Leemos:
"La genealogía ayuda a resolver cantidad de interrogantes y, por eso, hace bien. "Un psicólogo que vino al curso de genealogía que dicto comentó que la genealogía era terapéutica, ya que para las personas que cortaron con sus antepasados, descubrirlos y volverlos a unir en un árbol genealógico era un medio psicológico para curar antiguas heridas"Vivimos un momento decisivo de la historia, momento en que debiéramos poner un poco más de onda en esto de intentar ver las cosas de un modo diferente, de encarar la vida de un modo diferente. De valorar las cosas desde otro lugar, pensando no sólo en lo que nos hace sentir bien en lo individual e inmediato, sino en lo que nos hace ser mejores personas y, por tanto, mejores comunidades humanas.
Nadie discute que la genealogía sea terapéutica. Pero es lamentable que sigamos leyendo la realidad desde un individualismo tan extremo. Una visión que se limita a resumir la cuestión de la ricerca genealógica en términos tan limitados, además de mezquina, es lamentablemente risueña.
Puestos a ensalzar la genealogía desde el ángulo de que "hace bien", insisto en la necesidad de pensar más como los griots y menos desde la perspectiva que adoptan este conjunto de ideólogos del consumo que transforman la historia en algo bueno de ser aprehendido, porque "sana heridas".
Una cosa es volver a poner en el centro al hombre. Otra muy distinta es que "el hombre" y su placer o displacer se vuelvan una agujero negro que termine comiéndose el universo.
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