Cambio climático: una mirada desde la historia (familiar)

Tiempo atrás compartimos una historia de vides, de Marconettos y de Giulianos... En otra hablamos de las vides y los vinos de Saluzzo.
Es así que hoy tenemos la oportunidad de reflexionar sobre el tema del cambio climático, vinculándolo con la historia de nuestra familia.
Vivimos en un periodo en el que, se nos dice, estamos siendo afectados por el calentamiento global. Todo mundo parece estar más o menos de acuerdo en que ese calentamiento coincide con incrementos en los niveles de CO2 en la atmósfera.
Sin embargo, los expertos no se ponen de acuerdo en torno a las causas principales que provocan el fenómeno: algunos vienen señalando que es atribuible a la actividad humana, mientras que otros (que tildan a los primeros de, calentólogos), afirman con vehemencia (diría, con tono desesperado) que ese calentamiento es parte de un proceso de tipo cíclico natural, en el cual tendrían la mayor influencia factores ajenos a la intervención y decisión humanas, como la actividad solar.
Para éstos últimos y en general para todos los estudiosos del paleoclima, la normalidad terrestre está dada por largos períodos de frío, interrumpidos por breves episodios cálidos, a los que llaman veranos interglaciares. Estos expertos mencionan como antecedente más cercano al actual, un verano interglaciar que tuvo lugar en la Edad Media: el llamado por los climatólogos cálido medieval. 
Aproximadamente en el año 950, la Tierra hizo un pico de temperatura, tras un período de incremento que le llevó 150 años. Para algunos, ese pico fue superior al que está haciendo nuestro planeta ahora.

También conocido como óptimo climático medieval o anomalía climática medieval,   este veranito del 700 al 1300 DC fue sucedido por la denominada pequeña edad de hielo, que se extendió hasta el siglo XIX, cuando inicia la actual etapa de calentamiento en la que vivimos. Fue allí cuando a los Giuliano y a los Marconetto se le empezaron a chamuscar las vides con heladas fuera de época, a dañarse con el granizo abundante y a empestar las plantas jóvenes por causa de la gran humedad.

Hasta la llegada de los calentólogos, los períodos cálidos interglaciares fueron calificados por los climatólogos siempre como óptimos climáticos, debido al impacto positivo de un clima más suave sobre la actividad económica regional. Por ejemplo: se dice que durante el óptimo climático medieval los vikingos se aprovecharon de la desaparición del hielo en los mares para colonizar Groenlandia y otras tierras aún más lejanas. También, el cultivo de la uva y la producción de vino crecieron tanto en el norte de Europa como en el sur de Bretaña. En general, toda la agricultura se expandió notablemente... Se afirma que durante este período la población de Europa se multiplicó por tres o por cuatro.
Coincidiendo con el cálido medieval, la humanidad se lanzó a una etapa de inmenso desarrollo tecnológico y científico: los caballos fueron reemplazados por arados, comenzaron a utilizarse las bridas, se introdujo el concepto del barbecho y de la rotación de los cultivos, se incrementó y varió en composición la producción alimentaria… se expandió la frontera agrícola, se comenzaron a desmontar bosques y a drenar pantanos… se extendieron carreteras y puentes, surgieron centros textiles de tipo preindustrial, se comenzó a desarrollar la industria metalúrgica, con acero a la cabeza… Surgieron numerosos centros urbanos que fueron interconectados gracias al aumento creciente de la producción y del intercambio comercial.
La arquitectura se desbocó junto con la actividad de construcción de las grandes catedrales… aparecieron y se consolidaron grandes centros de estudio y de generación de conocimiento y saber en manos de nuevas órdenes monásticas como las del Cister… Comenzaron a acumularse fortunas y aparecieron los primeros bancos modernos y los primeros centros financieros del mundo…
Entonces: ¿por qué solemos pensar en la Edad Media en términos de edad oscura?
Por oscurantismo se entiende, en general, una postura de oposición sistemática al progreso. Básicamente: rotunda negación al cuestionamiento de dogmas y, concomitantemente, una profunda aversión a la difusión del conocimiento más allá de determinados límites.

En este sentido, la Edad Media puede seguir siendo calificada como oscura, pese al óptimo climatológico, a la revolución agrícola y a todo el resto de los avances sociales que se verificaron en esa época. Veamos: procesos de deforestación masiva, masivos también procesos de migración rural como consecuencia de la pérdida de fuentes de trabajo, desarraigo; centros urbanos colapsados, en especial en lo que respecta a su infraestructura, condiciones habitacionales y sanitarias… enfermedades, pestes y epidemias… fragmentación creciente de los centros de poder, de disputas entre esos centros, de abandono de ciertos avances del conocimiento, en especial del filosófico y del jurídico, de concentración de la riqueza y, paralelamente, de hermetización del saber y del conocimiento… redundando en pobreza e ignorancia de una masa que conforma la base de una pirámide social edificada sobre estamentos con poca chance de movilidad ascendente.
Si bien  el cálido medieval coincidió con una época de florecimiento en algunos ámbitos del quehacer humano, también coincidió con una etapa de estancamiento y retroceso en otros planos: proliferación del pensamiento único, nuevas y mejores formas de hacer la guerra, precarización de las condiciones y de la calidad de vida, inseguridad, temor, fanatismo, superstición… grandes brechas, gran polarización.
Casual o causalmente, fue un momento histórico en que el hombre dejó de ser considerado centro y en que la relación del hombre con la naturaleza se desbalanceó y terminó quebrándose.
Quizá es en este sentido que se habla de la Edad Media como una época de decadencia. De pérdida del humanismo y del valor de lo humano, que luego se propone recuperar el Renacimiento. Pensar que en este proceso han tenido influencia determinante las condiciones climatológicas parece un concepto demasiado decimonónico como para plantearlo hoy día. Sin embargo, es interesante reflexionar en torno a un período que quizá comparta alguna nota común con el que nos toca vivir hoy y plantear, a modo de interrogante, si así como tuvo lugar un Renacimiento luego de la Edad Media, para que el hombre pudiera volver a ser puesto en el centro de la escena, no estaremos a las puertas de un nuevo renacimiento para nuestra sociedad actual, renacimiento que acompañe procesos de democratización de acceso a los beneficios de los avances científicos y tecnológicos, de promoción de la diversidad y de pensamiento crítico, de cuestionamientos, de movilidad y de dinamismo cultural. De confianza en el hombre y en su capacidad de hacer grandes y buenas cosas.
Si para eso dependemos de una nueva pequeña edad del hielo, como la que atravesó el mundo para renacer tras la época medieval, bienvenida aquélla sea.

Aquí nuestro agradecimiento al sitio de donde hemos tomado las imágenes que acompañan este post.

1 comentario:

  1. Con el ikaite los científicos han demostrado recientemente que las variaciones climáticas del último milenio han tenido un impacto en la Antártida.

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