A propósito de la genealogía y el valor de la verdad

Hace unos días salió publicado en La Voz de Galicia una entrevista a Carlos de Aracil que, además de médico traumatólogo y diplomado en Heráldica y Genealogía, resulta ser Caballero de las Ordenes de Malta y del Santo Sepulcro.
Pese a ser una entrevista muy breve, varias palabras de este Señor me quedaron dando vueltas en la cabeza durante estos días… Hoy, mirando los tres votos que tenemos en la encuesta referida a valor de amigos vs parientes, me vuelven las palabras de este hombre que destaca el rol de la heráldica y de la genealogía. Y pienso: ¿por qué hay tanta gente a la que le interesa su genealogía? ¿Como puede ser que en un mundo en que no sólo los parientes en sentido lato, sino incluso el núcleo más pequeño de la familia cercana, están perdiendo tantos puntos, habemos tantos intentando encontrar a nuestros ancestros?

Cuando me pregunto esto, me vuelven las palabras de Aracil: “la historia no podemos olvidarla…La historia no puede borrarse. Por mucho que intenten ocultarla, la verdad acaba por salir a flote siempre…”

La verdad: yo no sé si la verdad sale a flote siempre. O sí. Pero quizá demanda mucho tiempo y esfuerzo y no siempre estamos dispuestos o en condiciones de ayudarla a salir… Además, seamos honestos, a veces la verdad incomoda: enfrentar la verdad tiene otros costos, además de tiempo, esfuerzo (y dinero).

Por ejemplo, ayudar a que la verdad salga a la luz puede significar estar colaborando con la muerte de una ilusión.

Dicen por ahí en la Biblia que la verdad nos hace libres.

En todo caso, me quedo pensando que si este buen hombre tiene razón, todos los que hacemos ricerca genealógica no sólo estamos intentando llegar a la verdad, sino, además, liberarnos. Cada quien sabrá de qué cosa.

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