Los que he conocido que la conocieron a ella destacan su gran generosidad y sentido del humor. Siempre solícita. Siempre dispuesta.
Pero mi abuela María tenía una ventaja mayor: era muy perseverante. Muestra de su carácter es que se las arregló para llegar a tener dos hijos, Ildo y Nelly, contradiciendo al doctor que le había recomendado ni siquiera pensar en el primero.
Sin madre que le enseñara, María había aprendido a manejar la casa a la perfección. Bordaba, cosía y le gustaba hacer todo tipo de manualidades. Algo de esto se lo había enseñado su padre, Gerónimo. Dar las primeras puntadas y cocinar polenta taragna. Pero el resto lo aprendió sola: desde dedicarse a ser ayudante de su maestro de escuela, como alumna avanzada del último grado que era hasta ordeñar exitosamente una vaca o mantener conversaciones en catalán con la abuelita Colomé.
María leía mucho y sabía contar historias muy bien: con el tiempo se constituyó en algo así como la memoria viva de la familia y de las familias allegadas: respecto de todos tenía un recuerdo, algo para destacar. Gran parte de lo que venimos compartiendo en este espacio -las canciones, los nombres, los parentescos, los lugares, los dichos y refranes- lo sabemos porque María se encargó de valorarlo y de transmitirlo de un modo tal, que esa memoria logró superar la barrera del tiempo.
Es gracias a los relatos de María, que hoy sale del olvido una figura grande: la del Maestro Solá, Director y único maestro de la Escuela Fiscal N° 264 de Montes de Oca, desde el año 1910. Cuando este apóstol de la enseñanza entra en la vida Montes de Oca, mi abuela María contaba con 6 años. María llega a su cuarto grado ("que para la época era como un séptimo" agrega mi mamá) y pasa a ayudar al Maestro con los alumnos más pequeños. Casi un centenar de niños en la escuela era como demasiado para un sólo Maestro.
El maestro Jesús Villareal, que en los cuarenta ocupó ese cargo de Director (ya en la época en que era mi madre la que concurría a ese escuela) tuvo palabras de reconocimiento para con ese gran hombre.
"Fue este maestro de verdad quien, en 10 años de actuación, logró con su capacidad y trabajo, prestigiar la escuela. De su labor y dedicación, como así de su abnegación y sacrificios, hay recuerdos gratos y no son pocos los padres de familia de hoy, que en este pueblo pueden decir de su obra con más conocimientos que el que escribe; a travéz de lo que he podido recoger de boca de los propios beneficiados en este y otro pueblo, sólo puedo decir que fué maestro de verdad y serlo en aquellos tiempos, era ser héroe y mártir. Como maestro me hago un deber en rendirle desde estas columnas, mi modesto homenaje anticipándome al que quizá algún día le rindan quienes deben hacerlo."
No sabemos si este homenaje del que habla Villareal en el Periódico La juventud de mayo de 1943, llegó a efectivizarse. Sí podemos decir que no hemos encontrado ninguna referencia a su persona y a su actuación, en ninguno de los pocos sitios en internet en los que se cuenta algo sobre la historia de Montes de Oca y su gente.
En su caso, hacemos propias las palabras del Maestro Villareal para que valga este recuerdo que tenemos del paso del Maestro Solá, como modesto homenaje al aproximarse el centenario de su designación como Director y Maestro en la Escuela Fiscal de este querido pueblo.
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