Llegando a Santa Fé: de Saluzzo a Montes de Oca, un recorrido con vistas

Si hiciéramos en cinco minutos el mismo recorrido que a los Giuliano les tomó 200 años hacer, y lo hiciéramos hoy, veríamos estos paisajes:

1) Saluzzo
2) Cervignasco
3) Scarnafigi
4) Ruffia
5) Barge
6) Lagnasco
7) Villafranca Piemonte
Llegando desde aquí a Montes de Oca, Provincia de Santa Fe, Argentina.

No dudamos de que Italia haya cambiado mucho del 1700 a esta parte... Sin embargo, les propongo pensar que, cuando llegaron los Giuliano al Pago de las Tortugas hacia el 1880, Montes de Oca ni siquiera existía como pueblo.

Era un paraje en el medio de la extensa Pampa.

¿Qué cambio, no? Me refiero al que hicieron los Giuliano y al que, a ojos vista, ha hecho el Pueblo.

Agradecemos las imágenes que nos han permitido reconstruir este recorrido a los siguientes sitios en internet: 1) http://www.hotelcicerone.it/, 2)  http://digilander.libero.it/, 3) http://www.comune.scarnafigi.cn.it/, 4) http://www.panoramio.com/, 5) http://www.leggievai.it/, 6) http://www.comune.lagnasco.cn.it/, y 7)http://www.comune.villafrancapiemonte.to.iti/

Los Giuliano desde Villafranca Piemonte

De la época en que el bisabuelo Gio Battista Giuliano vivía en Villafranca Piemonte debe ser esta canción que llegó de su mano a Argentina y que todos los Giuliano de Montes de Oca entonaban reunidos en ocasión de la carneada.
Aquí va:
'Ciao, ciao, ciao,
morettina bella ciao
Che prima di partire
Un bacio te voglio dare
Un bacio a la mia mamma,
un bacio al mio papa,
Cinquecento a la miamorosa
poi parto fa'l soldà.
Poir parto per Casale
Casale Monferrato
Ti manderó il ritratto
vestito de bersaglieri.
Vestito di lana scura
Marietta sta por sicura
Marieta sta por sicura
qui a la ritorna ti sposeró'
(Pedimos excusas por los errores; es como la aprendimos...)

Moretta es una pequema comuna que se encuentra a pasitos de la Crocera de Barge (lugar de nacimiento de Gio Battista Giuliano), a unos 20 kilómetros de la comuna de Barge y a unos 4 kilómetros de Villafranca Piemonte. Por su parte, Casale Monferrato está a unos 100 kilómetros de Villafranca.
Aún antes de tener el dato del lugar de nacimiento de Gio Battista, esta canción, preservada hasta hoy por la transmisión familiar, nos fue indicando por dónde teníamos que centrar los esfuerzos en la búsqueda de nuestro origen Giuliano.

Dos siglos caminando hacia América: el movimiento Giuliano en Cuneo

(1) A comienzos del 1700 encontramos a la familia Giuliano viviendo en Saluzzo: Gio Battista Giuliano y su hermano Tommaso, hijos de Chiaffredo Giuliano (el Giuliano más antiguo respecto del cual encontramos referencia como detto Bovena, hijo de un tal Gio Battista).

(2) A fines del siglo XVIII nacen en Cervignasco los dos primeros hijos de Chiaffredo Giuseppe (c. 1756, hijo de Sebastiano, hijo de Tomasso, hijo de Gio Battista, hijo de Chiaffredo, hijo de Gio Battista):
  • Sebastiano (c. 1794, el que sería ancestro común de las ramas de Montes de Oca y Arequito) y
  • Gio Battista (c. 1796)
(3) A comienzos del 1800 hay un movimiento de Giuliano hacia Scarnafigi, donde nacen los restantes hijos de Chiaffredo padre de Sebastiano (el ancestro común de las ramas de Montes de Oca y Arequito).

(4) Hacia la segunda década del siglo XIX hay un movimiento que lleva a los Giuliano a Ruffia. Allí habría nacido:
  • El primer hijo de este Sebastiano (el ancestro común), de nombre Chiaffredo (c. 1817/1818; éste es el ancestro común de las ramas de Montes de Oca y Corral de Bustos) y
  • El primer hijo de Gio Battista (hermano del ancestro común, el nacido en Cervignasco), a quién también llamaron Chiaffredo (c. 1822). Lógico: ambos eran los primeros hijos varones y Chiaffredo era el nombre del abuelo paterno.
(5) Entre fines de la segunda década y comienzos de la tercera del siglo XIX, otro movimiento Giuliano los lleva a Barge, donde nace la segunda tanda de hijos de Gio Battista (el nacido en Cervignasco, hermano del ancestro común de las ramas de Montes de Oca y Arequito).

Entre 1825 y 1828 la familia parece dividirse. Chiaffredo padre de Sebastiano (el ancestro común de las ramas de Montes de Oca y Arequito) regresa a Saluzzo, con todos los hijos nacidos en Scarnafigi y con el segundo hijo nacido en Cervignasco (Gio Battista), menos Sebastiano, que permanecería en Barge.

En Saluzzo nace la última tanda de hijos de Gio Battista (hermano del ancestro común, segundo hijo de Chiaffredo).

(6) Hacia fines de la década del 30, fallece en Barge Chiaffredo, padre de Sebastiano (el ancestro común de las ramas de Montes de Oca y Arequito), con residencia en Lagnasco.

Veinte años después nace en Barge Gio Battista Giuliano (1851, hijo de Chiaffredo, ancestro común de las ramas de Montes de Oca y de Corral de Bustos). Antes había nacido, probablemente también en Barge, Sebastiano Giuliano (c. 1848; del cual desciende la rama de Corral de Bustos).

Diez años después fallece en Barge Sebastiano (el ancestro común a las ramas de Montes de Oca y Arequito).

Hay un movimiento posterior que divide a la rama de Barge y que debe haber tenido lugar antes de 1872, dado que en en esa fecha nace ya en Cavour el primer hijo de Sebastiano (rama de Corral de Bustos) (7).
Por su parte, el hermano Gio Battista (rama de Montes de Oca) se radica en Villafranca Piemonte (7’), que es la comuna donde le extienden en 1879, su certificado de buena conducta, previo a emigrar.

De allí, estas ramas partirán hacia a la América.

La belleza de la especulación

Mucho se habla de los destrozos y de los malos tratos que sufrieron los apellidos de nuestros antepasados italianos al llegar a Argentina. Todos conocemos a alguien cuyo apellido no es lo que solía ser en Italia -previo al momento que los abuelos o los bis pisaron el suelo patrio. Yo misma conozco varios casos, uno de los cuales está expresamente señalado en este blog: toda la rama Marconetti emparentada con mi bisabuela, cambió en el Puerto la o final del su apellido por la i con que hoy por hoy cierra. Hasta dónde sé, algunos descendientes de estos Marconetti han realizado gestiones para que se les reconozca el uso del apellido en sus dos formas: la original y la argentinizada.
Pero yo quisiera hoy presentarles el caso de un apellido que entiendo viene mal desde antes de llegar a Argentina. Nadie se asombre; cometer errores no es patrimonio exclusivo de la administración pública autóctona. Sin ir más lejos, mi bisabuelo Gio Battista Giuliano es un claro ejemplo de que el error humano no discrimina: nacido Giuliano, su certificado de buena conducta previo a viajar fue extendido en Italia bajo la forma Giulliano. Está bien. Comparado con lo que le sucedió al apellido de Bautista en territorio nacional, esto puede parecer un error menor. Han llegado a consignar como apellido su segundo nombre -Batista. Valga simplemente el ejemplo para demostrar que estos errores no sólo suceden en Argentina, y como presentación de una hipótesis que tengo respecto del apellido de mi abuela materna: Fertilani.
En alguna parte ya he dicho que Fertilani es un apellido raro. No hay un sólo Fertilani en toda Italia y el único que he encontrado en internet es una persona de Indonesia a la cual su padre nombró así (la verdad es que no sé si como nombre o como apellido) en honor de una gran compañía de fertilizantes que está radicada en la zona de su nacimiento.
Dejado en claro que hoy por hoy el apellido Fertilani parece no existir, también quisiera dejar en claro que ese es el apellido que consta en la partida de nacimiento de mi abuela en Italia. No hay ninguna duda: en tal documento el apellido consignado es, para mi abuela y mi bisabuelo, Fertilani.
Sin embargo, en la partida de defunción de mi abuela su apellido aparece escrito diferente. Uno lee con claridad: Fusilani.
El caso quedaría como un error más, si no fuera que en oportunidad del ingreso de mi abuela a Argentina, también es consignada bajo el apellido Fusilani. Qué casualidad, ¿no? Digo, que cincuenta años antes otra persona haya cometido el mismo error del mismo modo.
Trato de encontrar sentido a esto y pienso: es probable que, bastante atrás en el tiempo, el apellido original haya sido consignado de un modo erróneo, dando lugar al nacimiento del apellido en su versión actual: Fertilani. Pero no tan atrás, para permitir que mi abuela y mi abuelo tuvieran memoria del cambio e insistieran con repetir el apellido en una versión distinta.
Ustedes dirán: pero, ¿qué hay de Fusilani? ¿Existe como apellido? Lamentablemente, no.
Y es aquí que donde radica la belleza de la especulación. Si bien Fusilani no existe como apellido, sí existe Silani. Se preguntarán: ¿y qué hacemos con el fu?... Lo que hacemos es separarlo: fu Silani... En los registros antiguos, las personas eran consignadas de este modo: Fulano, figlio del fu Mengano. Si esa forma la transladamos, por ejemplo, al nombre y apellido de mi bisabuelo, Felice Fertilani, tendríamos: Felice figlio del fu Silani. El resto sería un error de lectura y transcripción. Pensemos que estamos hablando de documentos antiguos, quizá aún anteriores a mi bisabuelo, y pensemos en letras cursivas, escritas con pluma y tintero, no con birome.
Y lo mejor de todo: Silani, además de ser un apellido hoy por hoy existente en la Región de Emilia Romagna es un apellido con una raíz identificable: Silanus. Otro día hablamos de este origen.

Virginio Alberto Mario Bugoni, Cavalieri di Vittorio Veneto

En fin. Las cosas no siempre son como uno intenta que sean (mejores) y a veces debemos conformarnos con como son. Al menos por un tiempo.
Mi abuelo Bugoni fue honrado con la Onorificenza de la Orden de Vittorio Veneto, por su participación en la Primera Guerra Mundial. Fue nombrado Cavalieri, le dieron una medalla, un diploma y una pensión.

Esto es así. Es un dato de la realidad. Un hecho que no se modifica por la circunstancia de que de este lado de mi familia no hayamos podido conservar ni la medalla ni el diploma. Tampoco cambia la realidad el hecho de que yo no haya logrado obtener, de manos de quiénes conservan los mencionados elementos, una copia digital de los mismos. Finalmente, lo importante es la memoria y la honra. No los objetos.

Siendo así me puse a pensar: ¿tiene la culpa mi abuelo de que yo no pueda cargar una imagen en internet? ¿Voy a dejar de hablar del orgullo con que él exhibía su medalla porque no pueda mostrar una foto? ¿No es cierto que no?

Tampoco el abuelo Bugoni es responsable de que mis gestiones para obtener una constancia (ante el Palacio Quirinale, ante el Ministerio de Defensa, el Ejécito  y ante tantas otras instancias vinculadas al tema) no hayan dado resultado hasta el momento.

Existe alta probabilidad de que nada de esto llegue o vuelva a mis manos. Ni del lado familiar, ni del lado oficial.

Entonces recuerdo esto.
La antigua organización del Regimiento Alpino obedecía al lema di qui non si passa. Eran vigilantes de su territorio. El abuelo era Alpino, a mucha honra.

Algo debemos de haber heredado de quién fuera uno de tales valientes.  Entonces, poniéndonos un imaginario sombrero de Alpino, decimos: Di qui non si passa. Podemos haber perdido todo, pero no perdimos ni la memoria ni el orgullo. 
Estas son las líneas de batallas que nos tocan hoy, defender. En cuestiones genealógicas, como en tantas otras cuestiones de la vida.

Agradecemos http://www.webalice.it/giulorma/balbo_italo.htm la imagen que incorporamos a este texto.

Barge y sus parroquias

Me han llegado algunas consultas referidas a las autoridades eclesiásticas y Parroquias en la Comuna de Barge.

Así que aquí va algo de información acerca de ellas. Tenemos:

1)  Istituto S. Domenico
12032 Barge (CN)
10, VIA COTTOLENGO
tel: 0175 346137

2) Parrocchia Madonna Delle Grazie
12032 Barge (CN)
99, VIA PAESANA
tel: 0175 346134

3) Parrocchia Nostra Signora Di Lourdes E S. Pietro In Vincoli
12032 Barge (CN)
Fraz. Crocera
15/A, VIA CUNEO
tel: 0175 346186

4) Parrocchia S. Giovanni Battista
12032 Barge (CN)
PIAZZA SAN GIOVANNI
tel: 0175 346134

5) Parrocchia S. Martino
12032 Barge (CN)
117, VIA SAN MARTINO
tel: 0175 346186

Nos ha parecido interesante acompañar este listado con una traducción de la descripción que hace Vittorio Angus de la situación en la que se encontraba el cuidado espiritual de las almas en Barge en 1834. Decía Angus:
"En el pueblo viejo está una Iglesia Parroquial bajo la invocación de San Giovanni Battista, que ya fuera patrono de los antiguos señores y luego de los príncipes de Carignano. En el tiempo perteneció a la rectoría de Oulx. Fue reedificada en el 1740 bajo el diseño del arquitecto Bernardo Vittoni. Es remarcable por su bella construcción. Está decorada por pilastras del orden compuesto. La nave se presenta majestuosa a la vista... El campanario, único resto de la antigua ruina parroquial, es de construcción longobarda. Es cuadrado y tiene de alto ochenta metros.
No muy lejos de la Parroquia del pueblo viejo está la Iglesia de los ordenados bajo el título de la Santa Croce...
Bajo la jurisdicción de la mencionada parroquia existen oratorios campestres y la antiquísima Iglesia de la Certosa, eregida sobre el Monbracco y consagrada a San Salvador en torno al 1250.
La ventaja espiritual de los habitantes de Barge está dada por otras dos parroquias, una de moderno y vago diseño, consagrada a San Martino Vescovo y Vincenzo Martire; la otra antigua, y de orden semigótico, bajo el Patronazgo de San Pietro in vincoli..."
El nacimiento de mi bisabuelo fue inscripto en la Parroquia de San Pietro in Vincoli, lo que hace sentido en la medida que su abuelo y su bisabuelo, pese a estar sus atti di morte inscriptos en la Parroquia de San Martino, fueron a tomar su descanso definitivo en el Cementerio de Staffarda, que en el mapa podemos ver está cerca de la antigua Parroquia de San Pietro.
En lo personal no he tenido éxito intentando contactar a estas parroquias. Quizá hayan leído que estamos intentando confirmar algunos datos relacionados con Chiaffredo Giuliano. Hace tiempo venimos procurando obtener la Fé de Bautismo de su hijo Bautista, enviando correo postal y electrónico a la Parroquia y no hemos recibido respuesta. Les deseo entonces mejor suerte.

A propósito de la genealogía y el valor de la verdad

Hace unos días salió publicado en La Voz de Galicia una entrevista a Carlos de Aracil que, además de médico traumatólogo y diplomado en Heráldica y Genealogía, resulta ser Caballero de las Ordenes de Malta y del Santo Sepulcro.
Pese a ser una entrevista muy breve, varias palabras de este Señor me quedaron dando vueltas en la cabeza durante estos días… Hoy, mirando los tres votos que tenemos en la encuesta referida a valor de amigos vs parientes, me vuelven las palabras de este hombre que destaca el rol de la heráldica y de la genealogía. Y pienso: ¿por qué hay tanta gente a la que le interesa su genealogía? ¿Como puede ser que en un mundo en que no sólo los parientes en sentido lato, sino incluso el núcleo más pequeño de la familia cercana, están perdiendo tantos puntos, habemos tantos intentando encontrar a nuestros ancestros?

Cuando me pregunto esto, me vuelven las palabras de Aracil: “la historia no podemos olvidarla…La historia no puede borrarse. Por mucho que intenten ocultarla, la verdad acaba por salir a flote siempre…”

La verdad: yo no sé si la verdad sale a flote siempre. O sí. Pero quizá demanda mucho tiempo y esfuerzo y no siempre estamos dispuestos o en condiciones de ayudarla a salir… Además, seamos honestos, a veces la verdad incomoda: enfrentar la verdad tiene otros costos, además de tiempo, esfuerzo (y dinero).

Por ejemplo, ayudar a que la verdad salga a la luz puede significar estar colaborando con la muerte de una ilusión.

Dicen por ahí en la Biblia que la verdad nos hace libres.

En todo caso, me quedo pensando que si este buen hombre tiene razón, todos los que hacemos ricerca genealógica no sólo estamos intentando llegar a la verdad, sino, además, liberarnos. Cada quien sabrá de qué cosa.

Las Peñas en lo de Kegahl

Promesa cumplida. Aquí va la primera de las fotos en ocasión de una de las peñas que se organizaban en lo de Kegahl.
Esta es particularmente interesante porque, además de estar Kegahl (el Señor de anteojos), mi papá y Dorita Burgos (la señora que está sentada a su lado, la de perfil), se pueden observar algunos detalles interesantes...
Como las fotos colgadas en el mural de la izquierda, en el que está un retrato de mi mamá (la del velo...). Otras fotos que se distinguen: las de Lía Casanova, Barry Moral, Antonio Prieto (el de "Blanca y radiante va la novia"...)
También, el panel central con frases y caricatura de Kegahl y a la derecha, girando... Esta daría para una adivinanza. Sé que hay gente que nos lee que conoció el Estudio de Avenida de Mayo.
¿Qué exhibía Kegahl, como trofeo, colgándolo de las paredes?

En la foto que sigue, vemos a Kegahl y a Dicky Dávalos (el de Los Chalchaleros, sí), entre otros. Mi papá es el que está en el centro, abajo, de perfil, saludando al Señor Dávalos. Para lo que pueda servir, mi papá siempre decía que era hermano de leche de Dávalos. Respetando lo que aprendí gracias al Ingeniero Wendt, así sea.
Estas y otras fotos debo agradecerlas a mis padres, que las han conservado por tantos años.

Las Crónicas de Giavelli: Antonio, la medalla y el sillón

Volvemos a los Giavelli. Pero esta vez, ya en Argentina.
Concretamente a Antonio Giavelli (Argentera, Cuneo, Italia, 1873 / Avellaneda, Buenos Aires, Argentina, 1951), bisabuelo de marido, padre de su abuela materna.
Antonio era Jefe de Estación de Tranvías para la estación que funcionaba sobre Avenida Montes de Oca 1920, la larga de Barracas, por ese entonces.
Este ramal se inauguró, para ubicarnos, el 21 de febrero de 1873 (que cosa, no? Justo el año de nacimiento de Antonio...), por la Cía Ciudad de Buenos Aires. 
Tiempo después (julio de 1887) sería adquirido por la Cía Anglo-Argentina, fundada en Londres en 1876 para la ampliación de la red.
Conservamos de Antonio una hermosa medalla que le fuera entregada el 21 de diciembre de 1926, con motivo del cincuentenario de la Compañía de Tranvías Anglo-Argentina LTDA.
"Cincuenta años de continuo progreso" dice la medalla.
También conservamos su sillón. Sí, su sillón. Aquél que usó por años en la Estación, hasta que se jubiló (¿alrededor del treinta?).

Con criterio razonable, y sin necesidad de conocer el concepto de la usucapión, don Antonio se llevó la silla, que luego conservó su hija, que luego conservó mi suegra, que luego restauró marido y que hoy conservamos nosotros.

La llegada de los Bugoni a Argentina y el reencuentro con las instituciones

Ayer escribía respecto de los primeros años de la familia Bugoni en Argentina. Al hacerlo, me lamentaba por no tener información más precisa sobre su arribo. Como respecto de tantas otras cosas, no?
Vagamente me resonaba la voz de mi papá diciendo Principessa Mafalda... Pero: ¿y si la memoria me fallaba? Y si no me fallaba: ¿en qué año habían llegado exactamente?
Me puse a bucear en internet entonces, sin demasiadas expectativas y, tal como me suele pasar en estado de incertidumbre estructural, volví a recalar en Genargentina.
Allí leí:
"El Museo del Inmigrante: pasajeros...Posee la misma base de datos que el CEMLA, consistente en entradas y salidas de caso, consta el puerto de destino. En el Museo puedes pedir la búsqueda de un apellido en un rango determinado de años... Esta opción es más completa puesto que puedes hacer un análisis más profundo de los datos y con la documentación con que cuentas. También puedes solicitar información por e-mail..."
Dije: Y bueno, qué perdemos con probar de nuevo. Mucha expectativa no tenía, porque años atrás había intentado ya esa búsqueda, pero en el CEMLA, cuando recién se lanzaba, y nada había aparecido con relación a mis Bugoni.

Pues bien Señores, a darnos permiso para creer que no todas las cosas con el tiempo se degradan... Algunas prosperan, mejoran.
Hoy recibí respuesta vía mail, desde la gente del Museo del Inmigrante. En menos de horas, con respuesta favorable, completa y exacta, acompañada de dos preciosas imágenes, con los datos correspondientes al arribo de mi abuelo Bugoni y de mi abuela Fertilani, cuyos apellidos estaban erróneamente consignados en los libros de entradas de pasajeros, lo que hace más meritoria aún la labor del Museo.

Este organismo depende del Ministerio del Interior y funciona en el Antiguo Hotel de los Inmigrantes. Parece que su desempeño no tiene nada que envidiarle a otros organismos públicos extranjeros, superando, hasta dónde he podido comprobar, a sus equivalentes en Italia encargados de conservar y dar a difusión la información relativa a sus emigrantes salidos hacia Argentina a fines del siglo XIX.
Les dejo el correo electrónico del Museo: museodelainmigracion@migraciones.gov.ar
Moraleja: volvamos a intentar nuestras búsquedas infructuosas. Démosle otra oportunidad a la información que, de entrada, no aparece. Confiemos un poco más en nuestras Instituciones. Confiemos más en nosotros.

La imagen que acompaña este texto la hemos tomado del sitio del Museo. Corresponde al Muelle del Hotel de los Inmigrantes. Si miro bien, quizá vea a mis abuelos.

Todo tiempo pasado fue mejor

Pido disculpas al lector desprevenido que ha llegado hasta aquí esperando encontrarse con un blog rebosante de comentarios sobre el calendario maya y el 2012. No es el caso, por ahora. Estos son los primeros párrafos a los que he liberado y les he permitido tomen por la diagonal de modo descarado y sin tapujos...
También le pido disculpas al otro lector desprevenido que ingresó pensando encontrarse con un blog genealógico hecho y derecho, y terminó dando con estas reflexiones...
A los que ya están habituados a nuestros vaivenes temáticos y a los saltos conceptuales al vacío (que, dicho sea de paso, abundan en este espacio): ¿qué más que agradecerles?

A todos les pido paciencia. Y que le den una chance al texto que sigue.

Todo tiempo pasado fue mejor... expresión gastada, si las hay, en especial por aquéllos que no se resignan al cambio. Hoy quisiera utilizarla apelando a un sentido menos tradicional.

Todo tiempo pasado fue mejor, por la sencilla razón que antes, el tiempo duraba más.

Por un instante permitámonos pensar en el tiempo como si se tratara de un género, de una tela para la costura. Al fin y al cabo, el símil no es nuevo. Cuando uno dice: "queda mucha tela para cortar..." en principio quiere hacer referencia a que queda mucho para hacer, o mucho sobre lo que hablar. Indirectamente, esa expresión hace referencia a que queda mucho tiempo.

Desde la perspectiva de su durabilidad y al igual que las telas, el tiempo de hoy deja mucho que desear. Pongámoslo de este modo: si a todos nos cobraran el tiempo que nos toca vivir (de hecho, lo pagamos con la vida...) podríamos decir que nosotros estamos pagando por una hora, lo mismo que pagaban nuestros abuelos, y ellos lo mismo que sus padres y así, con la diferencia de que estamos recibiendo, a cambio, un tiempo devaluado: un tiempo que, en términos de tiempo, vale menos de lo que valía para la época de nuestros antepasados.

El tiempo ya no es lo que era.

Intento explicarme mejor. Les habrá sucedido sentir que el día transcurre volando... Varias veces habrán mirado el reloj y se habrán encontrado pensando, en especial en los últimos años..."¿cómo? ¿ya pasaron tantas horas?" O: "¿recién volvimos de las vacaciones y ya estamos de nuevo en Navidad?". Piensen... Todo con el que hablo comparte esta sensación. Que antes, hace varios años, el tiempo nos rendía más. Pasaba más lento.

Acá traigo a cuento a las abuelas y a las bis, que encontraban tiempo para hacer de todo: cuidar hijos, nietos y sus respectivos padres y abuelos, hacer de amas de casa (lo que incluía realizar tareas en las que hoy ni se nos ocurre pensar, salvo día especial en que uno deja todo y, por ejemplo, amasa), sin disponer ellas de los medios y comodidades de las que disponemos nosotros hoy (como harina en paquetes y amasadoras y hornos eléctricos). No. Ellas tenían que moler el grano, amasar a mano y, si es que no llegaban al extremo de juntar y cortar la leña (como hacía mi bisabuela Dominga Palmero), al menos debían cargarla y depositarla en la cocina económica... Y esperar que el hierro grueso calentara...
Hacían la mayonesa batida. ¿Quién prepara hoy, todos los santos domingos, mayonesa batida a mano, respecto de la cual se sabe, existen altas chances de que se corte y haya que repetir el procedimiento íntegro, si es que uno quiere terminar comiendo mayonesa y no cualquier otro mejunje.

Pero no acaba aquí todo lo que hacían nuestras abuelas: ellas bordaban ajuares con puntadas microscópicas, muy seguramente a la luz de lámparas de kerosene, tejían, cosían para la familia... podían escuchar a Bernardo de Bustinza y no perderse un capítulo... Hasta zurcían las medias de seda!!!. Lavaban (a mano) y planchaban toda la ropa (con plancha al carbón) por profilaxis... incluidos los pañales... y no los de un bebe, sino los de varios... lo que indica que también debían encontrar tiempo para cumplir con el débito conyugal... Iban a Misa; paseaban por el Pueblo. Y lo que es más importante: de regreso se paraban a charlar con las vecinas... con todas, para que ninguna se ofendiera. Y escuchaban en serio y disfrutaban de la charla, por la sencilla razón de que no estaban apremiadas por un tiempo líquido, que escurre más rápido que el de arena.
El tiempo les alcanzaba, incluso, para jugar a la canasta o a lo que fuera, y hacerse esos extraños peinados modernos con bananas que demandaban incorporación de rellenos para que quedaran como Dios manda y protección de redecillas que se tejían con el propio pelo, para dar al peinado el acabado perfecto. O no, y entonces le dedicaban un rato a ponerse los bigudíes, previo almidonado del cabello con agua de lino, porque no había spray fijador...
Y les alcanzaba también, si mal no venía, para hacer la huerta, criar hijos ajenos y contar historias familiares.

Ustedes dirán: ..."y si, la gente vivía mejor antes. Había menos responsabilidades, menos información, menos apuro... más calidad de vida. La gente no estaba estresada".

Es siguiendo este razonamiento que uno termina pensando que la culpa es de uno: no es que el tiempo pase más rápido... es que nosotros estamos acelerados y eso nos da la impresión de que el tiempo no nos alcanza...

Este pensamiento tiene dos facetas: la primera sería, de algún modo, acertada; la segunda no. Al parecer, sí que estamos acelerados, pero no en un sentido meramente psicológico sino en uno físico.

Hace un tiempo (diría ya unos diez años), me encontré con un artículo que versaba, promediando el texto, sobre este tema. Lo resumo: el planeta entero estaría acelerado o, mejor dicho, se vendría acelerando desde hace rato... ¿Qué quiere decir esto? que en vez de vibrar a la frecuencia que se estima es históricamente normal (7,83 Hertz o ciclos por segundo), la Tierra está vibrando cada vez más, y más rápido.

Según este artículo, como todo y todos vibramos al unísono con el planeta, desde 1999 estamos vibramos por encina de los 12 Hertz.

Cito:
"La resonancia de la tierra (Resonancia Schumann) ha sido de 7.8 hz / segundo por miles de años. Desde 1980 se ha elevado hasta 12 Hertz."
En el artículo se explica que este aumento en la frecuencia vibratoria del planeta se debe a un decremento o pérdida de la energía magnética de la Tierra, que se mide en Gauss. A medida que el magnetismo terrestre se acerca a cero, la vibración en Hertz se acelera.
Al parecer, el fenómeno nos afectaría directamente. Nuestras ondas cerebrales, que se miden también en Hertz, se clasifican en Beta, Alfa, Tetha y Delta. Las ondas cerebrales Beta se corresponden a las que presenta una persona en estado lúcido, de alerta, y van de 12 a 30 Hertz. Alfa, que sería el estado de relajación (como cuando se medita o se está en ensueños) se corresponde con ondas cerebrales que van de 8 a 12 Hertz. Las ondas Tetha (sueño profundo en la fase MOR -movimiento ocular rápido-, durante la etapa de ensueño más intensa) van de 4 a 8 Hertz y las Delta (estado de sueño profundo, sin soñar), de 1 a 4.

Resumiendo: a mayor relajación, menor frecuencia vibratoria. Lo que plantea esta gente es que no es posible alcanzar buenos niveles de relajación cuando la vibración circundante es tan elevada. Por el contrario, frecuencias vibratorias elevadas y mediciones de magnetismo en descenso dan por resultado, en laboratorio, conductas que van de estados ansiosos marcados, a violencia y pérdida de control.

Pero lo que me resultó más llamativo, fue la conclusión a la que llegan:
 "Esto significa que 16 horas equivalen ahora a un día de 24 horas"

Ustedes dirán: pero ¿y los relojes? ¿No siguen marcando un día de 24 horas? Pues bien, aquí viene la respuesta de elaboración propia. En principio, todos los relojes que funcionan a batería, son de cuarzo. El cuarzo, como mineral que es, vibra a la misma vibración que el resto del planeta. Por ende, los relojes marcarán 24 horas, pero son horas aceleradas. Devaluadas. Lo mismo sucedería con los grandes relojes atómicos, que comandan la hora mundial.
Los relojes mecánicos no cuentan (los a cuerda, los a péndulo...), porque son ajustados por el hombre base los anteriores, en el supuesto de que atrasan.

Para cerrar: si en la década del veinte Gardel se permitía repetir las palabras de Le Pera (un visionario, che) y decir "veinte años no es nada..." dentro de 20 años... 20 años serán, con suerte, menos que el parpadeo de las luces a lo lejos, que todavía tenía tiempo Carlitos de ponerse a adivinar desde la cubierta del barco.

Incluimos letra y música del tango, por si alguno ingresó buscando esto. Para que no se vaya con las manos vacías. Y se la agradecemos al sitio Zorzal Criollo, como corresponde.

Sobre la llegada de nuestros Bugoni a Argentina (versión corregida y ampliada)

En parte por haber fallecido mis abuelos cuando yo era muy pequeña y en parte también por no haberse dado de este lado de la familia una transmisión tan efectiva del anecdotario como sucedió del otro, lo cierto es que no sabemos tanto de los primeros años de los Bugoni en Argentina...
Lo que sí sabemos es que llegados, mis abuelos se instalaron en Villa Cañás, Provincia de Santa Fé, dónde en el año 1924 nace mi papá. Fueron años duros para la familia.
Al principio y según mi papá, vivían en una carpa de chala. Nunca pude saber con exactitud a qué se refería con esto. Calculo que debían vivir en alguna vivienda muy, pero muy precaria. Menos que un rancho, ¿no?.
Por ese entonces el abuelo Bugoni trabajaba, primero como peón y luego como encargado, en los campos.

Al poco tiempo, la familia se transladaría a la Ciudad capital de la Provincia de Córdoba, donde mi abuelo se haría cargo con relativo éxito de la Confitería La Ideal (o era ¿Las Delicias?... cómo lamento no poder repreguntar...) que era atendida por mi abuela.... Eso, hasta la década del treinta, en que la crisis llegó también a nuestro país y el negoció dejó de ir bien.

Dice mi papá, en unos de sus escritos:
"...lo clavaron como chapa floja; según el viejo si cobraba parte de ese fiado yo sería hijo de un califa. De allí nos mudamos a la localidad de Alto Alberdi y nos establecimos en el kilómetro 3 con un boliche de vino y una especie de almacén que se vendía a crédito -que también costaba trabajo cobrar..."
De por esos años es la anécdota de los viajes en carro...
"Mi viejo tenía un carro con un matungo que en ese entonces tenía más años que yo ..."
...de noche y con tormenta cubiertos papá y su hermana Adela con una lona que dejaba pasar el agua como si se tratara de tul, atravesando en el viaje riachos crecidos y zonas inundadas. Todo visto a través de los ojos de un niño que, por ese entonces, no tenía ni un solo juguete comprado.
"...De allí nos mudamos a la localidad de Ferreira donde mi viejo aprendió el oficio de armador de cemento armado -y su comienzo fue muy bueno porque aprendió el oficio de albañil que se ganaba mucha plata..."
Allí fue cuando la familia se transladó a Buenos Aires. Pero no quiero avanzar más en este relato sin mencionar uno de los pocos datos firmes que tengo del tránsito de la familia por Villa Cañás: el nombre del que habría sido padrino de bautizo de mi padre, además de testigo en su nacimiento. Lorenzo Belzer. El dueño de los campos en que trabajaba el abuelo Bugoni. Papá cuenta que era, hasta donde él recordaba, un señor paisano muy solidario y de gran relevancia para la comunidad.
Lo que he logrado agregar a esta historia es que Lorenzo Belzer tenía a su cargo la representación de los Campos Scala, Molineros y Cañás.
Quién sabe, con el tiempo sumemos algo más de información sobre este personaje.

Las fotos que he decidio compartir con ustedes, son de mi papá, de esos primeros años. Dios lo bendiga.-