Buscando descendientes de José Ma. SOLA

Hola!
Hemos escrito un par de líneas ya sobre el Maestro Solá de Montes de Oca. De esas líneas traigo a cuento unas hoy, tomadas de mano de otro Maestro de ese Pueblo, Don Jesús Villareal, que fuera Maestro de mi madre, así como Solá lo fue de mi abuela. Decía Villareal en 1943:
"Como maestro me hago un deber en rendirle desde estas columnas, mi modesto homenaje anticipándome al que quizá algún día le rindan quienes deben hacerlo"
¿En quién estaría pensando Villareal cuando, hace más de sesenta años, escribió esta frase?  ¿Pensaría en la posteridad? Puede ser, porque habla de que, con el deber que él toma a su cargo, se anticipa a un homenaje, futuro y eventual... a cargo de otros diferentes a él mismo.
Sin embargo, a la hora de señalar ese deber, Villareal utiliza un 'deben' absoluto y actual. Como si los obligados moralmente ya estuvieran presentes, y a ellos, no a la posteridad, les estuviera hablando.
Es llamativo que este párrafo esté incluido en una columna intitulada: "El problema cultural de Montes de Oca"... En general, nada en toda la Revista sugiere que Montes de Oca tuviera problemas, excepto éste sobre el que Villareal no se extiende más.

Reconocer. Reconocer es una palabrita interesante. Para empezar es eso que los griegos llamaban un palíndromo. En cristiano: una palabra capicúa: una de esas que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda... Una palabra circular.

Pero, además de ser circular por ser palíndromo, reconocer es circular en su esencia: es repetir el acto de conocer, pero esta vez, saliéndonos de la cerrazón en la que se encuentra uno, que se cree centro, y abriéndose y encontrándose con el otro, el que, a su vez, nos devuelve conocimiento sobre nosotros mismos. Como un espejo.

Eso es lo que hizo Villareal: un acto de reconocimiento respecto de José Ma. Solá, pese a que él mismo comenta:
"...no son pocos los padres de familia de hoy, que en este pueblo pueden decir de su obra con más conocimientos que el que escribe, a travéz de lo que he podido recoger de boca de los propios beneficiados en este y otro pueblo..."
Hoy, ya en el Centenario de su llegada al Pueblo, se aproxima la oportunidad de rendirle homenaje a Solá. Quizá el Día del Maestro. Quizá reencontrándonos con sus descendientes... aunque, hasta dónde sabemos José Ma. Solá no tuvo hijos... pero sí una hermana, de nombre Eulogia...Y toda una familia en Buenos Aires que, cuando gracias a la intervención del hermano de mi abuela Maria Vaieretti, tomó conocimiento del estado de salud del Maestro Solá, fueron a buscarlo a Montes de Oca y lo llevaron consigo de regreso a Buenos Aires.

Como fuere, homenaje y reconocimiento, para cumplirle a Villareal, debieran ir de la mano. Homenaje es un acto solemne: un discurso emotivo, una placa, flores... Reconocimiento es eso y algo más. Quizá, examen de conciencia y contrición.