mala alimentación y mal descanso. Estos trabajadores dormían en nichos excavados o construidos en los graneros, en los que se tendía un saco de paja sobre el que el trabajador dormía vestido.
Comentando esto con mi madre, vinieron a su memoria idénticos nichos, construidos en los galpones de la vieja chacra de los Giuliano en Colonia Caracciolo... nunca se supo que nadie durmiera ahí. Sólo servían para guardar herramientas y enseres del campo.
Pero el hecho me impactó: cien años después, pasadas al menos tres generaciones y ya en otro continente, los galpones de nuestra chacra recreaban las condiciones de vida y de trabajo en una Italia que había dejado de ser. Al menos, para estos Buneva de los cuales desciendo.
Agradecemos a Ghironda la imagen que acompaña nuestro texto.

El Cementerio de Staffarda


En las actas parroquiales correspondientes a los fallecimientos de los que habrían sido abuelo y padre de Chiaffredo Giuliano (mi tataraabuelo) figura que ambos fallecieron en Barge y que fueron sepultados en el Cementerio de Staffarda.
No he encontrado en internet ninguna referencia a este Cementerio, excepto la que figura en unos documentos de planificación territorial de Revello.
Gracias a esta búsqueda he dado con la Abadía de Staffarda. Al parecer, mis ancestros Giuliano fueron sepultados en el Cementerio cercano a este complejo.
La Abadía de Santa María de Staffarda dista unos 10 kilómetros de Saluzzo y a unos 11de Barge. Se supone fue fundada a comienzos del siglo XII, a partir de una donación efectuada por el Marquez Manfredo I del Vasto, Signore de Saluzzo, a los monjes cistercenses de Tiglieto (Liguria). Hay quienes afirman que fue obra de San Bernardo y fijan la fecha de su creación el 25 de julio de 1135. En todo caso, los monjes construyeron una pequeña ciudad de gran autonomía, floreciente centro agrícola que abarcaba la iglesia, el claustro, el refectorio, el edifico de los convertidos, la hospedería, el mercado cubierto, las granjas y el campo santo.
En 1750 el Papa Benedicto XIV la confirió a la Orden de los Maurizianos de Torino y en 1804 fue instituida como Parroquia.
El complejo es señalado como uno de los pocos exponentes que quedan del período de transición del románico al gótico en Italia.

La Granda nel cuore


2010 es el año en que la Provincia de Cuneo celebra el 150° Aniversario de su fundación (1860-2010).
Además de ser cuna de los Giuliano y familias vinculadas :) Cuneo es, junto a Sondrio (cuna de los Vairetti), la Provincia con la administración más antigua de toda Italia.
Ha dicho Gianna Gancia, Presidente de la Provincia: "Los 150 años de la provincia de Cuneo es una ocasión para celebrar el largo viaje realizado hasta ahora, pero por encima de todo la oportunidad de conocer nuestra historia, estar orgullosos de nuestra tierra, promover la excelencia local y crear un puente de comunicación con Cuneo en el mundo, porque una Provincia no es sólo una tierra, sino que se hace de todos aquéllos que tienen a la Grande en el corazón".
Siendo este el caso, nos sumamos a la celebración de los 150 años de Cuneo, homenajeando a la Provincia, a nuestros antepasados que nacieron en esa tierra y a todos los cuneesi nel mondo.
Agradecemos la imagen que acompaña este texto, las noticias y el sentido de familia que transmiten y nos hacen llegar nuestros amigos de Cuneesi nel mondo.