Este período se asocia con una etapa primitiva de la humanidad. Una época en que la religión giraba en torno al arcaico Culto de la Diosa Madre.
Hay quienes consideran que este tipo de organización social, en el que las mujeres desempeñaban un papel tan relevante como centro de la vida comunitaria y familiar se explica en función del espíritu más libre de los hombres.
Dice asi Hayes:
"... los núcleos de población se agruparon ante todo alrededor de las madres, pues las mujeres por su condición más sedentaria cultivaban con sus hijos los campos constituyendo, por tanto el protoplasma de la vida social..."Otros han explicado esta etapa en función de la ignorancia.
Leemos:
"El sociólogo escocés (Mac Lennan) parte del supuesto de que la incertidumbre de la paternidad fue lo único que determinó la fase matriarcal..."Por lo que se dice, el mundo primitivo era cosa de mujeres porque eran ellas las que tenían a su cargo funciones primordiales (tanto por su importancia como por su carácter esencial o primero). No sólo cultivaban los campos y se encargaban de brindar sustento a los hijos, sino que, además, transmitían el linaje, la propiedad y la herencia. Era, lo que se dice un mundo matrilineal. Un mundo que, naturalmente, replicaba esta idea en lo político: eran las mujeres las que se sentaban en los tronos o las que, eventualmente, habilitaban a que el consorte (hombre) pudiera sentarse en él.
Un mundo lejano, estrogenocéntrico y ginecocrático, que hasta Freud terminó reconociendo que pudo haber existido, generalizado, al menos en lo que se refiere a la transmisión matrilineal del linaje (cuestión no menor por cierto, habida cuenta de sus connotaciones).
Dice el buen hombre:
"Es muy probable que la transmisión materna haya sido en todas partes la primitiva, reemplazada más tarde por la transmisión paterna..."Todo esto es cosa dicha, como también los es la más que agotadora vinculación del matriarcado y del matrilinaje con términos tales como primitivo y arcaico.
Hasta Herodoto se suma a este discurso, cuando describe a los licios:
"Los licios traen su origen de la isla de Creta, que antiguamente estuvo toda habitada de bárbaros. Cuando los hijos de Europa, Sarpedon y Minos, disputaron en ella el Imperio, quedó Minos vencedor en la contienda y echó fuera de Creta a Sarpedon con todos sus partidarios. Estos se refugiaron en Myliada, comarca del Asia menor, y la misma que al presente ocupan los licios. Sus habitadores se llamaban entonces los Solymos... estos vinieron con el tiempo a mudar de nombre, y tomando el de Lyco, se llamaron licios. Sus costumbres en parte son cretenses y en parte carias; pero tienen cierto uso muy particular en el que no se parecen al resto de los hombres, y es el de tomar el apellido de las madres y no de los padres; de suerte que si a uno se le pregunta quién es y de qué familia procede, responde repitiendo el nombre de su madre y el sus abuelas maternas. Por la misma razón, si una mujer libre se casa con un esclavo, los hijos son tenidos por libres de nacimiento; y si al contrario un hombre libre, aunque sea de los primeros ciudadanos, toma a una extranjera como esposa o concubina, los hijos que nacen de semejante unión son considerados como infames..." (el subrayado es nuestro)
Toda esta reflexión me surge a partir de los resultados que han arrojado los estudios relacionados con el ADN mitocondrial, la Eva mitocondrial y la genealogía basada en la matrilinealidad de la transmisión de ese ADN... Digo: qué cosa, ¿no?.. que los pueblos primitivos tuvieran un sistema político normativo de transmisión de linaje matrilineal... Y qué cosa, ¿no? que la más antigua de las siete evas mitocondriales de la que habla Sykes, haya vivido en lo que actualmente conocemos como Grecia hace unos 45 mil años...
Hace tiempo que Creta se me representa como uno de los vestigios más antiguos de una civilización pretérita, de lo más avanzada, a la que se ha catalogado, con toda razón, como la primera cultura urbana de Europa.
Y, como colofón, un concepto abrumador, de base, que si no fuera por Plutarco, ni modo hubiera caído en la cuenta de su trascendencia.
Leemos:
Metrópolis cretense: la ciudad madre (metris) y no Patria (de patris, padre)... Esto, de la mano del mito de Demeter y la inmortalidad del principio femenino... ¿Será que los cretenses y otros habitantes del mundo antiguo intuían (¿o quizá, recordaban?) la existencia de la genealogía mitocondrial?
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