Por razones de trabajo estoy cansada de leer respecto de la importancia de las redes... no ya de las que se arman ahora en internet, sino de las más abstractas... de las redes como concepto, como forma de encarar nuestra vida de relación en comunidad.
Todo mundo habla hoy de que moverse en red es estratégico. Como una ventaja competitiva para cada individuo y para cada grupo social. Se dice: la red multiplica, la red potencia...
Ahora: nadie dice, o por lo menos, nadie que yo haya leído, la clase de personas que hace falta para conformar estas redes: personas abiertas, solidarias, personas que tengan voluntad de compartir. Personas que tomen como propias las causas ajenas. Personas cuyo desinterés les permita interesarse en aquéllo que no les reditúa más que la satisfacción de ser útiles. De aportar constructivamente al conjunto del cual se sienten parte. Personas dispuestas a formar un conjunto valioso, cuyo valor va siendo dado por la calidad humana de cada uno de los individuos que lo integran y por el efecto multiplicador que cada uno, funcionando en esa red, ejerce sobre el valor individual y lo convierte en uno de tipo colectivo.
Luego de casos como el de General Villegas y de la polémica que éste abrió en torno al uso de internet, así como el caso de los chicos que convocan por facebook a las rateadas masivas... me quedo pensando que la parte más importante de las redes hoy, no es la tecnología, no es siquiera la red. La parte más importante es, como siempre, la persona: tantas cosas buenas podemos hacer con buenas personas unidas, como cosas malas cuando, las que se unen, son personas que han perdido el norte en materia de valores.
Todo esto viene a cuento de La Mariolá, de la gente que andaba buscando la traducción de la letra de esta canción y del pedido de ayuda que lanzamos a través del blog. Del estimadísimo Hugo Alloa y de su siempre bien dispuesta actitud para colaborar con otros.
Ojalá algún día nos demos cuenta de que lo que más necesitan los hijos para crecer como buenas personas no son computadoras, no es alfabetización digital, no es educación sexual... Lo que más necesitan son ejemplos de personas cercanas y reales (padres, madres, padrinos, parientes, amigos de familia...), que les hagan ver que ser buenas personas es no sólo posible, sino imprescindible, para vivir en comunidad.
Para vivir en red, y no enredados.
¿Respondo o no respondo? Si no lo hago, podrá pensarse que tus palabras no han llegado a mis oídos, o más bien, a mis ojos, o que si llegaron, no suscitaron ningún interés, y esto sería todo lo contrario de lo que experimenté leyendo tu sabio comentario. Si lo hago, podrá pensarse que es únicamente por el halago de que soy objeto... Entonces... bueno... que se piense lo que se piense... Ahí va mi agradecimiento, pero no por lo que me toca sino por tus reflexiones acerca de lo "enredados" que nos encontramos en las tan famosas redes de la modernidad. Lo tuyo es un llamamiento a la ayuda, la solidaridad y la reciprocidad, al que uno mi voz desde la distancia, no tanto geográfica como espiritual.
ResponderEliminarUn abrazo
Mirá cómo son las cosas amigo, que cuando se me cruzó escribir el post pensé algo semejante a la duda que te entró a vos.
ResponderEliminarPero es cómo decís vos... qué se piense lo que se piense. A veces se me ocurre que se puede pensar que me voy por las ramas, que pierdo el norte... en el sentido del foco genealógico. Pero ¿de qué sirve la genealogía si no es para darnos ese sentido de comunión en torno a buenas cosas? Darnos esperanza, darnos motivación, qué sé yo, lo que nos de fuerzas no?, para seguir adelante.