Bienvenida a un amigo

Esta es la bienvenida que le doy a una gran persona que quiso Dios conociera una vez, y volviera a encontrarla luego de un tiempo.
Ahora, además de ser un compañero, me honra con su trato gentil, su caballerosidad, su acompañamiento y su ayuda.
Los títulos y reconocimientos que le han dado creo que, si bien merecidos, no alcanzan.
Gracias por tu visita y la lectura que hagas de lo que humildemente comparto contigo a través de estas líneas.
Caro Saluti.-

WOW como dice mi jefe cuando le asombra algo

Vaya,
Ya estamos de fuente para un artículo ¿No será mucho?
Y todo a partir del post La fundación de un pueblo argentino, en contexto II. Una visión menos romántica. “Don Francisco Bustamante”.
Pueden verlo aquí, si no me creen.
La nota es del año pasado. No importa.
Sirve a los efectos de demostrar que la bestia ya es incontrolable. Porque se retroalimenta.

Ya nadie sabe qué es cierto, qué no. Qué tiene propósito literario; qué de investigación. Cuál es fuente académica. Cuál fuente de reproducción viral.

Internet ha cambiado no ya nuestra forma de ver la realidad. Ha cambiado la realidad en sí misma,

Más sobre los Arozamena

En Dos son compañía... Arozamena es multitud hablábamos de la cantidad de información que literalmente nos llovió cuando comenzamos a interesarnos por los antepasados de Angela, tataraabuela de marido.
El caso de este apellido es bastante singular en nuestra búsqueda, porque es el único caso en el que hemos podido encontrar un ancestro registrado en su lugar de origen y vuelto a registrar aquí, en Argentina, sin necesidad de hacer prácticamente ninguna investigación ni pedir ningún documento.
Esto se dio así, gracias a Angela y su padre: Don Domingo Arozamena.

Claro como el agua, lo encontramos como Gregorio Domingo Arozamena, nacido un 7 de febrero de 1836, bautizado en la Parroquia de San Martin, Lesaka, Provincia de Navarra, España, hijo de Miguel de Arozamena y Josefa Angela Apezteguia.

Y luego, como debiera ser para todo el resto de los ancestros (Justicia!) lo encontramos como Domingo Arotsomena, de 31 años, en casamientos, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina,  casado con Josefa Bicondo (Ricondo, Picondo, Picohondo, Ticondo; Priabea...), en 1868, un 5 de noviembre (Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, Avellaneda).

Y para no andar con chiquitas, también lo encontramos en el Censo Nacional de 1869, como Miguel Aruzamena, de 33 años, español, casado reciente con Josefa Cristo Sabe Su Apellido Exacto y propietario de un almacén en Barrancas al Sud.

Este hallazgo representa una verdadera singularidad, considerando que el nuestro es un árbol que reboza de inmigrantes relativamente recientes... Tal es así que, quitando el caso de los Arozamena, el registro censal más antiguo en Argentina le corresponde a los Giuliano, a los que los hemos encontrado en el Censo Provincial de Santa Fé en el año 1887.

La cadena de hallazgos simplificados se nos corta, por el lado de los Arozamena, en el padre de Don Domingo: Miguel de Arozamena. Respecto de éste hemos encontrado bautismos de los hijos que tuvo con María Josefa Angela De Apesteguia Lorenzo, entre ellos el de Don Domingo, pero no hemos podido retroceder, puesto que no damos aún con el nombre del padre de Don Miguel.

Si retrocedemos con los Apesteguia, y bastante. Pero esa es ya, otra historia.

Lo que no es otra historia son los nombres de todos los hijos que tuvieron Don Miguel Arozamena y Doña Josefa De Apesteguía, además de nuestro chozno, Don Domingo: Pedro Maria Arotsamena Apertequia (1830), José Francisco Arotsomena Apezteguia (1833), María Josefa Martina Arozamena Apezteguia (1839),  Miguel Jose Ramon Arotzamena Apezteguia (1843), además de un Felipe, que estamos intentando confirmar fecha, pero que habría nacido circa 1829.
Y seguimos con las necrológicas... No es nuestra culpa. Cristo sabe por qué hay más información disponible sobre decesos que sobre los nacimientos y los matrimonios... al menos cuando se trata de gente común. ¿Será entonces que en la vida de las personas comunes sólo hay chance de estar en internet cuando se tira la pata, por ejemplo, gracias a una guerra?
En fin, reflexiones aparte, comparto unos datos: tenemos dos Vairetti caduti in guerra: Oreste Vairetti, nato a Ponte in Valtellina el 17/09/1920 y fallecido en el mes de marzo de 1943 no se sabe dónde, pero sepultado en UCIOSTOIE.
Luego, un Vairetti de Talamona: Tersilio, nacido el 08/12/1918 y fallecido el 27/03/1943, tampoco se sabe dónde y también sepultado en UCIOSTOIE.
Nos encontramos de nuevo con Giacomo Bugoni, de Pecorara, nacido un 03/11/1889, éste deceduto en SUL PIAVE un 17/06/1918 y sepultado en FAGARE' - SACRARIO MILITARE.
Luigi Bazzari, nacido el 10/04/1920 en Pianello Val Tidone, fallecido en lugar desconocido el 27/03/1943 y sepultado en TIOMNIKOV.
Tres Marchetti de Teglio: Cesare, nacido el 08/06/1918, fallecido el 26/01/1943  y sepultado en Rusia. Guglielmo Marchetti, nacido el 09/09/1921, fallecido el 22/01/1943, también sepultado en Rusia. Y Luigi, nacido el 04/02/1914, fallecido el 15/02/1943 en Yugoslavia, pero de lugar de sepultura desconocido.
Giulio Giavelli, nacido el 12/06/1891 en Bersezio, fallecido el 05/12/1918 y sepultado en COLONIA - CIMITERO MILITARE ITALIANO D'ONORE.
Por el lado de los Marconetto: Antonio, nacido en Barge el 16/10/1917 y fallecido el 08/09/1943. Y Carlo, nacido también en Barge, el 24/06/1914 y fallecido en Rusia el 31/01/1943.

Se puede seguir buscando... estos son algunos caduti que entiendo están emparentados con nuestros ancestros. Quizá a alguno de ustedes estos datos también les sirvan. Pero por si acaso no, aquí les dejo el vínculo a la Banca Dati sulle sepolture dei Caduti in Guerra.
Les deseo mejor suerte que la que tuvieron los muchachos con los que se van a encontrar.


Sobre la crítica culinaria argentina y el espíritu crítico argentino, en general

Hoy marido se levantó temprano, as usual, para darle gusto a su mujer y tomar mate tranquilos. Si estuviéramos en Montes de Oca creo que su entusiasmo sería mayor (sumado al mío... realmente enorme). Sacaríamos las sillas a la vereda y disfrutaríamos de mirar la nada, haya sol, viento, lluvia o tormenta eléctrica o de polvo.
Lamentablemente, no estamos en el Pueblo.
Así que marido saca la silla y la pone frente a la ventana virtual que le provee la pc y entre mate y mate, mira los diarios.
Hete aquí que hoy se topó con esta nota Bagna Cauda, delicia invernal y me la leyó, quizá con la intención de comenzar la mañana con un debate. Por qué? Porque la nota no sólo describía una receta de Bagna Cauda sin crema, sino que, además, varios comentarios de lectores señalaban que en la publicación había un error.
Entre esos comentarios, éste, que me hizo levantar de la silla y aplaudir a la valiente lectora:
BAGNA CAUDA SIN CREMA??? se les olvido el ingrediente o tambien quieren hacer la receta light!! la Bagna cauda de los piamonteses lleva ajo, mucha crema y anchoas... y si no la conocen vayan a Humberto Primo en Santa Fe donde se hace la FIESTADE LA BAGNA CAUDA!
Pues bien, acto seguido decidí levantar el guante, reivindicar la memoria de nuestros ancestros y de nuestros platos típicos regionales y escribir un post diciendo, más o menos, esta gente que no tiene idea... Pero si hay una virtud que cultivo es jamás lanzarse al debate sin haberse munido, primero, de un buen marco teórico conceptual. Por eso comencé a buscar en recetarios del tipo libro (esas cosas vieron que tienen hojas de papel, que carecen de buscador y que demandan consultar un índice para llegar adonde uno quiere, lo que se hace sin hacer click en ningún hipervínculo sino mojando el dedito para ir pasando las hojas... ).
Pero se me ocurrió que era mejor buscar bibliografía en italiano. Así que, no disponiendo de libros impresos sobre el tema en ese idioma, recurrí a google books y me encontré con una sorpresa: las recetas que iba leyendo, todas, hablaban de oliva y no de crema.

De repente sentí que había vivido cuarenta años engañada.

Sólo cuando encontré Il tesoretto della cucina italiana.1500 ricette pratiche, economiche ... logré recuperar en algo el ánimo: ahí se compadecen de nosotros y aclaran que, aceite, manteca, ajo y anchoas hacen al preparado conforme la receta original. Pero que hay quiénes les gusta agregarle crema...

Y ahí me vino a la memoria, de golpe y sin aviso, el recuerdo de una vieja discusión entre mi madre y el padre de mi padre: mi abuelo insistía que la bagna cauda se preparaba sin crema y con saraca en lugar de anchoas. Yo era muy chica, pero recuerdo como mi madre miraba al padano con cierto aire de superioridad, para agregar por lo bajo que sería la forma en que preparaban la bagna cauda los pobres en Italia.

Hoy, oliva, anchoa, manteca, crema, saraca... hasta el ajo y los cardos son artículos no aptos para bolsillos exiguos. Cómo van cambiando las recetas, no?. Al compás de como cambian las cosas.

Algunos apellidos de familias presentes en Pianello Val Tidone en el 1700


Comparto hoy una serie de apellidos que he ido encontrando a lo largo de mi búsqueda de antepasados en Pianello.
Prometo actualizar la lista a medida que vayan surgiendo nuevos. Quizá a alguno de ustedes le sea de utilidad esta información.

Albertini, (1788); Arata (1772); Bagnalosta (1783); Baldini (1771); Barrocelli (1785); Barocelli (1792) ; Belleni (1759); Biani (1774); Bisi (1782); Boselli (1769); Bozzi (1798); Braga (1763); Braghieri (1799); Burroni (1793); Caroli (1783); Casazza (1746); Cassi (1778); Castagna (1744); Cavalli (1782); Chiapponi  (1784); Chinelli (1796); Costa (1799); Dapra' o Da Pra' (1747); Falsetti (1773); Filios o Figliozzi (1779); Fracassi (1798); Favari (1789); Gazzola (1769); Girometta (1791); Labo' (1746); Magistrali (1768); Magistrati (1879); Magnani (1793); Manzini (1789); Maserati (1784); Massari (1768); Molinari (1777); Molinelli (1773); Mozzi (1779); Pasquali (1795); Perina (1771); Pettegolli o Petegolli (1781); Peveri (1776); Poggi (1788); Pozzi (1797); Prati (1763); Razza (1779); Rocca (1771); Rocchi (1779); Rossi (1778); Savini (1794); Sbruzzi (1789); Schiaffonati (1790); Schinelli (1797); Speltini (1768); Spezia (1790); Trabucchi (1764); Travini (1770); Varesi (1762); Zucconi (1782)

En algunas casos dispongo de fechas de nacimiento o de matrimonio...

Es increíble, pero siendo apellidos no muy comunes, debo conocer y tener relación estrecha (o haberla tenido) con más de 10 personas que llevan apellidos que encuentro en Pianello, como alguno de estos apellidos... Arata, Baldini, Bozzi, Casazza, Chinelli,  Fracassi, Pozzi, Varesi...

De paso y al paso: aportes para la ricerca genealógica en Piacenza

Aquí comparto algunos datos que encontré al tiempo que efectuaba búsquedas para dar con mis antepasados.

Se trata de apellidos presentes en nuestro árbol, pero ninguno con vinculación aparente, al menos, no por ahora.

Quizá alguno resulte de utilidad para ustedes.

Bugoni
Giacomo (Pecorara, 1889), hijo de Felice

Costa
Gaspare (Pianello Val Tidone, 1844), hijo de Antonio y Luigia Volpini
Giovanni Domenico Pietro (1844), hijo de Giacomo y Maria Agnelli

Bruzzi
Giuseppe Antonio Girolamo (Bettola, 1840), hijo de Francesco y Anna Bruzzi
Marco (Bettola, 1846), hijo de Antonio y Anna Cavanna
Paolo (Bettola, 1837), hijo de Giacomo y Domanica Stomboli
Pietro Antonio (Bettola, 1840), hijo de Giacomo y Lucia Freschia

Magistrati
Camillo (Pianello Val Tidone, 1843), hijo de Domenico y Giuditta Daprá
Luigi (Pecorara, 1842), hijo de Luigi y Teresa Braghieri

Varesi
Angelo (Pianello Val Tidone, 1843), hijo de Domenico y Luigia Varesi
Pietro Luigi Andrea (Pianello Val Tidone, 1842), hijo de Luigi y Giuseppa Braghieri
Pietro Antonio (Nibbiano, 1844), hijo de Contardo y Margarita Prati
Pietro Luigi (Pianello Val Tidone, 1843), hijo de Giovanni y Maria Montegori

Delfitto
Eugenio (Pianello Val Tidone, 1837), hijo de Giuseppe y Domenica Bozzi

Badarelli
Luigi (Nibbiano,?), hijo de Francesco

Cavallari
Serafino (Pianello Val Tidone, 1887-1915), hijo de Serafino

Begani
Enrico Ercole (Rivergaro, 1843) hijo de Gerolamo y Teresa Bianchi

Una para el lado Costa - Bazzari de la familia

Es maravillosa la sensación que uno siente cuando, tras horas, días, meses... años de búsqueda, uno da con un hallazgo genealógico.
Dicen que cuando uno busca... encuentra. Pero en materia genealógica uno puede terminar reconstruyendo el árbol genealógico de amigos, vecinos, conocidos... y no avanzar ni un milímetro por año respecto del árbol que le pertenece.
Encontrar algo referido a un antepasado, por más pequeño y minúsculo que sea el hallazgo, genera una sensación extraña. Es como si a través de ese nuevo dato, uno reconfirmara su propia historia. Como si todo lo que uno sabe, se volviera más real.
Así pasó gracias a Francesco Antonio, hijo de Pietro Costa y Aloisia Bazzari, a quién encontramos entre I Combattenti Piacentini per l'Unitá.

Francesco Antonio, nacido el 2 de noviembre de 1843 sería hermano de Adele Costa, la madre de mi abuelo. Es decir, sería mi tío bisabuelo, soldado del 72° Regimiento de Infantería, actuando en la Campaña de 1866, matrícola 752, registro 2.

Nada más. Un milímetro. Pero como un montón.

Con el magún a cuestas

Cualquiera que provenga o haya compartido algún tiempo con piemonteses entenderá sin problemas lo que quiero decir con el magún.
El caso es que entiendan los demás, no?
Entonces, aquí va un intento de aproximación al origen de esa expresión que tanto utilizan y padecen los paisanos de nuestros pagos.

Hete aquí que, cuando a uno le viene el magún, se le llena con algo así como una profunda e indescifrable tristeza, que algunos podrían llamar depresión, otros angustia, otros melancolía... un lugar que está, más o menos, entre el pecho y la boca del estómago.
Yo creo que la sensación maguniana es más bien es como una mezcla de todas aquellas sensaciones, a lo que también sumaría una de pérdida de la energía vital y, por qué no, del sentido de la existencia.

Cansada de escuchar hablar del bendito magún -pero más cansada aún de sentirlo y padecerlo- se me dio por buscar marco teórico al asunto. Al menos, alguien que me explicara el por qué se le llama magún al magún.

Me encontré entonces con una historia.

Génova, fundada hace unos 26 siglos, siempre ha sido una encrucijada de pueblos y culturas. La leyenda vincula los orígenes de la ciudad al Dios Jano, el de las dos caras, que presiden las entradas y  las puertas.

En un momento dado, a Génova se le dio por aliarse con los romanos contra Cartago en la Segunda Guerra Púnica (c. 200 AC). Y le fue como a la mayoría de los que se aliaban a Roma... Como resultado, la ciudad terminó arrasada. Saqueada y quemada con gran violencia y ferocidad por Magone, hermano de Aníbal.

Este incidente parece haber dejado huellas profundas en los dialectos, así como en la memoria colectiva de la zona y aledaños, a punto tal que la expresión "avere il magone sigue hoy día aplicándose a las personas que, por alguna razón, sienten un gran desaliento, como si se le hubiera caído encima Anibal, con todos sus hermanos y con el resto de los cartagineses arrasando.

Ahora, me siento más cómoda con mi sensación. :)


Arqueología de rescate para un arquitecto no suficientemente recordado

Christian Schindler nace en Munsingen, Cantón de Berna, Suiza el 20 de setiembre del año 1859. Cursa sus estudios en la flamante Technikum Winterthur Ingenieurschule entre los años 1875 y 1878.
Entre sus profesores figuran los arquitectos Studer y Bosch.
Por ese entonces, Winterthur ciudad del Norte de Suiza perteneciente al cantón de Zurich, se había consolidado como una importante ciudad industrial, centro de unión de diversas líneas ferroviarias en el este de Suiza, compitiendo en importancia con Zurich.
Al finalizar sus estudios, Schindler pasa a París, donde tiene a su cargo la dirección de varias obras, principalmente casas de renta.
Posiblemente es allí donde conoce a la que sería luego su esposa: Louise Antoinette Leonie Perlet, con quien tiene cuatro hijos: Elena Paula, Leoni Josefina, Juana Margarita y Alberto Cristian Schindler.


Schindler arriba a Buenos Aires en setiembre de 1884 durante el gobierno de Roca. Por ese entonces Don Torcuato de Alvear, primer Intendente Municipal (1880/1887), se encuentra concretando la gran transformación de la Ciudad. Acercándonos al fin del siglo con algo más de 1.200.000 de habitantes, Buenos Aires es la ciudad más grande de América Latina. Como Capital y principal puerto de la República Argentina, en plena expansión económica, la ciudad crece a un ritmo vertiginoso. La llegada de inmigrantes europeos hace crecer las inversiones extranjeras en tierras y servicios públicos, se incrementa aceleradamente el comercio nacional e internacional así como las explotaciones agropecuarias y la industria. Por toda la Ciudad se construyen viviendas, grandes edificios y puentes; se encauzan y rellenan arroyos, se rectifican, adoquinan y pavimentan calles, se arbolan las actuales Avenidas Corrientes, Rivadavia, Independencia, Belgrano, Alvear y Callao y se amplían las redes de aguas, cloacas, alumbrado, tranvías y ferrocarriles. Es en esta época que se abre la Avenida de Mayo y, con la demolición de la Recova Vieja, se genera la Plaza de Mayo que permite vincular visualmente la Casa Rosada con el Congreso de la Nación. Schindler domina, además del alemán, los idiomas francés, italiano y castellano. Comienza a ejercer su profesión en Argentina a partir del año 1890, colaborando con el arquitecto Edwin A. Merry con el que realizó, como obra pública, los planos de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de La Plata (1892).
En el año 1902 Christian Schindler se incorpora a la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) de Buenos Aires, como socio Nº 173, desempeñándose luego en los puestos de Tesorero (1903-1904) y Vicepresidente (agosto de 1910 a julio de 1911).
Alterna por ese entonces su trabajo como arquitecto con su colaboración técnica en el ámbito de la Sociedad, participando, entre otras actividades, de la Comisión que revisaría el Reglamento Municipal de Construcciones (año 1912), de la presentación como parte del Comité Argentino en la Exposición de California (año 1914), de la preparación de un nuevo reglamento para concursos (año 1917), siendo postulado por el Arquitecto Alejandro Christophersen, por ese entonces Presidente de la SCA, para intervenir en el Concurso del Rowing Club Argentino (1918). 
Nos llega parte de su ideario y de sus convicciones, así como un indicio de las cuestiones en debate en la SCdeA por esos tiempos, a través de su respuesta a una encuesta organizada por la SCdeA en el año 1918.
Schindler se manifiesta en estos términos:
Una arquitectura regional y propia para las diferentes zonas del país no parece lógica. Del Norte al Sur y de las llanuras a las sierras y cordilleras hay demasiada diferencia para adoptar un tipo único, tendrán que ser varios adaptados a las diferentes regiones.Los documentos históricos o causas actuales existentes en el país que pueden determinar esta orientación son relativamente pobres y a mi juicio no pueden servir de base para la creación de una arquitectura nacional propia, si se entiende por esto un estilo nuevo especialmente argentino.Creo en la eficacia de la gestión de los arquitectos para mejorar el arte de construir en la República Argentina, dentro de los límites alcanzables por pueblos de civilizaciones artísticamente más adelantados y adaptando los diferentes estilos existentes a las necesidades del clima y exigencias de la población...
...Los factores que obran más eficazmente en el progreso edilicio de la capital y ciudades interiores son, en primer lugar, el desarrollo del gusto artístico de los pobladores, su progreso y su bienestar y la intervención de arquitectos y artistas competentes en la ejecución de las obras que deben ser llamados a concurso para obras de cierta importancia y sobre todo para obras públicas estimuladas por las autoridades competentes.Los errores y anomalías más grandes del reglamento municipal de la capital son los que se refieren a las alturas y espacios libres para aire y luz. Actualmente los edificios de toda altura son pocos, hay uno que otro que proyecta su sombra sobre la mitad de una manzana, pero basta suponer lo que será el centro de la ciudad dentro de tres o cuatro generaciones, con la mayor parte edificada a toda altura en terrenos angostos y calles estrechas para comprender la falta de aire y la imposibilidad de circulación por las calles...”
“...Creo que todos debemos fomentar las industrias nacionales de materiales de construcción, y preferir los nacionales a los extranjeros en igualdad de condiciones...”[1]
Ya en 1918 Schindler se encuentra enfermo, a punto tal que su médico le recomienda reposo por todo el invierno e, incluso, ausentarse de la Capital para beneficiarse de climas más benignos para su salud.
Christian Schindler fallece en el año 1921. Leemos en la Revista de Arquitectura de ese momento:

“...Como arquitecto fue D. Christian Schindler uno de los más señalados campeones del trabajo consecuente, honesto y pertinaz. Su obra, entre nosotros, es multiple y numerosa, y su nombre ha constituído siempre indiscutible garantía de máxima competencia, de honradez y de discreto buen gusto, cualidades éstas especialmente apreciables entre nosotros, donde somos aún tan ingenuamente propensos a los costosos desplantes de los audaces y aventureros... Por la muerte de Schindler desaparece una de las figuras más descollantes y que más honor hacía a nuestra profesión en todo sentido; persistía él aún en su tenaz y fecunda labor, por eso su desaparición es deplorable y prematura...”

Nosotros lo recordamos hoy por diferentes razones, diciendo: qué pena que el arquitecto que ha tenido más edificios construidos sobre Avenida de Mayo sea tan poco recordado. Y qué pena la cantidad de edificios suyos que han sido demolidos... Por suerte, algunos se conservan. Ojalá duren mucho tiempo. El presente es parte de un trabajo de investigación que encaré a finales de los noventa, partiendo sólo de su inicial y apellido y el conocimiento de una de sus obras... hay más de un ámbito al que aplicar la pasión por la historia y por los personajes que, de un modo u otro, se han conectado o se conectan con nosotros en el presente.
[1] Revista de Arquitectura N° 17 Año IV, pags. 3 a 6.

¿Dónde canta mejor un pájaro?

En su propio árbol ancestral.

Sin necesidad de creer en la reencarnación de las almas, ni quizá tampoco en el karma en un sentido demasiado estricto, pienso que hay algo así como una reencarnación de lo vivido, generación tras generación y un karma que vamos heredando, genealógicamente hablando, desde nuestros antepasados.

Cuando hablo de "reencarnación de lo vivido", quiero decir, más o menos, una vuelta a poner en escena, con cada nacimiento, de los conocimientos, de las experiencias, de las vivencias... de un cierto aprendizaje que recibimos de la mano de los que nos precedieron en la vida de nuestro árbol familiar.

Y cuando digo "karma", lo digo consciente de la carga de esta palabra...

Si karma es una energía que se pone en movimiento a partir de nuestros actos... una carga que trasciende el acto y que nos trasciende... quizá no haga falta pensar que esa energía nos condiciona en sucesivas reencarnaciones de nuestro propio espíritu... Bastaría con aceptar, aunque sea por unos minutos, que la energía que han puesto en movimiento nuestros antepasados a través de sus actos, nos está condicionando a nosotros en calidad de legítimos sucesores y herederos hoy,  en nuestra vida actual. Al fin y al cabo, esto sólo demanda pensar darle al término "herencia" un sentido un piquitín más amplio que aquél que sólo refiere a los bienes y deudas materiales que hace al acervo desde la perspectiva del derecho sucesorio.

Yo creo en esta herencia, vista de aquel modo ampliado. Creo que los gustos y las inclinaciones se heredan, así como se heredan las tendencias y los miedos y los traumas. Tengo más de un indicio de que esto es una gran verdad y si no fuera por lo vanales que pueden sonar mis propios ejemplos, daría unos cuantos... comenzando por el hecho de que mi hija adora comer mortadela, igual que su abuelo, al que prácticamente no conoció y quién que tampoco sabía que el plato típico de la cuna más reciente de sus antenati tenía como principal ingrediente, carne de equino molida... Otro día vemos esto del plato típico. A lo que voy es que si como especie hemos heredado el temor a la oscuridad y la preferencia por el día y el agradecimiento respetuoso por el fuego... hay un montón de cosas que, sin necesidad de estar escritas en el ADN colectivo, bien pueden estarlo en nuestro ADN familiar -porfi, ayuda de algún genetista... se acepta.

Esto está escrito para todos aquéllos que no tengan idea cierta de por qué les fascina aventurarse en la historia de la familia y sienten -o se les hace sentir- que están obsesionados con el tema... quizá sea que somos los encargados de descubrir cuál es el karma genealógico que hemos heredado de nuestros antepasados... y resolverlo, tomando consciencia de que, quizá, las consecuencias de los actos que realizamos en vida no las enfrentamos necesariamente en esta vida o reencarnando en sucesivas, sino que, simplemente, lo que no resolvimos se lo pasamos a las generaciones venideras... de nuestra propia sangre.

Para reflexionar, no? Sobre todo recordando que, por ahí en la Biblia, se menciona que los pecados de los padres los pagan sus descendientes... hasta determinada generación. Y también recordando que no hay karma mayor, genealógicamente hablando, que aquél de Adán y Eva, con su asunto ante el árbol del conocimiento, del bien y del mal y la benemérita y consabida... manzanita.

Desde esta perspectiva, nuestros antepasados no sólo nos duelen, como decíamos en uno de los posteos primeros... A estas alturas creo que nuestros antepasados, con derecho o sin derecho, nos reclaman, como nosotros les reclamamos a ellos y nos reclamarán a nosotros los que vengan detrás...hasta que la energía que se puso en movimiento una vez, con algún propósito, logre cumplir ese cometido.


sitio de donde hemos tomado la imagen que acompaña este posteo.-

Un festival de endogamia, no egipcio


El 20 de abril de 1915 se casan en Montes de Oca Luis Belottine Vaivetti, natural de italia, de 27 años (nacido c. 1888),  con Margarita Pautasso, argentina, de 24 años (nacida c. 1891).
Luis era hija de Pedro Belottine y de Antonia Vaivetti, ambos de nacionalidad italiana.
Margarita era hija de Antonio Pautasso y de Catalina Berta, ambos también naturales de Italia.
Los testigos de la boda fueron Fidel Vaivetti, de 41 años, natural de Italia y domiciliado en Montes de Oca y Maria Pautasso, natural de Italia, de 41 años, domiciliada en Rosario.
El que aparece como Fidel Vaivetti no es otro que el esposo de la nona Benedetta, hija de Luigi Vaieretti, hermano mayor del bisabuelo Gerónimo Vaieretti. En realidad, el apellido de Fidel era Vairetti. De cualquier modo, hay todo un tema con la escritura correcta de este apellido así como hubo todo un tema también respecto de si Fidel y Benedetta, siendo ambos Vairetti o Vaieretti eran o no eran parientes. En realidad, en la familia y aledaños, siempre se dijo que no.
Pero hete aquí que, hallada el acta de matrimonio, la duda da lugar a la certeza.
Fidel Vairetti se casa con Benedetta Vairetti un 4 de noviembre de 1899 en Las Rosas. Fidel tenía 27 años y Benedetta, 19. Ambos habían nacido en Italia.
Fidel era hijo de Andrés Vairetti y de María Velatini, mientras que Benedetta era hija de Luis Vairetti y de María Tavelli, todos naturales de Italia.
En ese acta leemos que contraen matrimonio Fidel y Benedetta "habiendo sido dispensado el impedimento de consanguinidad en el 2° grado con el 3° colateral", lo cual nos dice que Fidel y Benedetta compartían un ancestro común que entendemos sería el abuelo de Fidel y del padre de Benedetta (Luis), lo que haría que éstos fueran primos y que Fidel fuera un tío en segundo grado de Benedetta. Si alguien disiente con esta interpretación, se agradece  la corrección que se nos haga.
Los cruces entre los Vairetti, Vaieretti y Vajeretti son de lo más abundantes y complicados. El caso de Benedetta con Fidel es sólo uno de tantos y no desentona con el resto del árbol al que marido califica de "un festival de endogamia".  Y, aunque la expresión no sea demasiado feliz, no está lejos de tener algo de razón, porque a estos cruces hay que sumarle los de los Nova con los Marchetti y los Vairetti/Vaieretti  y con los Pautasso, los que vuelven a estar cruzados con los Belottini, así como con los Palmero, los que alternan orden de apellido paterno - materno con los Vairetti/Vaieretti y con los Nova, sin descontar los entrecruces con los Micheloni, sosteniéndose esta política familiar en fechas relativamente recientes, aún en el caso de los Giuliano con los Vaieretti y de los Vaieretti entre sí.
Les digo: más allá de consideraciones de otra naturaleza, les puedo asegurar que es muy difícil graficar un árbol genealógico de estas características.

El papá de Orestes Giuliano

Ha pasado un tiempo y cuando pasa un tiempo, medio que cuesta retomar el hilo. Se hace difícil recordar desde el usuario y la clave para entrar al blog, hasta los pendientes de las búsquedas y de los encuentros.

Búsquedas hay pendientes un montón, porque con cada paso que uno da para adelante se hace más difícil avanzar la cuesta arriba y  porque, al mismo tiempo, los hallazgos son cada vez menos frecuentes.

Pero para dar y darme algo de aliento nuevo, aquí tengo un hallazgo, algo viejo, para compartir. Uno que por esas cosas de la vida cotidiana había quedado para mejor oportunidad de publicar, la cual recién hoy se digna hacerse presente.

Aquí va.

De los cuatro hijos recordados de Gio Battista Giuliano, el primero nacido fue Chiafredo -Chaferlín- Giuliano.

Para que los familiares lectores se ubiquen en el árbol, estamos hablando del que fuera padre de Orestes Giuliano y abuelo del Flaco Orestín, éste último un primo que cualquiera quisiera tener de primo, con una hija que es fiel reflejo de su papá, con una sonrisa amplia, dulce y serena la cual todavía no logramos determinar de cuál de los ancestros han heredado.



Digresión superada, continuamos diciendo que, como de documentos no disponemos, del nacimiento de Chaferlín lo único que sabíamos con relativa seguridad es que habría sido el primogénito de mi bisabuelo en su matrimonio con su primera esposa, Maria Giuliano. En cuanto al año aproximado de nacimiento no teníamos idea, hasta que nos encontramos en Geneanet con un trocito del árbol genealógico correspondiente a la familia de Raúl Bertone.

En este árbol aparece Lucía Bertone, esposa de Chaferlin.

Al margen -aviso que se viene otra digresión...-, produce una emoción rara cuando uno encuentra en el árbol de otro a sus antepasados. Es como que uno se pone contento pero al mismo tiempo toma contacto con una realidad impactante cual es, darse cuenta de que los antepasados de uno no son sólo de uno. Esto que parece obvio parece también no serlo tanto. En la gente produce reacciones de lo más diversas que van desde el que ante el encuentro está convencido de que ha ganado un pelotón de primos en barata, hasta el que siente que alguien está haciendo uso indebido de sus antepasados al ponerlos en un árbol ajeno.

Como sea, en este árbol de Raúl Bertone aparece Chaferlín con Lucía y todos sus hijos. Y un dato: el año estimado de su nacimiento. 1879. Para evitar una nueva ruptura del hilo en este relato, otro día les cuento las vicisitudes que padeció Raúl cuando, en nuestro primeros intentos de incorporarlo al árbol en Geni, terminamos sumándolo como la propia Lucía, a la que no podíamos luego hacer figurar como fallecida en la medida que Raúl había aceptado la invitación como si fuera ella y con una dirección de correo electrónico impropia para un difunto.

Gajes del oficio de aprender a usar programas genealógicos sin enfadarse con la familia y sin hacer que los ancestros se enfaden con uno.

Siguiendo el relato, o intentándolo, es increíble como, cuando al fin se encuentra un dato, automáticamente se dispara la maquinaria y uno empieza a ensamblar ese dato con otros datos que tiene en la cabeza -o en los papeles. Leyendo 1879 recordé que ese había sido el año en que a Gio Battista, el papá de Chaferlín, le habían expedido el certificato di buona condotta en Villafranca Piemonte, fechado en el mes de setiembre de ese año.
Con lo cual, si daba por cierta la información consignada en la planilla censal correspondiente al Primer Censo de la Provincia de Santa Fe del año 1887 (en el que Chaferlín aparece como nacido en Santa Fé, Argentina, y con 8 años), estaba semi confirmando dos cosas: por un lado, que era de nacionalidad argentina y no italiana, como parte de la familia aún supone y, segundo, que no encontrándolo nacido en el Pueblo de Montes de Oca (al menos no encontrándolo entre los Bautismos de la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced), tenía que haber nacido en alguna parte del trayecto de la familia ya desembarcada en la Provincia y nuestro Pueblo.

A partir de ahí, todo fue cuestión de afinar el ojo (o la lupa) y empezar a sumar. Nótese que nada nos resulta fácil y nótese que en el citado censo la familia aparece censada bajo el apellido Julian. Bajo qué apellido y dónde aparecería registrado, entonces, el nacimiento de Chaferlín?

Para estas circunstancias, nada mejor que un mapa, y nada mejor que algo de conocimiento histórico para poder reconstruir el derrotero de los antepasados. En el caso, desde el desembarco hasta Colonia Caracciolo. Ayuda de Dios mediante, y de esta gente que trabaja para Family Search como voluntarios, digitalizando e indexando libros y registros en todo el mundo, dimos -al menos creemos tener buenas razones para considerar que de él se trata- con el bautizo de Chaferlín, documento que ahora compartimos con la familia.


Para todos, entonces, nada más contarles que Chaferlín fue bautizado en la Capilla de San Francisco de la Concepción, Distrito de Totoras, un 20 de enero del año 1880, figurando como fecha de nacimiento el 3 de diciembre del año 1879.

Por tanto, no podemos menos que imaginar a Maria Giuliano, en alta mar, con su panza de más de 6 meses, cercana a dar a luz ni bien desembarcara en suelo argentino.

Mis respetos a María: yo no sé si hubiera sido capaz de hacer lo que vos.