Mi abuela Vaieretti y su Maestro Solá: de cara al centenario

A mi abuela María Vaieretti no le pasó lo que a su hermana Leticia. Es el día de hoy que se la recuerda con gran admiración y cariño.
Los que he conocido que la conocieron a ella destacan su gran generosidad y sentido del humor. Siempre solícita. Siempre dispuesta.
Pero mi abuela María tenía una ventaja mayor: era muy perseverante. Muestra de su carácter es que se las arregló para llegar a tener dos hijos, Ildo y Nelly, contradiciendo al doctor que le había recomendado ni siquiera pensar en el primero.
Sin madre que le enseñara, María había aprendido a manejar la casa a la perfección. Bordaba, cosía y le gustaba hacer todo tipo de manualidades. Algo de esto se lo había enseñado su padre, Gerónimo. Dar las primeras puntadas y cocinar polenta taragna. Pero el resto lo aprendió sola: desde dedicarse a ser ayudante de su maestro de escuela, como alumna avanzada del último grado que era hasta ordeñar exitosamente una vaca o mantener conversaciones en catalán con la abuelita Colomé.

María leía mucho y sabía contar historias muy bien: con el tiempo se constituyó en algo así como la memoria viva de la familia y de las familias allegadas: respecto de todos tenía un recuerdo, algo para destacar. Gran parte de lo que venimos compartiendo en este espacio -las canciones, los nombres, los parentescos, los lugares, los dichos y refranes- lo sabemos porque María se encargó de valorarlo y de transmitirlo de un modo tal, que esa memoria logró superar la barrera del tiempo.

Es gracias a los relatos de María, que hoy sale del olvido una figura grande: la del Maestro Solá, Director y único maestro de la Escuela Fiscal N° 264 de Montes de Oca, desde el año 1910. Cuando este apóstol de la enseñanza entra en la vida Montes de Oca, mi abuela María contaba con 6 años. María llega a su cuarto grado ("que para la época era como un séptimo" agrega mi mamá) y pasa a ayudar al Maestro con los alumnos más pequeños. Casi un centenar de niños en la escuela era como demasiado para un sólo Maestro.
El maestro Jesús Villareal, que en los cuarenta ocupó ese cargo de Director (ya en la época en que era mi madre la que concurría a ese escuela) tuvo palabras de reconocimiento para con ese gran hombre.
"Fue este maestro de verdad quien, en 10 años de actuación, logró con su capacidad y trabajo, prestigiar la escuela. De su labor y dedicación, como así de su abnegación y sacrificios, hay recuerdos gratos y no son pocos los padres de familia de hoy, que en este pueblo pueden decir de su obra con más conocimientos que el que escribe; a travéz de lo que he podido recoger de boca de los propios beneficiados en este y otro pueblo, sólo puedo decir que fué maestro de verdad y serlo en aquellos tiempos, era ser héroe y mártir. Como maestro me hago un deber en rendirle desde estas columnas, mi modesto homenaje anticipándome al que quizá algún día le rindan quienes deben hacerlo."

No sabemos si este homenaje del que habla Villareal en el Periódico La juventud de mayo de 1943, llegó a efectivizarse. Sí podemos decir que no hemos encontrado ninguna referencia a su persona y a su actuación, en ninguno de los pocos sitios en internet en los que se cuenta algo sobre la historia de Montes de Oca y su gente.
En su caso, hacemos propias las palabras del Maestro Villareal para que valga este recuerdo que tenemos del paso del Maestro Solá, como modesto homenaje al aproximarse el centenario de su designación como Director y Maestro en la Escuela Fiscal de este querido pueblo.

No todo es el Mazzolin di fiore

Este post va a ser como uno de un grupo de autoayuda. Va estar dedicado a aquéllos que sientan o hayan sentido o le hayan hecho sentir alguna vez no tener nada particularmente importante que ofrecer o compartir con otros. Va a ser un post para revalorizar lo que sabemos, lo que sentimos y lo que somos. Todo eso que nos hace ser nosotros mismos. Genuina e irrefutablemente, nosotros mismos.
Durante años escuché cantar con gran entusiasmo el Mazzolin di Fiore, cual si fuera un himno definitorio de la piamontesidad. El que conocía el Mazzolin era un buen descendiente de piamonteses. El que no, casi un paria.
Hasta donde yo sé, nuestros ancestros, respecto de los que nadie duda de su origen Piamontés, no cantaban el Mazzolin di Fiore. Lamento.
Cantaban otras cosas. Que yo las he aprendido de chica, en mala fonética quizá, pero que me han acompañado en la crianza, casi como me acompañaron el abecedario y los Diez Mandamientos. O más.
Por ejemplo, el benemérito Dan da lan. Parece ser que ésta es la canción para niños, distintiva de los Giuliano detto Buneva. Esto lo hemos concluido a partir del abrazo que se han dado mi mamá y Alberto Giuliano de Arequito, en enero de este año, cuando cantaban los dos, casi llorando:
"Dan da lan
le morte del can
el can bucin
dal nom Joanin
Joanin cutel
taia la pel
la pel del liuf
fa curucucuuuu"

Para ellos, que se conocían por primera vez, esta canción fue prueba de parentesco, más que si les hubieran presentado un expediente lleno de partidas de nacimiento y defunción. En sus dos familias Giuliano, todos los niños se durmieron o se contentaron así. Con este Dan da lan.
Si alguien ha aprendido esta canción o la escuchó cantar alguna vez, no lo dude: es un Giuliano Buneva. Y si alguien desciende de piamonteses pero nunca escuchó cantar en su familia el Mazzolin di Fiore, no se preocupe: usted no ha perdido la esencia, ni sus padres han sido unos desamorados, ni sus abuelos piamonteses, truchos. Seguramente tiene Usted algún tesoro que rescatar de la memoria, más valioso por genuino.
La memoria familiar no se aprende. No se compra. No se suple. No se baja de internet ni se lee en los libros. La memoria familiar la recibimos como herencia de nuestros padres, de nuestros tíos, de nuestros abuelos. A los que amamos y respetamos; delante de los cuales nos sentamos, con reconocimiento y reverencia, porque son ellos los portadores del saber familiar.
Como nos sentamos delante de Elba, en Arequito, mientras nos decía: "Yo soy Giuliano, hija de Giuliano, nieta de Giuliano...".
Qué orgullo me da tener a esta Gran Señora en nuestra familia Giuliano.

PD: Si alguien domina el piamontés, corrija por favor, que está escrito como hemos podido... según la aprendiéramos cantando.

De Casa Bugoni


Ya que andamos por Venecia es buena ocasión para recordar que hubo una vez un pintor veneciano, llamado Tommaso Cassani/Cassoni Bugoni, Tommaso de Casa Bugoni o Tommaso Bugnoni, (c. 1690-1767), que dipingeva degnamente in Venezia sua patria durante la mitad del siglo XVIII (Guida per la città di Venezia: all' amico delle belle arti, Giannantonio Moschini - 1815).
Hemos encontrado respecto de este autor algunos comentarios muy puntuales sobre su vida y obra, como aquél que señala: "artista che lo storico Anton Maria Zanetti (1771) ricordava come autore del soffitto del medesimo Oratorio", refiriédose esta cita a la obra realizada por el Bugoni en la Iglesia de San Filippo Neri: María Assunta in cielo tra gli angelli che spargono rose .
También es recordado como autor de una Sacra Famiglia en San Simeone Piccolo; de L'Eterno, de Quattro Evangelisti y de Quattro Virtu Teologali en San Teodoro (Scuola Grande); de un Cristo Resucitado en la Iglesia del Santo Sepulcro; de la cupola dell' Altare dell Sacramento en la Iglesia Maria Mater Domini; de un Cristo en la Iglesia de San Gervasio y Protasio; de una tavoletta con molti Santi en la Iglesia de San Antonio, de una tavola con l'Eterno Padre, Santa Catterina e San Domenico en la Iglesia de Sant' Eufemia alla Giudecca y de una Ultima Cena en una Iglesia de la Comuna de Casier.
Sabemos también que fue escenógrafo, bajo el pseudónimo de Cassiogono Tambusi realizando trabajos para diversas obras (de Galuppi, de Vivaldi...). Y también que se dedicó a la ilustración de libros como la Istoria delle piante che nascono ne lidi' intorno a Venezia (1735) obra de Gian Girolomo Zannichelli, en el que reproduce más de 300 especies de la región.
El hallazgo de este Bugoni nos ha gratificado, por la belleza de su obra, al tiempo que nos ha dado la posibilidad de rastrear los orígenes de nuestro apellido en la región de Venecia.
La imagen que acompaña a este relato la hemos tomado del sitio de Jorge Macchi que, en 2005, fue elegido para el envío oficial e invitado a participar con su obra, en la Bienal de Venecia.

Il lato Vezzato della nostra famiglia


Siempre pidiendo disculpas por nuestras incursiones en italiano, queremos con este título presentar al lado Vezzato de la familia, apellido que se vincula con la nuestra por el lado de los Bugoni.
La mayor de las hijas de mi abuelo, Blanca, casó ya en Argentina con un Vezzato, de nombre Arcangel. Hoy por hoy no tenemos mucha información respecto de los orígenes de estos Vezzato en particular, pero, por lo que hemos leído, la llegada de estos italianos a Argentina, procedentes de la región de Friuli-Venezia Giulia se produjo tardíamente, al menos si se la compara con la de nuestros Giuliano (presentes en Argentina desde 1880) y aún con la de los Bugoni (1924).
Gran parte de los Vezzato que encontramos aparecen concentrados o tienen raíces en la comuna de Villota di Chions, en la Provincia de Pordenone, unos 90 kilómetros al noroeste de Trieste.
De entre éstos, nos hemos encontrado en internet con Vicente Vezzato, premiado en 2002 por el EFASCE (Ente Friuliano Assitenza Sociale Culturale Emigranti),
Coordinamento America Latina, por su "fidelidad al trabajo y al progreso económico". En la nota, mencionan que el premio fue entregado al Señor Padre de Vicente, Don Giuseppe Vezzato. En dicha nota se hace referencia también a la participación de ambos en la empresa constructora de renombre.
Con estos datos a la vista, casi no dudamos en afirmar de que se trata de los Vezzato emparentados a nuestra familia, respecto de los cuales, y en especial de Pepe, hermano de Arcangel, su señora Rina y su hijo Vicencino, mi padre y mi madre han guardado siempre tan buen recuerdo.
A ellos y a sus desciendentes, nuestro saludo.-

La imagen que acompaña este post corresponde al logo de la Provincia de Pordenone, que hemos tomado del sitio oficial de la Provincia.-

El clan Vaieretti desde il cuore delle Alpi


La rama Vaieretti de nuestro árbol familiar es una rama muy frondosa y algo complicada para la reconstrucción. Hasta dónde hemos llegado a ricercar tiene su origen en el matrimonio entre Luigi Vaieretti y Domenica Marchetti.
Luigi y Domenica tuvieron varios hijos: uno de ellos, Stefano Gerolamo, es de quien procedo.
Gracias a todas las anécdotas familiares (aquélla de la polenta taragna, la del urs en la montaña y otras) y gracias también a la ayuda de Giacomo Ganza, logramos saber que el luogo di nascita de Gerónimo fue la pequeña localidad de Carolo, Ponte in Valtellina, Provincia de Sondrio (Lombardía) el 7 de agosto de 1866.
Gerónimo tuvo otros hermanos. El proceso de reencuentro con estos hermanos de Gerónimo ha sido todo un gran capítulo del trabajo genealógico que encaramos, porque mi madre sabía de un montón de parientes Vaieretti, en Montes de Oca y diseminados por Santa Fé, pero no recordaba los nombres de los ancestros comunes.
Con el tiempo, y mucho correo, fuimos dando con representantes de varias de las subramas, entre los que hoy quisiera mencionar a Luis María, a Fernando y a María Elena, sin cuyas respuestas no hubiéramos podido reconstruir la cadena de parentescos.
Hoy sabemos que Luigi y Domencia tuvieron, además de Gerónimo, a Luigi, probablemente uno de los hijos mayores. También sabemos que otro de los hijos de este matrimonio fue Juan y que también hubo dos hermanos más: León y Abundio.
Hasta donde sabemos, ninguno de estos dos últimos hermanos tuvo descendencia.
También hemos recordado, gracias a este proceso de reconstrucción colectiva de la historia, que Luigi habría estudiado para sacerdote pero que, en determinado momento abandonó ese camino y decidió casarse con María Tavella (Tavelli), dando origen así a la rama de Félix Vaieretti (primero de los esposos de mi bisabuela Palmero, que luego casaría en segundas nupcias con el tío de su primer marido, mi bisabuelo Gerónimo), Dominga "la meneghina" Vaieretti (casada con Miguel Micheloni que, al tiempo, se radicarían en Mendoza) y Benedetta Vaieretti que, casada con un Fidel Vairetti (sin la e para el triptongo), darían lugar a una rama que aún hoy está presente en Montes de Oca.
Del lado de Juan Vaieretti, tenemos una gran descendencia, con al menos trece hijos producto de al menos dos matrimonios (con una Tedeschi y con una Rubiano), rama de la cual descienden la subramas de Bouquet, la hoy por hoy radicada en el Sur de nuestro país, gran parte de los que están en Rosario e, incluso, los Vaieretti de Mendoza.
Contamos con casi cincuenta Vaierettis en nuestro árbol (algo menos que la cantidad de Giulianos), sin contar a los descendientes de mujeres Vaieretti que llevan otro apellido por causa de matrimonio.
Los Vaieretti hoy son un gran grupo (en número y calidad), caracterizado por su modo afable, su sentido del humor y su espíritu de comunidad familiar, que ha sabido conservar pese al transcurso del tiempo.
Sin embargo, resta aún ubicar gran cantidad de descendientes de esta rama; de entre los que rescato a la mayoría de los Micheloni.
Pero el trabajo de unirlos en este árbol ya está hecho y confiamos en que este espacio sirva para reencontrarnos con ellos.

La imagen que acompaña este post la hemos tomado del sitio oficial de la comuna de Ponte in Valtellina, a la que hemos recurrido y seguiremos recurriendo, sin dudas, para intentar avanzar un poquito más en nuestra ricerca (lo cual significa retroceder un poquito más, en el tiempo). A ellos y a todas las comunas en Italia que nos han ayudado y nos ayudan, siempre con buena onda y gran atención: Grazie mille!

Apellidos Valdenses


Hoy queremos compartir con ustedes que nos hemos encontrado con un blog pariente: el de Apellidos Valdenses.
Esto nos ha puesto muy contentos, casi tanto como descubrir nuevos parientes de carne y hueso. Al fin y al cabo, los que compartimos algo que nos apasiona, de algún modo terminamos emparentados.
Otro día me gustaría hablar sobre los apellidos valdenses y de cómo terminé encontrándome con el tema a partir de la búsqueda de nuestros apellidos en Piemonte.
Sitios como este nos hacen pensar: qué bueno, no estamos solos.

Arqueología al rescate de los Bugoni


Parte de lo que sabemos respecto de la familia en Val Tidone, los bautizos y los padrinos que hemos mencionado en nuestro post anterior, se lo debemos a la ayuda de otro Buen Samaritano que salió a nuestro rescate a través de internet: el Signor Antonino Montanari, quien, además de formar parte de la Associazione Archeologica Pandora, ha encontrado tiempo para orientarnos en el acceso a estos datos.
La Associazione Archeologica Pandora se compone de voluntarios que trabajan en colaboración con la Soprintendenza Archeologica dell'Emilia Romagna, para contribuir al recupero del pasado. Tiene por objetivos individualizar, proteger y valorizar el patrimonio cultural, arqueológico e histórico del territorio de Val Tidone y del Valle del Arda.
A Pandora, siempre bajo la dirección de la Soprintendenza Archeologica dell'Emilia Romagna, se debe la realización de una excavación que dió lugar al descubrimiento de un emplazamiento pre protostórico (II y I AC) y de una Iglesia medieval ubicada en la localidad Piana di San Martino; de un sector de una villa romana en Arcello, de una parte de una antigua estrutura habitada en Trevozzo y de una tumba romana en Ganaghello, entre otros.
Pandora también ha colaborado en los estudios realizados en el área que ocupa el actual cementerio de Pianello, donde han salido a la luz restos de un asentamiento romano datable entre el siglo I y el siglo II AC, así como de una necrópolis medieval.
A Pandora también le debemos una de las pocas buenas referencias que hay en la web respecto de Pianello y de su dintorni.
El haber tomado contacto con su sitio nos ha permitido conocer un poco mejor el lugar de procedencia de nuestros antepasados Bugoni.
A ellos, nuestro agradecimiento y nuestras felicitaciones por el trabajo que realizan.

Hablando de Padrinos: los padrinos del Tidone


Una Bugoni de Entre Ríos me dijo una vez, que los Bugoni de Pianello eran oriundos, originalmente, de Nibbiano. No lo sé. Puede ser.
Mi abuelo Virginio Bugoni fue bautizado en 1898 en la Parroquia de Casanova Val Tidone, una frazione de Pianello.
Sus padres: Bugoni Joseph, filius quondam Aloyni et quondam Bruzzi Paulae et ex Costa Adele, filia qd Petri e Bazzari Aloysiae (Giuseppe Bugoni, hijo de Aloinio y de Paola Bruzzi, y de Adele Costa, hija de Pietro Costa y de Aloisia Bazzari).
Fueron padrinos de su bautizo Giuseppe Varesi hijo de Giovanni, de esa misma Parroquia, y María Delfitto, hija de Giacomo, de la Parroquia de Rocca Pulzana, otra frazione de Pianello.
Dos años despues, Paola Rosa Bugoni, hermana de mi abuelo, también es bautizada en Casanova,teniendo como padrinos a Ernesto Delfitto, hijo de Giuseppe, también de Casanova, y a una tal Liduina, cuyo apellido no ha quedado registrado, hija de Giovanni de la Parroquia de Trevozzo. Casualmente, Trevozzo es una frazione de Nibbiano.

En ambos bautizos, el Párroco fue el Padre Antonio Nobellini.

Por su parte, mi abuela Maria Pierina Fertilani, nacida en 1903, hija de Felice Fertilani y de Anna Badavelli, también nació en Casanova. Mi abuelo y mi abuela se casarían en 1921 pero ya no en Casanova, sino en Ca' Pradaglia, otra frazione de Pianello Val Tidone.

Hemos encontrado registro de que viene habiendo Bugoni en Pianello Val Tidone al menos desde 1794 (Teresa Bugoni, casada con un Braghieri) y en Santa María del Monte, Nibbiano, desde 1795 (Gaetano Bugoni, casado con Rosa Perina de Pianello Val Tidone).

Respecto de los Costa, no hemos encontrado registro en Pianello. Los registros más antiguos sobre Costa que hallamos en Piacenza corresponden a 1731 (Spettine, Bettola), 1754 (Parrocchia di Pradello, Bettola), 1765 (Vigolo di San Bernardino, Bettola), 1787 (Montechiaro di Rivergaro), 1790 (Ponte dell' Olio), 1792 (Vigolzone), 1819 (Padri di Bettola),1820 (Borgo di Bettola), 1829 (Gropparello), 1839 (Parrocchia di Missano, Bettola).

Bazzari encontramos en Pianello a partir de 1819 (un tal Luigi Bazzari casado con una Bisi de Borgonovo ValTidone), pero hemos hallado una Bazzari oriunda de Gragnano Trebbiense, otra comuna de Piacenza, nacida alrededor de 1796 (Fortunata Bazzari, casada con un Patelli) y 1822 (Montecanino). Más hacia atrás, los Bazzari que encontramos son nacidos en Milano, 1777 (Guardamiglio).

Los registros más antiguos que encontramos en Piacenza respecto de los Bruzzi pertenecen a 1710 (Parrocchia d' Olmo, Bettola),1720 (Cogno San Bassano, Borgo di Bettola), 1745 (Montacuto, Mont'Acuto),1757 (Borgo di Bettola), 1790 (Gropparello), 1808 (Ponte Dell'Olio).

Por su parte, encontramos en Tidone Varesi desde 1771.

De Fertilani y de Badavelli no hemos dado con registros, como tampoco respecto de Delfitto.
La historia de Dinis y su buen gobierno nos conduce, casi obligadamente, a mencionar a dos de los gobernantes que, hoy por hoy, tenemos en funciones y que forman parte de nuestra familia. Se trata de nuestro primo Mário Rodrigues, actual Presidente de Freguesía da Boa Vista, Leiría y el recientemente electo Leandro Dietschi, Jefe comunal de Montes de Oca.
El caso de este último es muy especial para mí, puesto que, a más de Jefe Comunal, el mencionado viene desempeñándose desde hace casi seis años como Compadre, tras haber concursado exitosamente para ocupar el cargo de Padrino de nuestra hija.
Esto del concurso queremos dejarlo bien en claro, dado que nos han llegado comentarios sugiriendo que en la elección del Compadre como Compadre hubo arreglo por tratarse de un familiar. Incluso, algunos han llegado a decir que el puesto de Padrino no era un puesto strictu sensu sino algo así como un título hereditario. Nada más alejado de la realidad.
Debemos reconocer sí, aquello que hay de cierto detrás de estas afirmaciones. Es cierto que la Madre del Compadre es Madrina de Bautismo de quien suscribe, así como lo es que la susodicha es Ahijada de Bautismo de la Madre, también de quien suscribe.
Suponemos que es esto lo que puede haber dado lugar a tales elucubraciones respecto del carácter hereditario o no del Título de Compadre o Comadre en nuestra familia.
Para descartar de plano toda duda diremos que nadie puede poner en tela de juicio el carácer electivo del puesto en la medida que, quien suscribe, no ha terminado ocupando ningún cargo como Madrina respecto de ningún miembro de la familia en esta rama, aunque debemos señalar que dicha responsabilidad hubiera sido asumida con gusto, cualquiera hubiera sido la naturaleza del cargo.

Con esto creemos haber despejado toda duda.

Por lo demás, esperamos que luego de este post, que viene a continuación del dedicado al Rey Dinis, los mencionados no se sientan obligados a emular la grandeza ni los supuestos logros del fu; quede claro que se trataba de otra época y que, en todo caso, transcurridos casi mil años. todo se ve un poco mejor. Como dice el refrán: ya vendrá el que bueno me hará.

A ambos, nuestro cariño y nuestras felicitaciones, porque a más de buenos parientes ambos son, sin duda, excelentes gobernantes.

Cuenta la historia


Cuenta la historia que hubo un Rey, de nombre Dinis, “que fue el mejor rey y el más amigo de la justicia y no hubo soberano más digno desde el reinado de Alfonso I hasta su tiempo”, de inteligencia tan precoz, que fue nombrado embajador a los 6 años.
A la edad de 17, Dinis ya estaba en el trono y al tiempo se casó con Isabel, mujer que luego sería reconocida como una de las Santas más esclarecidas. Juntos lograron vencer al sublevado Príncipe Alfonso, hermano del Rey, tras lo cual, afianzado en el trono, éste pudo dedicarse a hacer lo que más quería: recorrer su Reino, llevando avance y progreso a todos los Pueblos bajo su mando, en especial en lo concerniente al desarrollo de la agricultura, actividad que, hasta su momento, no había florecido en el Reino.
Tal fue la Revolución social que impulsó este Rey, que la historia lo recuerda como ‘Padre de la Patria, Rey Labrador’, seguramente también por el empeño y el ahínco que puso en darle bienestar a su Pueblo y frenar las ambiciones de quiénes pretendían hacer valer sus privilegios sobre la riqueza de la tierra.
Cumplida su misión y llevado el reino a una prosperidad casi fabulosa, este Rey mandó erigir su residencia real sobre una eminencia en medio del fértil valle, no lejos del Río Lis. Construyó su Palacio tomando partes de antiguas ruinas cuyo valor apreciaba y lo rodeó de pinares que él mismo mandó plantar sobre las dunas.
Al hablar de este Soberano, nacido el 9 de octubre de 1261, sexto Rey de Portugal, hijo de Alfonso III y nieto de Don Alfonso X el Sabio Rey de Castilla y León, el pueblo continúa diciendo de él O Rey Don Diniz, que fiz quanta quiz.
Y así parece ser.
Las ruinas del que fuera su Castillo, son aún motivo de orgullo para los actuales pobladores de Leiría, de donde vienen los antepasados de mi esposo.

Una de contextualización

Mi Tío Ildo era seis años mayor que mi mamá. Había nacido en el veinticuatro, igual que mi padre.
De joven, Ildo tuvo una participación destacada en la comunidad monteoquense. De hecho, llegó a ser Presidente de la Juventud Acción Católica local. Estamos hablando del primer quinquenio de los cuarenta, cuando ser miembro de la Acción Católica no era un dato menor.
Escribía mi Tío por esa época, bajo el título "Un batacazo":
"Es un sábado por la tarde. Todo el pueblito está tranquilo, después de haber terminado una semana más de trabajo; en una esquina hay varios muchachos hablando del partido que se realiza el domingo. En ese momento pasan por el lugar Alfredo y Juan, que van a la reunión semanal de la A. C. y en el grupo no faltó quién les dijo: curitas y frailones y muchas otras cositas; sin embargo ellos los saludaron sonriendo y siguieron su camino. En el grupo llamó la atención la conducta de esos dos muchachos... no se pararon a perder el tiempo... Después de que pasaron, uno del grupo dijo: -para qué se reunirán todas las semanas? ¿Para qué irán a Misa? ¿Para qué estarán siempre metidos allí? Y otro dijo: -Yo los voy a esperar cuando salgan y les pregunto así despues nos hacemos el plato. Terminó la reunión... El que había estado en la esquina se encontró con Alfredo y Juan, los saludó, cambiaron algunas palabras y entró en tema de religión para averiguar lo que se había propuesto... -¿Che, Alfredo, para que se reúnen todas las semanas? Mirá... te lo voy a explicar en pocas palabras ya que vos nunca lo has entendido, ni te lo han enseñado tus amigos porque tampoco lo saben... Vamos a esas reuniones para aprender la doctrina que Cristo enseñó en la tierra y que muchos hombres no quisieron entenderla porque tenían que dejar sus vicios. Y vuelve a preguntar: -¿Decime, por qué van a Misa y están siempre allí? Porque un Ministro del Señor, el Sacerdote, representa el sacrificio de Dios en el Calvario donde murió en la Cruz para salvar al mundo, y porque es el día en que debemos rendir homenaje a nuestro Creador, para rogar por nosotros y por aquellos que dicen que no tienen tiempo. Estamos también con el Párroco para hacer entender a mucha gente que no sabe nada de religión y son cristianos porque sus padres los han bautizado. -Alfredo, si es así, yo también voy a ir a Misa y de hoy en adelante quiero ser un soldado más en las filas de la A. C. ¡Qué gran alegría tuvo Alfredo al salvar un alma más!"

Esto lo escribía mi Tío Ildo allá por 1943, en el periódico La Juventud de Montes de Oca, cuando tenía 19 años.
Para cuando comencé a tener registro de que tenía tío y primos en Montes de Oca (lo que a decir verdad me sucedió tempranamente, debido a la actitud pro familia constantemente impulsada por mi madre), mio Tío Ildo ya se acercaba a los cincuenta.
Lo recuerdo como un hombre serio pero afectuoso, con esa forma de manifestar el cariño que han logrado aprender, con el tiempo, las personas que siguen queriendo ser serias pero necesitan, en algún momento o por alguna razón, darse un respiro.
Fue conmigo un buen tío. Y si bien algunas personas lo recuerdan como un hombre severo, a mí no me ha quedado esa impresión. Cuando visitábamos la chacra (mientras que él vivió en la Chacra), hasta me improvisó una hamaca con un asiento de tractor y me permitió jugar con los chiches que mis primos mayores ya no utilizaban.
Recuerdo también que en alguna oportunidad envió encomienda a casa con bondiolas, cuando todavía en Montes de Oca había gente que las preparaba y en Varela no se conseguían.
Nunca volví a probar bondiola como esa.

Ese es el Tío Ildo que recuerdo. El que nos acercaba en la Mercedita al Cementerio para llevarles flores a los abuelos que no conocí y nos iba a buscar a Tortugas, cuando el micro nos dejaba a mí y a mi mamá al costado de la ruta. El que le decía a mi mamá que había que dejar circular a los chicos más libremente para que se inmunizaran. El que ya viviendo en el Pueblo, me prestaba alguna bicicleta de las que tenía en el taller, para que diera unas vueltas con Graciela Bello por Montes de Oca y un día me llevó a casa de una Señora que vendía bijouteri, para que me eligiera un anillo. Que todavía tengo.
No compartí mucho tiempo con mi Tío y no tuve la suerte de poder preguntarle cosas que hoy, se me ocurre, le preguntaría (que son muchas).
Me consuela saber que esto que me pasa, no me debe estar pasando sólo a mí.

La movida de Arequito: el orgullo de ser Giuliano


En esto de reconstruir la historia familiar y sostener los lazos que nos unen a lo largo del tiempo, la rama de Arequito de nuestra familia Giuliano ha desempeñado un papel muy importante. Por eso, no podíamos dejar pasar más tiempo sin mencionar en este blog, tanto el esmero con el que Don Bertero encaró la ricerca sobre los antepasados comunes, como el entusiasmo y dedicación que Don Alberto Giuliano puso a la hora de lograr reunir, físicamente, a todos los descendientes de los primeros Giuliano que llegaron procedentes de la región de Cuneo, para instalarse en la Provincia de Santa Fé.

Esmero, entusiasmo y dedicación combinados con trabajo voluntario, son verdaderas aves raras en los cielos cotidianos. Sobre todo, cuando se sostienen en el tiempo: los de Arequito vienen convocando casi todos los años a estas reuniones, desde hace aproximadamente cinco años.

Si no hubiera sido por esta gente, es probable que nunca hubiéramos recuperado el vínculo que unió, por ejemplo, a mi abuelo Juan Giuliano, con aquéllos que los Giuliano de Montes de Oca recordaban y reconocían como "los parientes Giuliano de Arequito", hasta ese momento.
Si tuviera que responder qué me conmovió más en oportunidad de visitar Arequito para la reunión realizada en octubre de este año, diría que fue el comentario que me hizo mi mamá camino al Club donde se realizaba la reunión: "Mirá, me acuerdo de haber pasado por esta calle con mi papá, arriba del Ford A, viniendo de visita... Pero yo era muy chica..."

Con el tiempo, esos lazos se fueron diluyendo. Ya para la época de mi abuelo Juan creo que nadie tenía muy claro de qué modo eramos parientes con los parientes de Arequito. El vínculo estaba muy arriba, a la altura de los bisabuelos. Sin embargo, las visitas entre ramas seguían siendo asiduas, porque el cariño no necesitaba de documentación que lo respaldara.

Pasada esta generación y llegadas las otras, aquéllos que se conocieron y se apreciaron, olvidaron dejar un explicativo, con recordatorio de sostener ese lazo.

Hasta que alguien decidió hacer algo, para no dejar que el lazo se perdiera. Este es el mayor logro de los Giuliano de Arequito: el haber rescatado la memoria de la familia que fue, para permitir que siga siendo. Una gran movida que, en más de un modo, ha representado un sacudón para este lado de la familia.

Il mondo dei vinti o El mundo visto desde la perspectiva de los que se quedaron


Debo agradecer al lado Giavelli de la familia el haber tomado contacto con el Proyecto Aristeo, una iniciativa de la Fundación Nuto Revelli, auspiciada por el Gobierno de la región del Piemonte y el de la Provincia de Cuneo.
El Proyecto Aristeo se propone realizar una investigación sociológica para producir una serie de documentales, utilizando como punto de partida, el trabajo original que Nuto Revelli llevó a cabo sobre el mundo de los agricultores en la Provincia de Cuneo. Damos con el Proyecto Aristeo a través de la búsqueda de Giavelli en Cuneo; es así como llegamos a Giovanna Giavelli, contadina, nacida en Ferriere (clase 1886), integrando el elenco de entrevistados por Nuto Revelli:
"M'agradava viure ailamont. L'aire era bòna, l'aiga era bòna. L'aiga era nòstre vin. Avian tot aquò que butat ensem se sòna libertat. Era coma aver las alas. Aicì a l'espidal me sento en pau coma en preson. La nuech quora sumiu, sumiu ailamont. Ma maison, ma premiera maison, es na maison tota niera, mas totun m'agradava. Ailamont l'aigla vòla. (da un'entrevista a Giovanna Giavelli, nascua a Ferrieras (Val d'Estura) classa 1886 - N. Revelli "Il mondo dei vinti")

Tomamos este párrafo de una entrevista realizada en los setenta, según aparece publicada en el sitio Logos Library. En otro sitio encontramos a Giovanna contando cómo, tras la muerte de su madre, viaja a Francia (circa 1893), con su padre y hermanos, y allí se ganan la vida haciendo bailar a marmotas a la que había adiestrado Giovanna con sólo siete años:
"Mia madre è morta quando avevo sette anni. Da allora ho cominciato a far ballare la marmotta. All’autunno mio padre andava a scavare sottoterra, tirava fuori le marmotte, tre o quattro, e le mettevamo in una cassetta. Ero io la maestra delle marmotte, con un bastoncino le addestravo, le facevo ballare e fischiare. Ogni marmotta aveva il suo nome. Le marmotte a colpi di bastonet ballavano, se le toccavo più forte fischiavano. Facevo presto ad ammaestrare le marmotte, con l’autunno avanzato le marmotte erano già andotrinà. Allora andavamo in Francia a chiedere la carità. Mio padre si metteva a spalle la cassetta delle marmotte, tre o quattro giorni a piedi scendevamo fino a Nizza. Arrivati a Nizza o a Cannes mio padre si cercava un lavoro, e noi bambini andavamo in giro chiedere l’elemosina, lavoravamo con la marmotta. La marmotta ballava mentre io cantavo una canzone in francese composta da me"
La verdad, estoy impresionada. Qué maravilla el trabajo de Revelli! Y cómo lamento que no haya quedado en Italia algún Giuliano para que Nuto lo entrevistara.
No lo sabemos, pero es probable que esta Giovanna esté emparentada con los Giavelli en nuestro árbol.
Sí sabemos que esta familia, como otras en la región, padecieron épocas de muchas privaciones. Hacia 1950, los Giavelli reaparecen entre los apellidos vinculados históricamente al pastoreo transumante (anque al contrabando). Año a año llevaban sus ovejas de Francia a Italia. Nos enteramos así de la existencia de Angelin Giavelli que, en octubre de este año, recibió un reconocimiento como último representante de estos pastores del Valle de Stura que hacían la transumanza verso la Crau.
Estos pastores dejaron su marca en las piedras, marcas que hoy adornan el camino que, en su momento, recorrieron. Y hoy, gracias a este sitio dedicado a la transumanza, adornan nuestro blog.

La Tía Leticia


Aquí va un intento de resarcimiento histórico a la figura de una mujer que no tuvo nunca un buen reconocimiento por parte de nuestra familia. Quizá sea que, como en todo grupo, alguien tiene que a ocupar el lugar de chivo expiatorio familiar y, en el caso, el lugar terminó ocupándolo Leticia.

En algún sentido yo diría que aún lo ocupa.

Leticia fue la hija menor del mi bisabuelo Gerónimo Vaieretti. A decir verdad, era la menor de todos los hijos que tuvo su mamá, Dominga Palmero, que de su primer matrimonio con Felix Vaieretti tuvo a Teresa, a Héctor y a Félix (hijo), y de su matrimonio con Gerónimo tuvo a mi abuela María y a Leticia (la primera a la izquierda, en la foto que vemos. La última es mi abuela María. En el medio, la Tía Antonia, a la que, de seguro, dedicaremos otro post).
María y Leticia perdieron a su mamá muy pequeñas. Pensemos: mi abuela María nació en 1904. Dominga en 1908 ya había fallecido y en circunstancias muy tristes, porque estaba esperando un hijo más.
El caso es que Leticia prácticamente no conoció a su madre. Tenía once meses. Y aunque mi abuelo Gerónimo era un padre de esos que aún hoy cuesta encontrar, en los hechos, el lugar de la madre estaba vacío.
Esa orfandad temprana, combinada con una naturaleza bondadosa y medios hermanos mayores de, seguramente, muy difícil gestión , no favoreció a Leticia, como tampoco la favoreció Dios con un buen matrimonio ni con la fortuna de tener hijos.
En todo caso, hasta que mi abuela vivió, se encargó de cuidar bien de su hermana menor. Pero, nuevamente, Leticia tuvo la suerte de sobrevivir a mi abuela, quedando sola y sin que nadie la protegiera, salvo algunos vecinos de Las Parejas (a donde había ido vivir al casarse). Tal el caso de los Giusti.

Es el día de hoy que los pocos descendientes que la recuerdan lo hacen trayendo a cuento los aspectos que consideran menos agradables de su personalidad: su preocupación constante por hacer sentir bien al otro (que irremediablemente terminaba provocando rechazo), su intención de mostrarse siempre útil y solícita (con lo que nadie quedaba enteramente satisfecho), su sensibilidad y facilidad para el llanto, su particular y constante atención al orden y a la limpieza. A punto tal que, cuando me veo con paño o escoba en mano, yo, que no la conocí personalmente, pienso: "propiamente la Tía Leticia".

Vaya esto en memoria de alguien que, a estas alturas, ya debe haberse ganado el derecho de ser recordado con más cariño y menos sorna.